El ferrocarril convencional ha entrado en vía muerta en Galicia. Las limitaciones de una red obsoleta y un material escasamente competitivo restan al tren miles de pasajeros cada año. Los efectos de ese abandono son especialmente significativos en las comarcas del interior, las más afectadas por el éxodo de población del campo a la ciudad. En la disyuntiva entre mejorar el servicio para atraer clientes o echar el cierre ante la pérdida de viajeros, el Ministerio de Fomento opta por suprimir servicios. En los últimos años, 26 estaciones y apeaderos han bajado la persiana y 14 más han reducido sus horarios o sufren ya cierres parciales.
El caso de A Gudiña forma parte de esa extensa relación. La previsión de Renfe de suprimir la parada de los talgos diurno y nocturno en esa estación el regional Ourense Puebla de Sanabria parece garantizado mientras la Xunta siga subvencionando la línea ha movilizado a los alcaldes de 19 municipios del sureste ourensano, de Zamora e incluso del norte de Portugal. La supresión de servicios en A Gudiña representa un varapalo definitivo para Verín y su área de influencia, que ya quedó marginada en la elección del trazado de la línea Puebla de Sanabria-Ourense (inaugurada entre 1943 y 1958) y en el proyectado para la alta velocidad.