La ría de Arousa se moviliza contra la mina de Touro porque “contaminará el río Ulla”.

La última vez que el sector marítimo de la ría de Arousa se unió fue para frenar la Lei de Acuicultura. Y lo consiguió. Dos años después, las cofradías de pescadores de ambos márgenes de la ría, agrupaciones de mejilloneros -incluido el Consello Regulador- y otros colectivos del sector han vuelto a hacer piña, en esta ocasión para que la Xunta no autorice la ampliación de la mina de cobre de San Rafael, ubicada en los municipios de Touro y O Pino, en plena cuenca hidrográfica del Ulla, río que proporciona el principal aporte de agua dulce a la ría de Arousa.

Bajo el paraguas de la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa (PDRA), el sector marítimo arousano emprenderá una campaña tanto en O Salnés como en Barbanza para informar a los vecinos del “grave impacto” -tanto a nivel ambiental como productivo- que tendrá el megaproyecto minero para el Ulla y para toda la ría de Arousa, de la que viven directamente 30.000 familias. “Los vertidos de la propia actividad minera y los depósitos de almacenamiento de residuos son de tal magnitud que van a afectar a la calidad de las aguas del Ulla, y por tanto, a las de la ría de Arousa. El futuro de miles de familias está en juego y también el tejido socioeconómico de todos los pueblos y villas de la ría”, advierte la Plataforma en los escritos remitidos a la Consellería do Mar y a la de Economía e Industria para que la consideren “parte interesada” en el procedimiento y así poder tener acceso a los informes de la macroexplotación minera, cuyo proyecto salió a exposición pública en pleno mes de agosto, espeta el portavoz de la Plataforma, Xaquín Rubido.

Además del reparto de folletos y de las charlas por parte de geólogos y biólogos, los colectivos presentarán mociones en todos los Ayuntamientos arousanos, y al igual que en la movilización contra la Lei de Acuicultura, intentarán que sean presentadas por los alcaldes de cada municipio. En el caso de A Illa, el patrón Juan José Rial Millán apuntó ayer que la problemática ya fue expuesta a todos los partidos isleños y que se llevará a pleno en enero.

Los pósitos y agrupaciones marítimo-pesqueras quieren dar a conocer a la población de la ría de Arousa las nefastas consecuencias que aseguran tendrá la reapertura de la mina de San Rafael.

Riesgo para la salud

Además de afectar a la calidad del agua del Ulla y de la ría, y por tanto a los sectores productivos, advierten que también se verá perjudicado el turismo e incluso la propia salud de las personas porque “el agua potable que utilizan más de 155.000 habitantes llevará los contaminantes de la mina”. Recuerdan que los concellos que captan agua del Ulla por debajo de la mina son Vedra, Boqueixón, Teo, Padrón, Dodro, Rianxo, Boiro, A Pobra do Caramiñal, Ribeira, Pontecesures, Valga, Catoira y Vilagarcía.

La Plataforma en Defensa da Ría explica que para separar el cobre de las rocas molidas se utilizarán 14.825 toneladas de compuestos químicos “con distinto grado de peligro para el medio ambiente y las personas (irritantes, tóxicos, alergénicos, cancerígenos) que van a quedar indefinidamente almacenados en las balsas de lodo contaminantes”.

Las cofradías arousanas añaden que los cursos de agua de la mina drenan hacia el río Ulla, lo que “significa que durante décadas toda la contaminación que sea arrastrada por el agua desde la mina irá trasladándose siempre hacia el río y hacia la ría de Arousa. Los peces jóvenes son particularmente vulnerables a los metales pesados, y también los moluscos, que son filtradores y necesitan agua de calidad”. Avisan que ya con las dimensiones actuales, “después de 30 años de funcionamiento de la mina, los afluentes del Ulla están seriamente dañados, pues en sus aguas prácticamente no hay vida”.

Faro de Vigo

Estaciones sin avisos en los tiempos de las telecomunicaciones.

Al lavado de cara que se llevará a cabo le faltan dos grandes reclamos: los paneles digitales y la megafonía que alertan de posibles retrasos.

Salta a la vista. Poco o nada tienen que ver la estación de Vilagarcía con la de Catoira y Pontecesures, que fueron relegadas a la categoría de apeaderos con la creación de la nueva vía. Siguen funcionando, de puertas para afuera. Los trenes, para satisfacción de la plataforma de Defensa del tren de proximidad Vilagarcía/Santiago y de sus usuarios, continúan circulando por ambas; pero las estaciones cerraron a cal y canto. Eso, vuelve a saltar a la vista, ha repercutido en ambos espacios. Solo en la parada de Catoira se mantiene una pequeña sala de espera, pero casi se agradece más el techo que cubre el andén en la de Pontecesures. Javier Pérez espera al tren de las 13.30 horas desde el exterior. Llovizna, pero no lo suficiente para correr a resguardarse. «La estación necesita ser acondicionada», señala, a la espera del tren que le llevará a Santiago. De ahí, partirá a Madrid, donde trabaja. Vuelve al municipio vikingo siempre que puede: su apuesta para todo el trayecto es el tren. Tiene bien estudiadas las frecuencias.

