Este plan B era viable si se lograba aumentar la cifra en las capturas, pero la agrupación de valeiros confirmó al Concello que no será posible
Pesca de la lamprea en Pontecesures.
La alcaldesa de Pontecesures, Maite Tocino, se reunió este lunes con la agrupación de valeiros quienes confirmaron la ausencia de capturas y en consecuencia la suspensión de la opción de “tapeo” que se planteaba para sustituir la tradicional Festa da Lamprea.
La fecha prevista para celebrar este encuentro gastronómico era el próximo 6 de abril, coicidiendo con la celebración de la fiesta de San Lazaro. Por esto, el Concello marcó como plazo límite esta semana para tomar una decisión ante la celebración o no de esta opición de tapeo que se barajó como propuesta ante la falta de capturas.
De celebrarse, finamente, habría margen de dos semanas para trabajar en la publicidad del evento y poner en preaviso a los bares encargados de ofrecer las tapas. Sin embargo esta opción ya queda descartada.
La alcaldesa asegura que es imposible celebrar la fiesta “con producto nuestro”, y que por tanto no tiene sentido recurrir a producto exterior cuando lo que se pretende es fomentar la calidad de la materia prima de la zona.
También asegura que esta situación se vive en otras zonas de costa, como el norte de Portugal, y que las cifras de capturas han descendido de forma progresiva en los últimos años, pasando de 23.000 kilos capturados a 3.000 en tan solo 10 años, según datos de GCiencia.
Desde la agrupación de valeiros explican como vivieron este mes de febrero, y como el clima ha tenido un papel clave influyendo negativamente en la pesca. “Hubo una semana buena en febrero, pero el resto mal”, aseguran, y confirman que este año la Festa da Lamprea no es viable sin producto.
Vilar acogió la singular procesión, que contó con un buen número de ejemplares.
Devoción y tradición se unieron esta mañana en la parroquia valguesa de Cordeiro para celebrar el Día de la Candelaria con la tradicional Procesión dos Lacóns, una de la más multitudinarias que se recuerda y en la que procesionaron un total de doce ofrendas. Desde Vilar salieron diez patas de cerco, a las que se unieron otras dos en Vilarello. Algunos de ellos fueron donados por entidades y asociaciones de Valga, como el Concello, Amigos del Belén o el Baixo Ulla y otros por particulares.
Los lacones fueron portados por vecinos, principalmente mujeres (aunque también por algún hombre) y, las más veteranas, con las cestas sobre sus cabezas, ofreciendo la singular imagen de esta celebración en honor a San Paio, San Roque y San Antón.
Así, los festejos arrancaron a las diez de la mañana en la capilla de Vilar, donde Manuel López Castro se encargó de bendecir las velas y oficiar una misa tras la que arrancó el recorrido por siete aldeas de la parroquia. Una larga salva de bombas anunciaba la llegada de la procesión en cada aldea y, como es costumbre, en algunas, los vecinos engalanaron los altares con camelias, mimosas o naranjas. En Ferreirós, la comitiva, conformada por varios cientos de personas, incluso pudo reponer fuerzas con galletas y dulces acompañados de vino dulce y otras bebidas.
A La llegada a la iglesia de Santa Comba, la procesión rodeó el templo antes de iniciarse una misa en su interior, en este caso oficiada por el párroco Arturo Lores. A su conclusión llegaba otro acto álgido de la jornada, la Poxa dos Lacóns, que se vendieron por precios entre los 40 y los 80 euros, alcanzando una recaudación total de 740 euros.
Comitiva multidunaria
Lo cierto es que Cordeiro vivió una de sus citas más multitudinarias. La coincidencia en domingo, el buen tiempo y la apuesta cada vez más decidida por mantener esta muestra del patrimonio local, hicieron que una gran cantidad de vecinos y familias enteras se decidieran a realizar los cerca de cuatro kilómetros de recorrido y cumplir con tradiciones como pasar por debajo de los tres santos. Fueron algo más de dos horas las que tardaron en completarlo y, en medio, siete paradas en los lugares de Vilar, Vilarello, Moldes, As Eiras, Outeiro, Ferreirós en Beiro. Así, la comitiva, que escoltó a los lacones y los tres santos, estuvo formada por varios cientos de personas —entre ellas el alcalde, José María Bello Maneiro, y los concejales de Cultura y Turismo, Pedro Calvo y Malena Isorna—. Tampoco faltó la música de gaita para amenizar el paso, con el grupo Los Mercenarios.
