Carta de Juan Otero Fontán expedientado por el PSdeG-PSOE de Padrón. EL CORREO GALLEGO 06/02/09
No quiero ser exhaustivo en lo que puede significar militar en un partido político, pero sería conveniente para mejorar la participación y la democracia interna de las agrupaciones locales, reflexionar sobre el comportamiento y la actitud de muchos militantes: los hay que solo están para pagar la cuota y aplaudir en los mítines, también existen aduladores. ?stos no crean problemas, pero suelen ser los más inútiles; no faltan los que te dicen por la mañana que algo es blanco y por la tarde, negro. Otros parece que están de corcho porque nunca exigen responsabilidades. Luego aparecen los listillos, afiliándose al partido dos meses antes de las elecciones para intentar colocarse en algún sitio. Esta forma de militar probablemente es consecuencia del trabajo bastante inoperante e ineficaz de los responsables políticos de las agrupaciones. Algunos nunca han recorrido una aldea de su pueblo, porque da la impresión de que se olvidan de defender las ideas por encima de sus intereses personales. Su estrategia es copar un puesto en una comisión o ascender en el ranquin de influencias de un partido, a costa, naturalmente, del trabajo y la lealtad de otros. Yo pertenezco a la tribu de los que creen que el partido debe estar al servicio de los ciudadanos y no al revés, de los que no se olvidan de lo que piensa la gente, de los que quieren comunicarse con el partido a través de la sociedad más que al contrario, de los que tienen principios y dan la cara, responsable y autónomamente para criticar a la dirección de un partido cuando no escucha ni está con la gente ni respeta las propuestas mayoritarias de sus militantes. De estos sí que te puedes fiar, de los otros ya se sabe que van a lo que van… Nunca pedí un favor al partido. Quizá por ello no me siento condicionado a la hora de ejercer sin complejos los derechos básico que la Constitución garantiza a todos los ciudadanos: libertad de expresión, opinión, comunicación y derecho de crítica. Y ninguna agrupación política, ni de ningún otro tipo, tiene derecho a coartar ninguna de estas libertades.