Si en el interior de la sala de espera de Catoira pueden verse pintadas como «canto polvo e eu a dos velas», el exterior no está mejor cuidado. Falta la puerta que lleva a la sala, que cuenta con un pequeño banco y no resulta nada acogedora para quien tenga que hacer tiempo. Sobre si se le dará una nueva cara, Adif anunció un plan de mejoras para diversas estaciones y apeadores en Galicia, tanto en uso como en desuso. El alcalde del municipio, Alberto García, señala «es una petición que se realiza cada cierto tiempo pero no tengo constancia de que se vayan a hacer».

En la vecina Pontecesures el número de pintadas es menor. Los trabajos de mantenimiento, tal y como señalan tanto el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage; como desde Defensa del tren, ya han comenzado y la fachada ha recuperado su color: falta borrar las pintadas sobre las puertas verdes y otras obras «de acondicionamiento». Es Luís Ángel Sabariz quien indica que «se espera que se pongan solución a las goteras de la marquesina, la zona de jardines y el segundo andén, cuya marquesina presenta un total estado de abandono».

Aunque desde Defensa del tren de proximidad señalan que «estas actuaciones siempre impulsan un poco más» la utilización de este transporte, lo más importante es equiparar los apeaderos de Catoira y Pontecesures al de padrón. ¿Cómo hacerlo?. «Con la instalación de megafonía y señalización alfanumérica». Si bien cuentan con un cartel con los horarios actualizados, a fecha de 22 de junio de este año, no hay forma de enterarse de los cambios de vía o de si los trenes vienen con retraso. También añadirían alguna frecuencia más: echan en falta el tren que salía a las ocho de la mañana de Pontecesures hacia Vilagarcía. «Desde las 06.37 hasta las 10.36 no hay ninguno y hay mucha gente que necesita ir a primera hora para hacer trámites», señalan. Además, muchos de los trenes que van desde Santiago a la capital arousana, lamentan, «no paran en Catoira».

Seage coincide con la plataforma al señalar que las estadísticas de Adif no se corresponden con la realidad. La prueba: se registran más bajadas en ambas estaciones del Baixo Ulla que subidas. «Al no haber taquillas y darse la opción de coger el billete en el tren, las veces que no pasa el revisor no cuentan como viajes realizados», indica el alcalde.

Pasos a nivel

En Catoira no hay este problema, pero en Pontecesures los pasos a nivel se ven tanto en la estación como en el pueblo. «Nuestra principal preocupación es la situación de Porto, entre la avenidad dos Namorados y la calle Fontaíña, hay que mejorar ese paso a nivel», señala el alcalde. En cuanto a la estación, aunque Emma Jamardo y otros de los vecinos que bajan habitualmente en el tren que llega al municipio a las 14.17 horas desde Santiago señalan que «suelen llegar a la vía tres, pegada la apeadero»; la forma de cruzar de un lado a otro es el paso a nivel que está situado a la altura de Alfolí y que cuenta con las barreras elevadas oportunas. El que está justo enfrente a la estación, por su parte, estás supuestamente inutilizado por no contar con las medidas de seguridad oportunas.

La Voz de Galicia

Adif mejora los apeaderos del tren de cercanías en Pontecesures y Catoira.

El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) anunció “un plan de mejora para diversas estaciones y apeaderos de ferrocarril en Galicia, tanto en uso como en desuso”, y hace días comenzó los trabajos en el de Pontecesures, antes de hacer lo propio en los de Catoira y Padrón .

En la villa pontecesureña “ya comenzó el acondicionamiento de parte de la fachada del edificio, y se espera que en los próximos días se acondicione toda el resto, además de la marquesina -en la que hay goteras-, la zona de jardines y el andén segundo, cuya marquesina presenta un total estado de abandono”.

Así lo explica Luis Ángel Sabariz Rolán, portavoz de la plataforma creada en defensa del tren de proximidad entre Vilagarcía y Santiago y colectivo que muestra su “satisfacción” por las obras iniciadas aunque advirtiendo de que “ADIF debe tener en cuenta que estas tres estaciones, en la práctica apeaderos, están en pleno uso, con un número considerable de viajeros que utilizan el ferrocarril”.

En relación con esto Luis Sabariz vuelve a insistir en que las estadísticas que maneja Renfe no son correctas, ya que había incluso más usuarios de los que se cree.

