Las primeras lampreas de la temporada ya están en tierra.

Los valeiros recogieron este mediodía las nasas del Ulla

Con distinta suerte, los valeiros iniciaron la campaña de la lamprea en el río Ulla. Este mediodía llegaron con las primeras capturas al muelle de Pontecesures para seguir largando las nasas en los próximos días. En la ría de Arousa hay una docena de permisos de explotación para este recurso adscritos a las cofradías de Carril y Rianxo, aunque no todos los valeiros iniciaron la campaña.

El río baja con bastante caudal debido a las últimas lluvias, lo cual favorece el crecimiento de este pez de extraño aspecto que suscita filias y fobias y que cuenta con fiesta propia en Pontecesures y un lugar destacado en muchas cartas de restaurantes.

La Voz de Galicia

Manbís el gran pulpeiro de toda España.

Pulpería Lito Mambis

Ángel Doce, su propietario, lleva sus carpas gigantes con la etiqueta Mambís a todo el mundo como sabroso embajador de este manjar de dioses que es el pulpo

Galicia es una tierra que nació para bailar, cantar, comer y vivir. Cuando llega el verano, miles de romerías y fiestas populares llenan su verde y atractiva geografía de cohetes, de procesiones, de gaitas, de bandas de música populares, de grandes orquestas, de celebraciones gastronómicas increíbles… Así es mi tierra. No hay un solo día del verano sin que el calendario anuncie lo que por aquí llaman «festa rachada». Y es en esas romerías típicas done el pulpo se convierte en el invitado que nunca falta a la cita.Enormes carpas ambulantes viajan de pueblo en pueblo, de aldea en aldea, invitando a la gente a disfrutar de este bocado exquisito de Galicia con toda autenticidad, con los calderos humeantes en los que se va cociendo el pulpo lentamente a la vista del público y siempre debajo de esas lonas gigantes, debajo de las cuales se sientan lugareños y visitantes dispuestos a saborear uno de los platos más típicos y más festivos de esta tierra bendita. Estas carpas gigantes que van de feria en feria pertenecen a familias pulpeiras de toda la vida, que han permanecido fieles a la tradición de generación en generación y se han convertido en una imagen indispensable de todas las romerías del verano gallego.Una de las familias más renombradas entre las pulperías ambulantes de mi tierra es la familia Mambís. Recuerdo perfectamente al patriarca de la saga, aquel gran Mambís jaranero, vividor y amante de la vida, que fue quien empezó a viajar de fiesta en fiesta con su carpa gigante en la que se leía «Pulperias Mambís, pulpo e viños do país». Sus descendientes siguen la tradición del viejo y uno de ellos, Lito Mambís, es ahora mismo el gran pulpeiro de toda Galicia y también de fuera de ella. Ángel Doce, su propietario, lleva sus carpas gigantes con la etiqueta Mambís a todo el mundo como sabroso embajador de este manjar de dioses que es el pulpo en todo su esplendor popular.Nuestra familia acude a Ángel Doce todos los 25 de julio de cada año para que coloque una de sus carpas ambulantes en la romería padronesa del Santiaguiño Do Monte. Allí, entre castaños y eucaliptos, a la vera de las peñas donde predicó el Apóstol Santiago y junto a la capilla en la que cada año se honra su memoria, disfrutamos de un menú típicamente festeiro de verdad: pulpo á feira hasta «fartarse», empanada de bacalao con pasas, pimientos de Herbón-Padrón, carne ó caldeiro o churrasco con pataquiñas cocidas y, como remate del festín, la famosa tarta larpeira. Todos los años repetimos menú. Y lo seguiremos haciendo, porque Lito Mambís y su gente lo bordan y lo hacen cada año mejor. Es el sabor de Galicia en toda su pureza. Si queréis montar una romería en mi tierra o fuera de ella, no puede faltar una carpa con la leyenda «Lito Mambís, pulpo e viños do pais», para poder disfrutar del mejor pulpo de vuestra vida. Decidle a Ángel Doce que vais de mi parte. Seguro que tiene un detalle con vosotros.

Pepe Domingo Castaño

El Debate

…Cuando el Santiago Matamoros procesionaba el Día del Apóstol en Padrón y «asistía» a la romería.