Tradición del siglo XIX
Valga celebró así una nueva jornada de una de sus fiestas más singulares y que conforman parte de su patrimonio cultural. Fue una grande mortandad entre el ganado, provocado por una peste en el siglo XIX, lo que motivó que los vecinos de este entorno comenzaran a realizar ofrendas a los santos —uno de ellos San Antón, patrón de los animales— en busca de la intercesión divina. Una tradición que perdura en la actualidad.
Tanto es así que el Concello persigue que esta fiesta —organizada por los vecinos de Vilarello y Vilar— sea nombrada Ben de Interese Cultural inmaterial y Festa de Interese Galego, según la Corporación aprobó a través de una moción presentada en una sesión plenaria de marzo del año pasado.
La historia de los pontecesureños está ligada al dulce postre
Un momento de la fiesta vivida en Pontecesures.
Pontecesures es, sin duda, la cuna del churro. Varias generaciones de pontecesureños han vivido de la venta ambulante de este característico postre, recorriendo toda Galicia y endulzando cada fiesta. Ayer su fue su gran día.
Posiblemente si uno adquiere churros en esos puestos ambulantes que se instalan en cualquier romería que se precie, en el mercadillo, al lado de la plaza de abastos, en la verbena de turno u otros lugares, estará consumiendo un producto elaborado con manos artesanas de pontecesureños.
Pontecesures es, sin duda, la cuna de los churros, de tal forma que varias generaciones de ciudadanos de este joven municipio, que este año alcanza su centenario, han vivido de la explotación de este recurso a lo largo y ancho de Galicia.
Un momento de la XIII Festa do Churro de Pontecesures, esta tarde.
De ahí que haya tantas churrerías y/o chocolaterías registradas en esta villa ribereña, podría decirse que la práctica totalidad con el mismo origen familiar.
Con el paso de los años los abuelos legaron los secretos del churro a sus hijos y nietos. Y así, generación tras generación, las familias fueron creciendo y expandiéndose, y las churrerías, también.
Junto a ellas, las de algunos que fueron empleados de esas churrerías familiares y que en algún momento decidieron montar la suya propia.
Unos y otros vivieron ayer su gran día, ya que Pontecesures acogió una nueva edición de la Festa do Churro, pensada por el Concello y los propios churreros para, precisamente, presumir de producto y dar a conocer esta tradición centenaria.
El lunes se barajó la opción de suspenderla, ya que las condiciones meteorológicas adversas desaconsejaban la celebración. Pero ante la posibilidad de que el tiempo mejorara levemente ayer por la tarde, el Concello propuso mantener esta cita que, a la postre, era la guinda del día festivo del patrón, San Julián.
La preparación del chocolate.
Y allí que se fueron con sus churros y su chocolate empresas como la de Lauro Jamardo y Sandra Lafuente, puesta en marcha en 1990. Se trata de Churrería Sandra, cuyos orígenes se remontan a 1930, en tiempos del abuelo de Lauro.
La suya es una de las familias pontecesureñas que se dedican a la venta de churros de forma ambulante. Y una de las que más han querido implicarse en su exaltación anual, para «promocionar el producto y reinvindicar esta tradición del pueblo pontecesureño».
En el que también trabajó durante décadas Fina, su hermana, recientemente jubilada y que traspasó la experiencia y buen hacer en la elaboración del chocolate a su nieto, quien abrió la tienda llamada La Quinta en Santiago.
Junto a ellos y los cientos de personas que ayer acudieron a la fiesta desplegada en el entorno de A Plazuela, Isolina Lafuente, la hermana de Sandra y propietaria de Churrería Isolina desde los años ochenta, cuando se hizo cargo de la empresa que tenía la familia de su marido.
Dos de las churreras.
Tampoco podía faltar María Jesús Batalla, de 66 años y gerente de Churrería Marisú. A sus espaldas, casi cuarenta años de oficio y dedicación a «un producto tradicional y característico de Pontecesures que ha dado trabajo a muchas familias durante generaciones», indicó la experimentada churrera
Más joven que ella es Patricia Constantino Dasilva, que al frente de Churrería Patry también quiso sumarse a la fiesta celebrada ayer, y quien representa la continuidad de un negocio que en el pasado perteneció a la familia de su exmarido.
Otra de las firmas participantes fue La Cesureña, regentada por José Ramón Vilas, de 44 años, y Susana Fernandes, de 43. Llevan doce años en el negocio, el cual heredaron de los padres de ella, quienes a su vez lo montaron hace casi cuatro décadas.
La preparación de los churros.
Se completa la relación de participantes con las churrerías Lucía, María Moreiras, Montserrat Custodia, Marisol Doce Limeres, Miguel Jamardo e Iván Custodia.