Esto se debe a que “la falta de interventores en los trenes impide que se compute a los usuarios que suben en los tres apeaderos y que por no haber revisor hacen el viaje de forma gratuita”, y por tanto no computan a efectos estadísticos.

Volviendo a las obras, Sabariz declara que “las inversiones y el mantenimiento en estas estaciones debe mejorarse, y mucho, incentivándose el uso del tren por razones medioambientales, económicas y de seguridad”.

De ahí que reclame otro tipo de inversiones -más allá del mantenimiento y reparación-, de ahí que no entienda “por qué se demora tanto la instalación de megafonía y de señalización alfanumérica en las estaciones de Pontecesures y Catoira”.

El representante de la comisión pro tren de cercanías muestra su deseo “de que el ferrocarril por la vía convencional continúe consolidándose dentro del Eje Atlántico, para bien de todos”.

Faro de Vigo

Satisfacción por las actuaciones que se anuncian para la estación de Pontecesures.

Por parte del ADIF se anunció un plan de mejora para diversas estaciones y apeaderos de ferrocarril en Galicia, tanto en uso como en desuso. De hecho, en Pontecesures ya comenzó el acondicionamiento de parte de la fachada del edificio, y se espera que en los próximos días se acondicione toda la fachada, la marquesina (hay goteras), la zona de jardines y el andén segundo cuya marquesina presenta un total estado de abandono.

También las estaciones de Padrón y Catoira van a ser acondicionadas y el ADIF debe tener en cuenta que estas tres estaciones, en la práctica apeaderos, están en pleno uso con un número considerable de viajeros que utillizan el ferrocarril aún cuando la estadística en ocasiones no lo recoge así pues la falta de interventores en los trenes impide que se computen los usuarios que suben en los tres apeaderos que hacen el viaje de forma gratuita.

De esta forma, las inversiones y el mantenimiento en estas estaciones debe mejorarse y mucho incentivándose el uso del tren por razones meioambientales, económicas y de seguridad. Por ejemplo, no se entiende como se demora tanto la instalación de megafonía y de señalización alfanumérica en las estaciones de Pontecesures y Catoira (Padrón ya la tiene).

En fin, esperemos que el ferrocarril por la vía convencional continúe consolidándose dentro del Eje Atlántico para bien de todos.

Luis Ángel Sabariz Rolán

Movilización en Valga tras detectarse tres puntos de fuego en Setecoros y dos en Cordeiro.

La alerta llegó a Valga cuando el incendio se propagó desde Saiar (Caldas) hasta Catoira. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, y así fue. En todos los puntos del Baixo Ulla a los que llegaron las llamas se repite el mismo parecer: nadie se imaginaba el fuego encima de las casas. Pero, no por ello, dejaron de prepararse. El coordinador del Grupo de Emerxencias Supramunicipal de Valga, José Manuel Otero, comenzó a organizar las labores de extinción por si el viento seguía impulsando las llamas por la comarca. A las 22.00 horas del domingo ya estaban en la parroquia de Setecoros, cerca de la iglesia. Fue el punto de Valga donde más corrió la alarma. «O fogo chegou a uns cen metros das casas», explica. A la hora de organizarse y comenzar la lucha contra el fuego se encontraron con un problema: herramientas como el camión que dispone el GES estaban desplazadas en otros de los puntos en los que se necesitaron refuerzos. Valga fue unos de los últimos concellos en resultar afectado y los recursos de extinción estaban, a última hora de la tarde, diseminados. Hubo que apañarse y no tardaron en disponer del tractor de la comunidad de montes de San Miguel y otros dos de particulares. Para suplir la ausencia de su camión, el de Cuntis se desplazó hasta Valga para sumar fuerzas. «Despois tamén nos mandaron o noso», explica Otero, más conocido como Caamaño. Una treintena de personas, entre integrantes de distintas agrupaciones de Protección Civil y vecinos, se sumaron a la labores. «Foi unha xornada realmente difícil», señala Otero. Al foco principal, entre el domingo noche y ayer, se le sumaron otros cuatro. Un total de cinco puntos (repartido entre Setecoros y Cordeiro) a vigilar y varios bulos y falsas alarmas que enredaron las cosas. Casi sin dormir, ayer tocó continuar con las labores de riego y de asegurar perímetros.

Pozos de agua.

Una de las claves en la prevención fue tener localizados los pozos en los que suministrarse. A diferencia de otros puntos, la falta de agua no fue un problema en Valga. Un pozo en San Miguel, otro dos en el monte y el propio río les sirvieron para recargar. Las llamas, por su parte, quedaron ayer controladas. La imagen a plena luz del día fue aterradora. «Da pena ver esto. El domingo no se veía nada, comprobar la magnitud fue un palo», indica Caamaño.

El camión del GES estaba en Saiar y tuvieron que pedir que les prestasen el de Cuntis.

La Voz de Galicia