La romería del Santiaguiño do Monte, que se celebra cada 25 de julio en Padrón, ha sido siempre na fiesta de referencia en toda la comarca de Compostela. Es esta pequeña montaña en la que se contempla el valle del Sar se encuentran las peñas sobre las que, según la tradición cristiana, prdicó el evangelio el Apóstol Santiago en su primer viaje (en vida) a la Península Ibérica. De ahí que cada 25 de julio se celebre una gran fiesta jacobea que no solo congrega a vecinos de la villa sino de otros muchos municipios de los alrededores de este espacio emblemático. Además de la tradicional comida campestre y de las funciones religiosas en honor al santo patrón. La cita fue punto de encuentro durante décadas de decenas de grupos de gaiteiros llegados de toda Galicia.

«Ahora se hace con el peregrino»

Explica Antonio Fernández Muñíz, conocido vecino de la capital del Sar, que en la villa se celebra cada 25 de julio una hermosa procesión que remata en la ermita del Santiaguiño do Monte. «Ahora está presidida por el Parrandeiro» que, según explica, «es el nombre que se le da popularmente a una bellísima imagen del Apóstol Santiago peregrino», así bautizada por que «en el transcurso de la procesión suele dar unos bailes al ritmos de los numerosos grupos de gaitas que solemnizan un desfile procesional con gran ambiente festivo», Después de recorrer las calles del pueblo, acompañado por otros muchos santos y numerosos fieles ataviados con traje regional, la comitiva pone rumbo al monte. Para llegar a su destino ha de subir antes una larga escalinata.

El Correo Gallego

Vidal Seage: “La festividad del Carmen es un punto de encuentro y motivo de orgullo”.

“Los pescadores de lamprea, pulpeiros y churreros fueron correa de transmisión y un referente para Pontecesures”

Orgulloso y satisfecho de su patrona, el alcalde de Pontecesures, Juan Manuel Vidal Seage, destaca el significado de la festividad del Carmen para Pontecesures.

¿Qué significa para los vecinos y vecinas y el sector hostelero y comercial de Pontecesures la celebración de sus fiestas más populares?

En un pueblo con una tradición marinera como Pontecesures, la festividad del Carmen adquiere una connotación muy singular. Es punto de encuentro y motivo de orgullo el mostrar a visitantes y vecinos el saber hacer de colectivos que históricamente han sido un referente para Pontecesures. Pescadores de lamprea, pulpeiros y churreros, que han sido una correa de transmisión a lo largo de décadas de las cualidades de un pueblo, Pontecesures.

¿Cómo colabora el Concello, tanto económicamente como en el programa, con la organización de las Festas da Virxe do Carme y San Antón?

Ponemos a disposición de vecinos y visitantes todos los medios económicos y logísticos. Económicamente participamos en la contratación de grupos musicales, campañas de promoción, logística de equipos de montaje, limpieza, etc. Como fiesta referente en Pontecesures nos implicamos sin cortapisa.

¿Se han decretado medidas de prevención o se vuelve completamente a la normalidad tras la pandemia?

Intentamos interferir lo menos posible en el normal desarrollo de la fiesta. No obstante, los servicios de Vigilancia Municipal estarán atentos al cumplimiento de la normativa que sea de aplicación.

¿Ha establecido el Concello algún dispositivo especial para evitar descontroles o incidentes en las fiestas?

Como digo, los servicios de Vigilancia Municipal estarán operativos. De igual manera, es habitual en estas festividades que la Guardia Civil también dé cobertura.

¿Qué mensaje le manda el alcalde a la ciudadanía?

Me gustaría trasladar un mensaje de alegría e invitar a que los vecinos del municipio y quienes lo visiten disfruten de estas fiestas tan representativas y singulares. Aunando los eventos musicales y los gastronómicos encontrarán en Pontecesures un motivo para la visita y el disfrute de unas jornadas que serán inolvidables.

El Correo Gallego

Se le recuerda a Gibson en una entrevista la inolvidable edición de la Festa da Lamprea 2004.

El hispanista repasa algunos momentos de su vida, salpicados casi todos ellos por la inacabable pasión por Lorca

Si algún día cumplo 83 años, quisiera hacerlo con la capacidad de apasionarme que muestra Ian Gibson (Dublín, 1939) cuando habla de Lorca. En el frío claustro del Hostal de los Reyes Católicos, me dejo subyugar por el hispanista melancólico, el tímido que lucha por ser valiente.

