La batea sumergible, fabricada con polietileno de alta densidad y aluminio naval, fue probada en Cabo de Cruz por los técnicos, con los que colaboraron bateeiro.
La plataforma sumergible para el cultivo de especies marinas, Extrumar, patentada internacionalmente por el Grupo Quintá, ha evolucionado. El trabajo de innovación tecnológica que siempre preside la actividad del grupo empresarial valgués ha dado como resultado Extrumar II, un nuevo prototipo que combina el polietileno de alta densidad y el aluminio naval. El primero dota a la plataforma de cierta flexibilidad, mientras que el aluminio refuerza determinadas zonas como las pasarelas y correas de amarre. Esta mezcla de materiales hace que la estructura se adapte perfectamente a los envites del mar, dotándola de mayor durabilidad y resistencia al agua salada. Sus necesidades de mantenimiento son bajas.
La batea se botó al mar en Cabo de Cruz hace unos meses, tiempo en el que los técnicos han supervisado las pruebas de resistencia e inmersión en estrecha colaboración con experimentados bateeiros de la Ría de Arousa. Han trabajado sobre un prototipo de 13×13 metros, con capacidad para más de 200 cuerdas y una carga máxima de veinte toneladas (equivalente a unas 32 toneladas en tierra). Ante el resultado positivo de estos ensayos, el objetivo que se marcan ahora es extrapolar la experiencia a plataformas para cultivo de moluscos de mayor tamaño (20×27 metros).
El carácter sumergible (hasta cuatro metros) es una de las principales ventajas que ofrecen estos viveros, ya que evita el impacto del oleaje y minimiza, por tanto, las pérdidas por desprendimiento de cultivo, uno de los principales problemas que debe afrontar el sector del mar. La estructura cuenta con pasillos antideslizantes y ergonómicos, con posibilidad de utilización de arnés, facilitando el trabajo en días de oleaje y cumpliendo las normas de seguridad laboral que dicta la Comunidad Europea. Los materiales empleados en su fabricación son, además, no contaminantes y reciclables.
El entramado (de tubos de diverso diámetro cuyo tamaño varía según la especie a cultivar) fue diseñado para conseguir unas estructuras con mayor resistencia y flotación, favoreciendo igualmente la capacidad de carga. Es adaptable al cultivo de diferentes especies, tanto moluscos (mejillón, ostra, almeja, vieira…) como pulpo, oreja de mar o peces. La plataforma puede nivelarse y/o sumergirse con mínimos balanceos, y cuenta con indicadores luminosos que marcan su posición y mejoran su visibilidad para la navegación. El funcionamiento puede ser manual o automático, desde tierra o mar, con una aplicación para móvil o tablet, o mediante sistemas de redes telefónicas 3G o 4G.
Estos viveros sumergibles son la evolución lógica de las tradicionales bateas que pueblan las rías gallegas, un ejemplo del desarrollo tecnológico al servicio de una mayor productividad. Su origen se remonta a finales de la década de los años 90 cuando, la reducción de la demanda de perfilería de aluminio, llevó a la dirección del Grupo Quintá y Extrugasa a buscar alternativas en la acuicultura, un sector en el que hasta entonces la innovación había sido escasa
El Grupo Quintá comenzó en este nuevo sector patentando en 1998 la primera plataforma para el cultivo de todas las especies marinas, una estructura flotante en módulos, con carácter flexible en las uniones, de gran durabilidad y fácil montaje in situ. En 2002 se creó la filial Extrumar (Española de Plataformas Marinas S.L.), financiada íntegramente con capital propio, más de un millón de euros. En sus inicios, en el año 2005, diseñó y fabricó un prototipo denominado Extrumar I, plataforma en acero naval con capacidad para 500 cuerdas de 12 metros de mejillón, ostra y otros cultivos. La experiencia adquirida desde entonces y el trabajo de investigación dan ahora paso a Extrumar II.
Diario de Arousa