En el gobierno bipartito de Pontecesures, que presentó la Festa do Churro como una de las señas de identidad del municipio, destacaron que en este evento «además de comer y bailar es posible ver cómo se elabora este producto en vivo y en directo con ingredientes de l más simple , como harina, agua y sal».
De este modo quedaba patente que «la cadena de producción sigue siendo un proceso prácticamente manual que incluye el amasado, el corte de cada porción y el proceso de freírlas en grandes cantidades de aceite para que los churros queden perfectamente cocidos y crujientes antes de aderezarlos con la tradicional lluvia de azúcar».
De todo ello dieron cuenta, y gratis, cuantos ayer se acercaron al centro urbano pontecesureño, donde el mal tiempo limitó una afluencia que, en caso contrario, iba a resultar mucho más espectacular.
También en Pontecesures celebraron ayer la fiesta de su patrón. Pero en este caso, las normas no marcan la necesidad de salir de etiqueta. Al margen de la misa solemne de la mañana, la celebración se reservó para la tarde, cuando bajo una carpa se desarrolló la Festa do Churro. Varias churrerías y una chocolatería del pueblo repartieron ese dulce, acompañado con chocolate caliente, ayudando así a espantar el frío y las incomodidades provocadas por el clima. Unos bailes con el Dúo Reflejos completaban la receta para entrar en calor en el día de San Xulián.
Asistentes en la última edición de la cita gastronómica.
Pontecesures celebrará el 7 de enero, coincidiendo con las fiestas de San Xulián, la XIII Festa do Churro, con el objetivo de consolidar la cita en el calendario de invierno, cumpliendo su segunda edición consecutiva en el mes de enero tras el éxito de 2024, cuando se repartieron unas 30.000 unidades de churros con chocolate de forma gratuita. Cifra que se espera, como mínimo, igualar este año, según señala la alcaldesa, Maite Tocino.
En esta edición participarán once churrerías y una chocolatería de la villa, con el objetivo de poner en valor un producto identificable con Pontecesures, que está siendo elaborado desde “hai xeracións por practicamente as mesmas familias e que está fondamente arraigado na cultura popular da zona”, subrayó la regidora. Cabe recordar que, tradicionalmente, esta celebración tenía lugar en el mes de julio pero, tras consensuarlo con las “familias churreiras”, el Concello decidió trasladarla a la fecha actual, por entender que, por una parte, el producto encaja mejor con las condiciones climatológicas de enero y, por otra, para poner en valor el Día do Patrón, que era una celebración que pasaba “case desapercibida”.
Así, el reparto de los churros arrancará a las 18:30 horas en A Plazuela. Asimismo, debido a que las predicciones del tempo anuncian lluvia, el Concello anuncia que también se instalará una carpa. Además, habrá música para amenizar la jornada a cargo de “Dúo Reflejos”.
La Festa do Churro será así el plato estrella del Día do Patrón, en honor a San Xulián, que comenzará a las nueve de la mañana con un gran disparo de fuegos anunciando la celebración, a la que seguirá una alborada a cargo de Xarandeira. A las 12:30 horas será la tradicional misa acompañada por la Coral Polifónica de Pontecesures. Al remate del oficio religioso, la agrupación Xarandeira volverá actuar en A Plazuela.
Los valeiros optan por no aventurarse a hacer predicciones tras la falta de capturas en el último ejercicio
Los valeiros largan sus nasas butrón en una imagen de archivo.
Con el inicio del año, como suele ser habitual, se da por iniciada la campaña de la lamprea en el río Ulla. Especialmente en la zona de Pontecesures, considerada la idónea para la obtención de este cotizado pescado, donde los valeiros largaron esta mañana las primeras nasas butrón en busca de las primeras lampreas, que suelen ser muy bien pagada por los restaurantes de la zona.
Las expectativas, no obstante, no son muy halagüeñas. Así lo explica Roberto Barreiro, de Cesures, que no se atreve a hacer predicciones tras una campaña de 2024 muy pobre y que, incluso, obligó a la suspensión de la cita gastronómica por excelencia de Pontecesures, la Festa da Lamprea, debido a la falta del producto. Lo cierto es que, tal y como apunta Barreiro, las condiciones del río el año pasado, “a priori”, “eran boas”, al estar caudaloso y, sin embargo, fueron escasas las capturas, por lo que para esta campaña no se espera que la situación mejora. “O mar acábase”, recalca el valeiro, “non só a lamprea, xa non hai de nada”. Una situación que merma también la presencia de más embarcaciones en las aguas del Ulla, que año a año se han visto venidas a menos ante la ausencia de capturas.