—Viene a Galicia con alguna frecuencia.
—Sí, hombre. Yo tengo el alma un poco repartida entre Galicia y Andalucía. No lo puedo remediar. Por mi dedicación a Lorca pasé mucho tiempo en Andalucía, pero como gaélico me tira Galicia. Hay algo entre nosotros. Yo soy de Dublín, soy del mar… y muy europeo. Y soy hispanista. Yo soy una locura, lo reconozco. Porque no quise ser un hispanista a distancia, quise vivir aquí.
—Lorca también visitó Galicia.
—Investigar a Lorca también me trajo a Galicia. Tras mi primer libro, en 1971, sobre su asesinato, contacté con unas personas que luego fueron mis amigos: José Luis Franco Grande, José Landeira, Carlos Casares… me pusieron al tanto de algo muy importante para mi trabajo: que en Vigo vivía César Torres Martínez, gobernador en Granada cuando ocurrió la sublevación [de 1936]. Así que vine corriendo desde Francia. El encuentro enriqueció mi libro y puedo decir que la amistad con Franco Grande fue fundamental en mi vida. Él me llevó a comer lamprea por primera vez, ja, ja.

—Bueno, usted pregonó una fiesta de la lamprea en Pontecesures.
—¡Con Fraga!
—Eso es.
—Me llamaron los organizadores la noche antes y me dijeron: «Señor Gibson, ha ocurrido un pequeño problema. Es que don Manuel quiere estar en la mesa». Yo, claro, dije que no tenía problema. Y estuvo bien. Hay que buscar el diálogo y la concordia.
Las crónicas cuentan que se divirtieron.
—Lo pasamos bien, sí, pero lo hubiera pasado mejor sin él, ja, ja.

—¿Habla un poco de gallego?
—Yo soy un latinista, así que leer en gallego no me supone ningún problema.
También escribió un libro sobre Cela.
—Fue un encargo que no quería hacer, pero formaba parte de un contrato con Aguilar. Tuve que pasar un año leyendo sus novelas y hablando con gente que lo conocía. Tenga en cuenta que está hablando con un loco que abandonó su cátedra para escribir un libro sobre Lorca, así que he tenido que escribir otros libros para vivir de ellos, de mis conferencias, artículos. Llevo muchas décadas haciendo eso.

—Pero seguro que se siente querido…—Sí, aunque tengo mis adversarios y con Santiago Abascal sería difícil que tuviera una conversación tranquila, pero es verdad que mucha gente me aprecia. España me ha permitido expresarme, mover los brazos. Yo vengo de una familia protestante, muy puritana. Y me jodieron la vida con su puritanismo. Acabo de escribir un libro sobre esto, pero no sé si lo voy a publicar. España me dio alas. Y Lorca, porque sin él no soy absolutamente nada. Sin Lorca y mi pasión lorquiana me habría pegado un tiro hace años, probablemente.
—¿Qué lleva a un irlandés a consagrar su vida al estudio de España?
—En las universidades británicas hay muchos departamentos estudiando francés, italiano, español… Esta fascinación con otros países es normal, pero en España había un aislamiento. Que un irlandés estudie a Cervantes es perfectamente normal. Igual que un granadino estudie a Joyce, pero las cosas aquí no eran normales. La gran España no la conocemos todavía.






