Televisión Española (TVE) emitió el segundo capítulo del programa “Jara y Sedal” que tiene como protagonista al catoirense Miguel Piñeiro, rodado hace un par de años en Noruega.
El escritor arousano, excelente conocedor del Ulla y de las características y sistema de captura de la lamprea que habita estas aguas, volvió así a demostrar sus habilidades como pescador.
Lo hizo empleando cebos artificiales elaborados en Galicia que le permitieron capturar en el río Namsen ejemplares tan llamativos como un salmón de once kilos de peso y un metro de largo, mientras que en el Nidelva se hizo con “seis reos en menos de una hora, uno de un kilo y otro de dos”.
Este catoirense, vecino desde niño del Concello de Pontecesures –donde fue pregonero de la Festa da Lamprea–, que es también “Hijo Adoptivo” de A Pontenova, se ha convertido en un auténtico experto en pesca continental, de ahí sus colaboraciones con el programa “Jara y Sedal”.
La Guardia Civil de Tráfico protagonizó ayer un curioso episodio en Pontecesures: Quiso identificar a un conductor que hacía extrañas maniobras al volante y acabó participando en un accidente.
Sucedió en la carretera N-550 a su paso por el centro pontecesureño, prácticamente a la altura de la casa consistorial. Resulta que la Guardia Civil circulaba en una furgoneta camuflada cuando observó la presencia en la calzada de uno de esos coches cuyos pilotos no necesitan carné.
Parece que conducía erráticamente, de ahí que los agentes decidieran adelantarlo y darle el alto para identificarlo. En ese instante el conductor se habría puesto nervioso y en lugar de frenar aceleró, por lo que impactó con el coche policial. Fue sometido a las pruebas de alcoholemia y arrojó un resultado negativo. Es un vecino que regresaba de llevar a su hijo al trabajo en Valga, y que conducía el coche por primera vez, ya que acababa de comprarlo. Indican los agentes –también acudió la Policía Local– que el conductor “simplemente se puso nervioso y no supo reaccionar al ver el coche policial con las luces encendidas”.
La campaña arranca el lunes con participación escasa | Funcionarios de la Xunta precintan en Pontecesures las nasas de los pescadores que trabajarán en el río Ulla.
Los “valeiros” y los funcionarios de Patrimonio Natural, ayer en Pontecesures.
Los “valeiros” comienzan el lunes la campaña de la lamprea del río Ulla con muchas dudas. La pandemia de coronavirus condicionará mucho el arranque de la temporada, debido a la situación de la hostelería y las restricciones de movilidad. Por ello, hay una gran incertidumbre entre los pescadores, y ayer únicamente largaron los butrones cuatro, socios todos ellos de la cofradía de Carril.
“Es un homenaje a los marineros gallegos que se dejan la piel en el agua para enviar el pan a casa, pero también un homenaje a esas familias que sufren su espera y perdieron a un familiar en el mar”. Así presenta UntalMake su último trabajo, “Marinero”.
El Show de los Payasos protagoniza un nuevo reparto solidario de alimentos.
Una entrega anterior de material para niños necesitados de ayuda en el Baixo Ulla.
Elías Sanmarco Enrique, es muy conocido en Pontecesures y la comarca por su papel al frente de la cafetería Mambís, en la calle Patifas de dicha villa ribereña. Pero es, también, el máximo exponente de la firma de ocio El Show de los Payasos. A través de la misma no solo ofrece espectáculos, sino que también organiza diferentes campañas solidarias, tanto en Navidad como con motivo de acontecimientos tan extraordinarios y preocupantes como la pandemia por coronavirus.
Son 97 lotes solidarios para otros tantos críos, pertenecientes a familias sin recursos. Están integrados por “galletas, turrón, azúcar, mantecados, zumos, bombones, mermelada y otros muchos productos, pero sobre todo se trata de artículos dulces, para que sean unas fiestas los más agradables posible para todos ellos”, declara el propio Elías Sanmarco.
Entrega de material efectuada el pasado mes de mayo.
También quiere hacer hincapié en que se trata de artículos que han sido donados por siete empresas del entorno dispuestas, como el propio Elías Sanmarco, a que, a pesar de las dificultades, todos los niños del Baixo Ulla puedan disfrutar de unas fiestas dignas.
La Casa de Galicia en Madrid rinde un homenaje durante todo el mes de diciembre al pintor de Pontecesures, Carlos Bóveda, con una exposición antológica de su obra, ocho años después de su fallecimiento. La muestra podrá visitarse en las tres Salas hasta el 30 de diciembre, en horario de 10,00 a 14,00 h. y de 16,00 a 20,00 horas. Festivos: de 10,00 a 14,00 horas.
Nacido en 1933, Carlos Bóveda se formó trabajando desde los quince años como decorador en la Cerámica Celta de Pontecesures, por donde pasaron artistas como Asorey, Maside o Castelao. En el año 1948 inició su colaboración como dibujante con los periódicos Faro de Vigo y La Noche, ilustrando artículos y una serie de fragmentos cerámicos y restos arqueológicos hallados al hacer las excavaciones del muelle de Pontecesures.
En 1957 realiza su primera exposición en Padrón. Su pintura representa en estos primeros momentos imágenes de Galicia, realistas y dinámicas.
En el año 1962 emigró a Buenos Aires, donde pasó 40 años hasta su emotivo regreso a Galicia en 2002, con la exposición Reencuentro en Santiago de Compostela.
En Argentina estableció contacto con otros artistas emigrados como Laxeiro, Castro Couso, Geno Díaz y Solla, además de realizar múltiples exposiciones individuales y colectivas y ser miembro de la comisión de la cultura del Centro Lucense de Buenos Aires.
Como autodidacta, Carlos Bóveda destacó por un eterno afán de superación que iba en paralelo a una sobria tranquilidad como pintor, patente en su pintura, cálida y enemiga de las estridencias, donde el color juega un papel fundamental. Galicia, omnipresente en su pintura, fue su musa a los dos lados del Atlántico y fue también cuestión primordial tanto en su obra como en su pensamiento. Bóveda contó la historia de su tierra desde un cariñoso humanismo que daba voz a gentes y paisajes, los grandes protagonistas de sus cuadros. Estos son costumbristas, llenos de marineros, labriegos labriegas, y disfrutan de un realismo expresivo que huye de las normas pictóricas situándose al margen de los movimientos artísticos propios de la época.