Está previsto el traslado de los restos desde la casa mortuoria hacia el cementerio de San Xulián a las seis de la tarde
María González Vicente y Alberto Chaves Gómez se enterrarán juntos el sábado
en el cementerio parroquial de San Xulián de Pontecesures. Se trata de
la joven pareja asesinada el domingo pasado en los atentados de Sri
Lanka, donde se encontraban disfrutando de unos días de vacaciones. Aunque él es natural de Rial, en la parroquia de Leiro, Concello de Rianxo, las
familias de los dos jóvenes, que vivían juntos desde hace unos años en
la villa pontecesureña, han decidido que sean velados y enterrados
juntos.
Llegan mañana por la tarde
El proceso que roda a su velatorio y entierro va a depender del proceso de repatriación de los cadáveres y de su llegada a España. Pero puede avanzarse que está inicialmente previsto que sus restos mortales sean depositados en el tanatorio Iria Flavia, en el Concello de Padrón, entre las cuatro y las ocho de la tarde de mañana viernes. Si todo marcha según lo previsto, el traslado de la pareja desde la casa mortuoria hacia el camposanto comenzará a las 18.00 horas del sábado. El embajador español en Nueva Delhi, con jurisdicción sobre Sri Lanka, José Ramón Barañano, confirmó que los cuerpos de María González Vicente, de 32 años, y su novio, Alberto Chaves, de 31, serán repatriados esta noche y llegarán a España mañana, en horario matinal. También aseguró que las dos víctimas españolas están totalmente identificadas después de que se cotejaran sus huellas dactilares.
María González Vicente y Alberto Chaves Gómez, una historia de amor truncada por el terrorismo y la fatalidad.
La de María
González Vicente y Alberto Chaves Gómez fue una historia de amor. Y como
en todas ellas siempre hay una canción, un símbolo o un sueño que
compartir o recordar. Ellos compartían las golondrinas que se habían
tatuado en la piel y permitieron identificar sus cadáveres tras los
sanguinarios atentados de Sri Lanka. Ayer las golondrinas y las
«mariposas en el estómago» que como cualquier pareja de enamorados
sentían estos jóvenes de Pontecesures -él nacido en Rianxo- volvieron a
volar. Volaron para posarse en los corazones de los miles de personas
que lloraron su pérdida, cientos reunidas en concentraciones y minutos
de silencio en sus villas natales.
Hace un par de años María González Vicente, de 32 años y natural de Pontecesures, y Alberto Chaves Gómez, nacido en Rianxo hace 31,
decidieron empezar una vida juntos. Las «mariposas en el estómago» que
sentían y las golondrinas que se tatuaron eran prueba de su amor, al
igual que compartir vivienda en la villa pontecesureña, donde hicieron
planes de futuro juntos.
A él se le brindó una oportunidad profesional casi irrechazable, la de irse a trabajar a India. Su padre fue uno de los que más lo animaron, y esto es algo que ahora no se perdona. Cree que si no lo hubiera hecho, si no hubiera alentado a su hijo a prosperar laboral y económicamente, quizás ahora estaría vivo.
Pero nadie, salvo los terroristas que quitaron la vida a esta joven pareja, tiene la culpa de lo sucedido. Y mucho menos unos padres,
los de él y los de ella, que solo querían lo mejor para esos dos chicos
de los que se sienten orgullosos y de los que todos hablan auténticas
maravillas. Tanto es así que nada de lo que dicen sus vecinos, familiares y amigos suena a tópico o a protocolario. Todo suena a verdad e incluso a admiración por dos chicos que se habían abierto camino por méritos propios.
Así
lo recordaban muchos de los que ayer participaron en las
concentraciones y minutos de silencio celebrados tanto en Rianxo como en
Pontecesures. Incluso la
factoría de Nestlé, donde trabaja la madre de la chica, paró máquinas
para que sus trabajadores pudieran asistir a este emotivo acto de repulsa frente al terrorismo, recuerdo de las víctimas y apoyo a las familias.