—Usted ha dicho que con 100.000 muertos en las cunetas no se puede avanzar.
—No se puede. A mí me gustaría una derecha normal, conservadora, capaz de dialogar y escuchar. Pero aquí el franquismo sigue presente en cierto modo.
—¿Qué le ha parecido esta implosión del PP?
—Este presidente [Feijoo] parece ser más cauto, más medido. Tiene carisma y presencia. Espero que no diga barbaridades sobre los enterrados. Porque yo no le perdono a Casado lo que dijo sobre que estaba harto del tema del abuelo en la cuneta. Hay que superar este gran problema… aunque luego viene Putin y nos mata a todos.
—Ya. Le habrá sorprendido esta invasión.
—Sí, me ha sorprendido, Pero este hombre se ha ido convirtiendo en un tirano. Parecía imposible que apareciera una bestia como él, pero ya se ve que está dispuesto a matar a todo el mundo, como Hitler o Mussolini. Es todo muy deprimente
—Regresemos a Lorca. Escribió en gallego.
—Bueno. Eso es una exageración. Él era un poeta y amaba a Galicia y quería escribir algo sobre Galicia pero sin sus amigos no podría haberlo hecho. Lorca es un fenómeno cósmico, era un hombre superdotado, con el don de la música, de la poesía, el teatro… Eso no es normal. Y encima era gay y no podía vivir su vida. Eso lo expresó en su obra. Yo creo que lo más impactó a Lorca de Galicia fue su primera visita, en 1916. Estuvo en Santiago y escribió unas páginas al hospicio de San Domingo de Bonaval, donde había niños pobres abandonados. También le impactó la gaita.
—A mí me impacta la pasión que utiliza para referirse a él.
—Ja, ja. ¡Es lo único que tengo, hombre! Sé que transmito esa pasión, pero no lo puedo remediar. Es algo que tengo dentro y sé que me voy a morir con eso. Lorca fue mi salvación. Cuando estás buscando tu camino, si tienes suerte, puede aparecer un pintor, un escritor… algo que te abra unas ventanas sobre tu vida. Yo encontré por casualidad el romance de la luna, luna [Del Romancero gitano] en una librería de ocasión de Dublín cuando tenía 18 años. No había leído nada comparable, fue un hechizo inmediato.
—¿Cree que aparecerán los restos alguna vez o no tiene demasiada importancia?
—Tiene mucha importancia. La familia me tiene destrozado: no quiere saber, no ayuda… Hay mil versiones sobre dónde está. Lorca es el poeta nacional, aunque haya parte de la derecha que no lo lleve bien. Tenía mucha obra en preparación. Es un espanto pensar lo que habría escrito si no lo hubieran matado. Quería cambiar la sociedad a través de su teatro; que hubiera justicia social y que cada uno pudiera vivir su vida. Yo me conformaría con que la familia dijera que ellos no han tocado los restos. Recuperarlos ayudaría a la reconciliación de este país.
—Dejemos descansar al poeta. ¿Es verdad que es usted ornitólogo?
—Sí, desde la infancia. Mi padre era un amante de la naturaleza; me sacaba a ver las marismas y me transmitió su pasión ornitológica. Es algo que le debo. Otras cosas no, pero eso sí. Muy joven me hablaron de Doñana, donde cada invierno pasaban cuatro meses miles de ánsares. Años después estuve allí y los vi comer arena al amanecer. Decenas de miles. Lo hacen para ayudar a su sistema digestivo.
—¿Cómo se definiría en pocas palabras?
—¡Vaya! Nunca me preguntaron eso. [piensa unos segundos] Yo soy un tímido que querría ser fuerte; un débil que daría todo por ser valiente; lucho contra mis miedos día y noche, mi angustia de niño que jamás me ha dejado. Pese a tanto psicoanálisis sigo siendo un hombre lleno de miedos. La muerte me aterra. Pero, pese a todo tengo una sonrisa. Los amigos son un consuelo, pero no puedo presumir de ser una persona feliz ni muy satisfecho con lo que he hecho en la vida.
—Me sorprende lo que dice.
—Ya. Puedes aparentar y tomar una copa, pero debajo puede haber una tristeza. Yo creo que en mí hay una profunda tristeza por lo que me impusieron. No me ha impedido tener momentos felices, pero noto que sigue dentro de mí.
—Con la pandemia lo pasó mal, leí.
—Para mí España han sido aventuras. Y eso acabó con la pandemia. Estar encerrado en mi piso me afectó mucho.
—Dígame un sitio en el que se sienta feliz.
—Yo me siento muy feliz en Lavapiés, porque es un pueblo dentro de Madrid.
—También leí que había tenido 18 mudanzas.
—Pero alrededor de Europa. Empecé en Belfast, luego a Londres, a la universidad y, tras unos años, decidí que no tenía vocación de profesor. Luego fuimos a Francia y, desde allí a España. No sé si han sido 18 casas pero, desde luego, lo que yo he hecho ha sido una locura. El resultado son los libros. No habría podido hacerlo sin mi mujer, porque he sido un mal padre, siempre obsesionado con mis libros. Un poco desastre.
—Una canción.
—Últimamente me enloquece un canción de Alejandro Sanz con Tony Bennet: Esta tarde vi llover. Soy un romántico, no lo puedo remediar.
—¿Lo más importante en la vida?
—Tratar de ser valiente y siendo lo que uno es. Sin miedo. Hay un verso de Paul Valéry que dice: «El viento se levanta. Hay que tratar de vivir». No olvide citar este verso.

