El despacho, sus diplomas, su colección de plumas estilográficas, la propia sede de la Fundación o alguna de las obras literarias de Camilo José Cela son el punto de partida de los trabajos de doce artistas contemporáneos que desde ayer pueden verse en la sede de Afundación, en la rúa do Vilar. La exposición Compañías convenientes: diálogos contemporáneos co home poliédrico busca ofrecer una visión moderna del legado del escritor y, al mismo tiempo, continuar transmitiéndolo.
«Son pezas feitas expresamente para esta exposición e parten dunha indagación persoal dos artistas», destacó Paula Cabaleiro, la comisaria de esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 15 de enero, incluyendo también tres visitas guiadas los días 14 y 24 de noviembre y 12 de enero. El proceso creativo para la ejecución de esta muestra con motivo del centenario del nacimiento de Cela comenzó en febrero, con un encuentro de los artistas, que visitaron la Fundación en Padrón para indagar sobre el escritor.
David Catá se inspira en la caligrafía personal del escritor para crear una videocreación en la que cuenta la historia de la Guerra Civil a través de las cartas de su abuela Lolina. Ramón Corbato, por su parte, toma como referente el libro Viaje a la Alcarria. Su punto de partida, explicó el artista, fue la mochila que utilizó Cela. Mary Pais optó por un vídeo para viajar por el Padrón natal del autor, dando voz a los que lo conocieron. También buscó la aportación de los vecinos de la Fundación Camilo José Cela la artista Carme Nogueira.
Para esta muestra, Elena Fernández Prada, mediante un colaje, realiza su reinterpretación visual de La colmena. La misma técnica fue empleada por Amaya González Reyes en un trabajo sobre los márgenes. Jesús Madriñán, por su parte, reconstruye el despacho de Cela tal y como estaba en el momento de su fallecimiento, mientras que Chelo Matesanz se inspira en una serie de caricaturas del Premio Nobel. Paulova apostó por reinterpretar las palabras del escritor al concluir La familia de Pascual Duarte; Jorge Perianes, por incidir en el metodismo y el amor por la tierra; mientras que Laura Piñeiro tomó las plumas del padronés como base. Por último, Edu Valiña eligió la castaña que Cela heredó de su padre como amuleto para hacer un arco luminoso, que también estuvo en Padrón.
La Voz de Galicia