Entre la tensión y el inconsolable llanto de los familiares que sacaron fuerzas para asistir a estas citas
eran muchos los que recordaban la historia de amor de estos dos chicos
que decidieron verse en Sri Lanka aprovechando las vacaciones de Semana Santa.
Fueron
muchos los que elogiaron a esa pareja que había decidido superar la
distancia que los separaba desde que él se fue a trabajar a India, pero
que encontraron la muerte cuando desayunaban tranquilamente en el hotel antes de iniciar una ruta turística que, a buen seguro, iba a unirlos más que nunca.
Cuando se pregunta cómo eran, todos responden que «buena gente», que «se querían» o que «no merecían algo tan terrible».
«Una gran mujer»
«María
era una chica muy divertida, habladora y trabajadora», explica Belén,
una pontecesureña que la conoce desde hace tiempo. Guillermo, que
también se presenta como su amigo, y Pepe, uno de sus primos, prefieren
recordarla como «una gran mujer, con muchos planes de futuro y enormes ganas de vivir«.
Guillermo Somoza es el dueño del bar O Portugués, situado justo frente a la casa de los padres
de Alberto Chaves, a quien conocía desde niño. Roto por el dolor, como
todos los vecinos de este pequeño lugar de Rial y la parroquia rianxeira
de Leiro, acertaba a explicar que el joven asesinado en Sri Lanka
«era buena persona; un chaval simpático, educado, agradable y hablador
que siempre que venía a ver a sus padres pasaba por el bar y estaba con
sus amigos». De hecho la víctima se crió con su hijo. «Siempre se llevaron bien y jugaron juntos desde pequeños», rememora.
«Berto»
nació en este lugar de Leiro y se fue a vivir a Pontecesures siendo aún
niño -de donde era natural su padre-, mientras construían la vivienda
actual en Rial. «Después volvieron y hace un par de años se fue a vivir
de nuevo a Pontecesures, pero esta vez con su novia María, que
también venía por aquí cuando visitaban a la familia», relataba el
tabernero antes de confirmar algo que se palpaba en el ambiente y se
apreciaba en la cara de cada vecino: «La gente de la aldea está
destrozada».
Uno de ellos es José Alcalde Varela, un hombre que apenas podía contener las lágrimas cuando explicaba que «Alberto era vecino de aquí de toda la vida; un chaval muy educado y trabajador al que vi por última vez hace tres o cuatro meses».
Llegó a explicar que Alberto, quien llegó a trabajar de camarero en Rianxo para ayudar a la familia a costear sus estudios, «fue como un hijo para mí;
un chico fuera de serie que siempre hablaba con la gente y muy bien
educado, al igual que lo son sus padres, que también son buenas
personas».
Al hablar de ellos, de los progenitores, José Alcalde señalaba que «están totalmente destrozados, encerrados en casa y deseando que les traigan a su hijo cuanto antes; Dios quiera que mañana mismo».
No
le faltaba razón, porque Manuel Chaves, el padre del chico muerto en
Sri Lanka, apenas podía articular palabra. Recibió a FARO en la puerta
de su casa. Entre lágrimas, con los ojos rojos e hinchados y
sujetando un pañuelo en su mano derecha, se limitó a sugerir que no
quería, o no podía, decir nada.
Frente a la vivienda reside también Jesusa, una septuagenaria que explicaba minutos antes: «No abren la puerta a nadie, salvo a los familiares que vienen a verlos, porque están destrozados».
También conocía a Alberto Chaves desde niño, como todos sus vecinos, y recuerda que ahora, «siendo ya un hombre, venía a veces al bar con su padre, jugaban la partida y hablaban con todo el mundo; aquí nos conocemos todos, pero ahora está la puerta cerrada a cal y canto porque esto que le pasó a él y a su novia es una desgracia».
Además de decretar tres días de luto oficial, el pleno de la Corporación de Pontecesures
emitió una declaración institucional «contra la violencia ciega e
injustificable» que «ha segado la vida de dos jóvenes de nuestra villa»,
rompiendo así «el más importante e inquebrantable pilar de la
democracia, que es el derecho a la vida».