La Voz de Galicia

Pepe Domingo recibe un baño de cariño y ovaciones por su libro de vida en Padrón

Pepe Domingo recibe un baño de cariño y ovaciones por su libro de vida en Padrón

‘Hasta que se me acaben las palabras’ se agotó en todas las tiendas // La firma se convirtió en un emocionante homenaje en el que no faltaron gaitas ni charanga.

Pepe Domingo Castaño recibió ayer un gran baño de cariño del que posiblemente no se olvide en la vida. Llegó a Padrón emocionado por la lluvia de felicitaciones que está recibiendo estos días tras la publicación de su libro de recuerdos de vida y radio, Hasta que se acaben las palabras. Ayer tuvo la gran oportunidad de presentárselo personalmente a la gente que más quiere: a sus familia, amigos y a los vecinos de su pueblo, que una vez más lo recibieron con los brazos abiertos y con la admiración que se merece quien siempre lleva a Padrón por bandera.

Quiso hacer la firma en Pulpería Rial para que ninguno de los dos libreros que hay en la villa se molestara; y la verdad es que la fiesta fue todo un éxito. Porque hay que decir que el acto fue al final una fiesta. Entre platos de polbo á feira y tazas de ribeiro, en un clima informal y familiar, rubricó ejemplar tras ejemplar, abrazó a no pocos amigos y se emocionó también en algún que otro momento, sobre todo al contemplar de nuevo rostros de la infancia, de las caralladas que tanto disfrutaba en las tabernas del pueblo antes de triunfar en la radio, en la televisión y en la música en Madrid.

Pepé, Pepiño, como ayer le llamaba la mayoría, se mostraba pletórico y con un gesto permanente de agradecimiento en el semblante. Pese a que es un hombre al que no le chistan mucho las sorpresas, no pudo evitar expresar su gran alegría cuando oyó sonar las gaitas de Xoldra; ni cuando la Charanga O Santiaguiño puso en marcha toda su artillería para animar el cotarro. Porque hay que decir que este miércoles se montó una buena en Padrón. El periodismo y la música se fundieron en un gran espectáculo como el que no recordaba la villa rosaliana desde hacía tiempo.

Las librerías agotaron todas las existencias de Hasta que se me acaben las palabras. Y la cola que se formó en la plazueleta de las Traviesas y que se adentraba en la calle Herreros, la misma que fue testigo de la niñez del protagonista de esta jornada, parecía no acabar más. Cientos de personas llegadas de los rincones más recónditos de Galicia acudieron a esta cita tan especial con Pepe Domingo Castaño, un niño que nació en Lestrove (Dodro), se crió en las calles de Padrón y triunfó en Madrid hasta convertirse en uno de los periodistas radiofónicos de mayor prestigio de nuestro país.

En medio de esta jornada bulliciosa y alegre en su pueblo, Pepe Domingo declaraba ayer a EL CORREO GALLEGO que “en Padrón está el cogollo de todo: mi vida no existiría sin Padrón, ni tampoco este libro. Padrón es el origen de todo, lo bueno y lo malo. Aunque yo prefiero quedarme con lo bueno y olvidarme de lo malo”, sentenció, al tiempo que no pudo evitar referirse al baño cariño que recibió durante todo el día: “Aquí sientes que la gente te quiere; me hace mucha ilusión saludar a todos aquellos que quieren saludarme. La verdad es que he llegado con los bolsillos cargados de cariño para vaciarlos en Padrón”.

Antes de la firma de libros y de una comida muy familiar en la que su hermana Guapecha le preparó la empanada de lamprea que tanto le gusta, Castaño visitó la sede de Cáritas Parroquial, donde pudo conocer de primera mano la labor que realiza la entidad en el pueblo. Cabe recordar que los beneficios del libro (multiplicados por dos) se destinarán a esta organización y a Aesleme. “Es lo menos que puedo hacer para agradecer a la vida todo lo que me ha dado”, concluyó. Cáritas le obsequió con una bonita medalla y le agradeció el gesto solidario y de buena voluntad.

Padrón se volcó y algunos negocios, como la Taberna A Filoxera, no dudaron en invitar a un vino a todos aquellos que acudieran con el libro firmado. Para contribuir a la buena causa del hijo de Antonio y Rosa.

El Correo Gallego