Educación trabaja en la reparación de sus cubiertas, que el exhuracán Kirk, que también afectó a centros como el de Tremoedo o el Castro Alobre de Vilagarcía, se llevó por delante
El temporal Kirk llegó ayer a Galicia con la vitola de un exhuracán. Y, desde luego, se comportó a la altura de lo que prometían las previsiones meteorológicas. El viento y la lluvia barrieron la comarca de O Salnés y el mar de Arousa, dejando tras de sí un reguero formado por centenares de incidencias. Las más graves se cebaron en los centros escolares de dos municipios situados en los extremos de la comarca: el instituto de As Bizocas, en O Grove, y el colegio de Pontecesures, cuyos tejados sufrieron daños de extraordinario alcance.
Las clases, de hecho, tuvieron que ser suspendidas, tanto en ambos centros como en el colegio San Bartolomé de Tremoedo, en Vilanova, ante el riesgo que el temporal entrañaba para alumnos y profesores. En Pontecesures, la caída de un árbol inhabilitó el acceso a las instalaciones educativas. Pero lo peor sucedió en la propia escuela, buena parte de cuyo tejado voló por los aires.
La alcaldesa cesureña, la nacionalista Maite Tocino, fue alertada de lo que estaba sucediendo a las siete y cuarto de la mañana. Ya entonces la brigada municipal de Obras se había puesto manos a la obra. Tras una primera inspección del edificio, la regidora no se anduvo por las ramas: «Os danos son cuantiosos e obviamente a continuidade das clases vese comprometida, non xa hoxe [por ayer], obviamente, senón tamén en xornadas sucesivas, polo que estamos á espera da solución que adopte a Consellería de Educación».
Kirk arrasa el tejado del colegio de Pontecesures e inunda sus aulas.
El estamento autonómico informó de que sus servicios técnicos estaban trabajando ya «de cheo nas tarefas de limpeza e o arranxo dos danos para poder retomar a actividade normal no menor tempo posible». En casos como este, explica la consellería, existe un protocolo de supervisión por parte de su unidad técnica «para que as empresas poidan acceder a arranxar os desperfectos nos centros e que actúen, así, coa máxima dilixencia posible».
La labor se antoja compleja. En el interior de las aulas y los pasillos del nivel de Ensino Secundario Obrigatorio (ESO), el área más afectada por la desaparición de la techumbre, llovía ayer sin contemplaciones mientras en el exterior del colegio se acumulaban planchas metálicas de hasta diez metros de longitud. Un material frecuente en los últimos tiempos en la construcción pública, que también fue empleado en el tejado de As Bizocas.
La Voz de Galicia