Este planteamiento, tras la muerte de María
González Vicente y Alberto Chaves Gómez, se hacía también, casi al
mismo tiempo, en Rianxo, de donde era natural el joven asesinado en Sri
Lanka.
De este modo Rianxo y Pontecesures se unían en un mismo sentimiento de dolor
y duelo, al tiempo que mostraban su «enérgica repulsa» al terrorismo y
ofrecían «consuelo y apoyo absoluto» a las familias de la pareja
arousana, reforzando en ambos casos el compromiso «con los valores
democráticos y las libertades individuales».
Juan
Manuel Vidal Seage, el alcalde conservador de Pontecesures, fue el
encargado de leer la declaración institucional en la que se condenaba
«sin paliativos» la masacre terrorista de Sri Lanka, definida como «un
ataque a la democracia, la convivencia y al sistema de valores en el que
creemos y con el que buscamos un futuro mejor para generaciones
venideras».
A su vez, el
alcalde nacionalista de Rianxo, Adolfo Muíños, se encargó de poner voz
al sentimiento de los rianxeiros e insistió en el dolor que une a estos
dos pueblos arousanos en un momento así.
Tras confirmar que también en esta villa se decretaron tres días de luto oficial, y bajo las banderas del consistorio que ondeaban a media asta mientras se guardaba un emotivo minuto de silencio, el regidor expresó «tanto el rechazo al terrorismo como el cariño y solidaridad para con las familias de Rianxo y Pontecesures que están pasando este calvario».
«Estamos consternados», explicaba el alcalde de Rianxo al ser preguntado por su estado de ánimo y el sentir de su pueblo. «Cuando el terrorismo nos golpea así, cuando unos desalmados cometen esta barbarie, es mayor si cabe la indignación y la rabia que sentimos», añadía. Confirmaba Adolfo Muíños que «las familias de las víctimas están viviendo esto de una manera muy dolorosa y quieren superarlo desde el ámbito privado, por lo que debemos respetar su voluntad y limitarnos a darles todo el apoyo que necesiten para que esto resulte lo más llevadero posible y que puedan velar y enterrar a los suyos cuanto antes». Coincidía en ello el alcalde de Pontecesures, sabedor de que «las familias quieren que la repatriación se acelere al máximo».
Pontecesures, localidad pontevedresa donde residía María González Vicente, de 32 años, ha decretado tres días de luto oficial.
Además han convocado una concentración a las 20.30 horas en la
plazuela, a la que el alcalde, Juan Manuel Vidal, ha invitado a todos
los vecinos.
El
municipio de Rianxo, de donde era originario Alberto Chaves, de 31
años, guardaba este mediodía ante el ayuntamiento un minuto de silencio
en repulsa por lo ocurrido y como muestra de acompañamiento y
solidaridad. El alcalde de la localidad, Adolfo Muiños,
explicaba esta mañana para FARO la sensación de «rabia» y de
«solidaridad absoluta» con la familia de los fallecidos en los ataques
terroristas.
El
Parlamento de Galicia también guardó este mediodía un minuto de
silencio en memoria de las víctimas de los atentados perpetrados el
pasado fin de semana en Sri Lanka. El presidente del Parlamento, Miguel
Santalices, expresó ayer sus condolencias a las familias y amigos de los
fallecidos, al tiempo que se mostró convencido de que «jamás el terrorismo logrará doblegar a las sociedades y a las personas de bien».
Santalices
remitió también un mensaje de condolencia a los alcaldes de
Pontecesures y de Rianxo, ayuntamientos de los que eran oriundas las
víctimas gallegas.
Las visitas a la vivienda familiar del joven
que trabajaba en India para una filial del grupo Profand, en la aldea
de Rial, se sucedían esta mañana en un ambiente de consternación
palpable entre los vecinos del lugar de la parroquia de Leiro, al que
conocían bastante bien pues visitaba a su familia con asiduidad. «Rial
está deshecha», apuntaba uno de los vecinos, «yo lo quería como si fuese
un hijo». «Era un chaval educado, agradable, buen chico. Saludaba a
todo el mundo», explica el propietario del bar O Portugués.
Atentados en Sri Lanka: la repatriación «se prolongará días»
La repatriación de los cuerpos de Alberto Chaves y Mariá González «se prolongará días», según informaron fuentes diplomáticas. Las
autoridades españolas desplazadas a Sri Lanka están tratando por ahora
de recopilar toda la documentación necesaria para que se pueda proceder
con la repatriación de los cadáveres de los dos jóvenes naturales de Galicia.
Sin
embargo, ese proceso para obtener los certificados oficiales por parte
de las autoridades judiciales de Sri Lanka aún «se prolongará días»,
advirtieron fuentes diplomáticas españolas, que pidieron el anonimato.
Cuando concluya todo el proceso burocrático, serán las agencias de
seguros y las funerarias las que tomen el relevo, añadieron.
La joven pareja gallega, que estaba de vacaciones en Sri Lanka, falleció en la cadena de atentados perpetrados el Domingo de Resurrección en tres iglesias y tres hoteles de lujo del país asiático. Su muerte se suma a la de al menos catorce turistas españoles muertos en ataques terroristas perpetrados en los últimos veinticinco años mientras pasaban sus vacaciones fuera de España.
Además
de los que se encontraban de vacaciones, al menos otros veinte
españoles -cooperantes, misioneros o empresarios que residían en el
extranjero- han fallecido en ataques terroristas fuera de España, el
último el gallego Ignacio Echeverría, afincado en la capital británica asesinado en el atentado del londinense Puente de Westminster el 3 de junio de 2017.
Atentados en Sri Lanka: más de 300 muertos
Este martes, las autoridades de Sri Lanka elevaron a más de 300 el número de fallecidos
por la sangrienta serie de atentados del Domingo de Resurrección, que
atribuyen a un grupo islamista local y que ocasionaron además 500
heridos.
Los ataques comenzaron
de forma simultánea con potentes explosiones en tres hoteles de lujo en
Colombo -los jóvenes gallegos se hospedaban en uno de ellos- y también
en una iglesia de la capital, otra en Katana, en el oeste del país, y
una tercera en la oriental ciudad de Batticaloa.
Las explosiones continuaron horas después con una séptima detonación en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial en Dematagoda, también en Colombo. Cuarenta sospechosos han sido detenidos por estos ataques, que aún no han sido reivindicados.
Alberto Chaves Gómez, nacido hace 31
años en el seno de una familia de la parroquia de Leiro (Rianxo) -aunque
pasó buena parte de su vida en el Concello de Pontecesures–
y María González Vicente, de 32 años y natural de la villa
pontecesureña. Son dos de las, al menos, 290 víctimas mortales de los
atentados cometidos en Sri Lanka, donde aprovechaban unos días de
vacaciones para reunirse, ya que sus trabajos los mantenían alejados.
Tanto
en Pontecesures como en Rianxo los familiares y amigos de las víctimas
hablaban de ellos como «dos jóvenes con toda la vida por delante y
muchos planes de futuro juntos; una pareja muy conocida y querida, al
igual que lo son sus familias, con una ganas enormes de disfrutar». Una
peluquería en Pontecesures, una empresa de ropa laboral en Padrón o
fábricas de aluminio en Caldas y Santiago son algunos de los negocios vinculados a los familiares cercanos de los dos fallecidos.
«Habían
aprovechado las vacaciones de Semana Santa para estar juntos y unos
desalmados acabaron con sus vidas», explica un vecino que, entre
lágrimas, acierta a explicar que de niño jugaba en la calle con María.
La
plaza de Castelao, donde se encuentra el consistorio rianxeiro, acoge
hoy a mediodía un acto de repulsa «contra el terrorismo, en memoria de
todas las víctimas y muy especialmente como recuerdo y homenaje a
nuestro vecino, cuya familia vive en el lugar de Rial», explica el
alcalde.
A las 12.30 se celebra un pleno en Pontecesures, donde las banderas ondean a media asta, para decretar tres días de luto oficial y realizar una declaración institucional en contra del terrorismo, mientras que a las 20.30 horas se convoca una concentración ciudadana en A Plazuela.