El hombre de confianza de Pontecesures.

José Trasande está a punto de despedirse de la barra del Tele Bar, el local que ha regentado toda una vida.

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Día de ruta de la matanza. Además de los callos, el Tele Bar ofreció costilla y unas empanadillas de pinchos que sabían a gloria.

A Pili, la mujer de Pepe, los callos le salen de rechupete. Los cocina el fin de semana, y el Tele Bar se llena de familias ansiosas de hundir la cuchara en la sabrosa salsa. A la gente, nos cuenta José Trasande desde detrás de la barra, le encanta la tapa. «Moita xente ten pedido a receita para facelos na casa, e sempre se lle dá sen problema… Pero fíxate. Os que a levan, volven e din que os callos non saben igual que os do Tele Bar. Será o cariño ou a man da cociñeira», sentencia este hombre, veterano de la hostelería cesureña y un personaje destacado de la vida en esta pequeña localidad.

A fin de cuentas, Pepe lleva cuarenta años regentando el local situado en la Plazuela. Cuando decidió abandonar su trabajo en Nestlè y adentrarse en el mundo de la hostelería, escogió un local ruinoso del que solo conservó una cosa: el nombre. «Pensamos en chamarlle doutra maneira, pero total todo o mundo ía seguir dicíndolle Tele Bar, porque fora o primeiro bar de Cesures que puxera televisión, así que lle quedou». ?l, que se metió detrás de la barra «por vocación», fue haciendo cambiar su establecimiento al ritmo de los tiempos. En los ochenta, por ejemplo, colocó en la parte de atrás de local, en un lugar apartado de miradas indiscretas, unos sofás. «Foi un éxito. Ás cinco da tarde xa había parellas que viñan coller sitio». Cuando arrancó el negocio, «moito marisco temos cociñado aquí para despois repartir». Y cuando en Pontecesures se hizo fuerte la movida, «faciamos bocadillos e hamburguesas ata as seis da mañá. A esa hora xa parabamos porque ao día seguinte había que volver a abrir». Las noches de fin de año, recuerda, se prolongaban hasta casi el mediodía del día 1 de enero, convertidas en un ir y venir de churros y chocolates. Pepe recuerda aquellos tiempos. «Ata o ano 2000, Pontecesures desbordaba ambiente. Aquí chegou a haber cinco estancos, casas de comidas, e entrando desde a rotonda, todo eran negocios». Luego, el pueblo inició un lento declive que el achaca, sin dudarlo, a la reordenación del tráfico en el eje principal. «Quen condenou a Cesures foi á dirección única». ?l ha expuesto su tesis, una y otra vez, a los sucesivos gobiernos. «¿Que traballo lles custará probar e cambiar o sentido [de circulación] destas rúas. Penso que iso sería bo, e non custaría cartos». Pepe se alporiza un poco cuando habla de este tema. Y no se muerde la lengua ante los actuales inquilinos del consistorio. «Igual berro un pouco con eles, pero non por mal. Coñézoos de toda a vida, ¡se se criaron aquí!», dice haciendo un gesto que abarca la Plazuela.

En medio de los niños que crecieron en ese entorno, los cuatro hijos de Pepe y Pilar. Y ahora, sus seis nietos. También Pepe ha crecido, embarcándose en un sinfín de actividades. Fue presidente de la asociación de comerciantes y, durante muchos años, pilar inquebrantable de las comisiones de fiestas. «Todos temos que demostrar a nosa valía e, se podemos, botar unha man». Y él decidió sacar tiempo no se sabe de dónde para «ir pedir porta a porta» para animar las celebraciones cesureñas y organizar saraos capaces de competir hasta con la Pascua de Padrón. Por eso, el Tele Bar no falló cuando se organizó la ruta de la lamprea. «Agotamos todo o que tiñamos: as delicias de lamprea, a empanada, a lamprea á bordelesa». Ahora se han sumado a la ruta de tapas de la matanza, aunque quizás con menos entusiasmo «porque non é algo que sexa moi tradicional por aquí».

Pero si hay que hacerlo, se hace. Todo sea por echar un cabo. Pepe piensa seguir así, fiel a ese principio, hasta que llegue la hora de la jubilación. Será «pronto, pronto». ¿Y a qué dedicará el tiempo libre este hostelero vocacional? Asegura que a disfrutar de su familia, que es su tesoro más preciado. Y a viajar. No muy lejos, la verdad: «O primeiro que quero facer é coñecer Galicia». Cuando salga de detrás de la barra, Pepe se llevará con él las confidencias de varias generaciones de cesureños. Están a buen recaudo. «Un camareiro ten que ter algo de psicólogo. Ten que escoitar moito. E, sobre todo, ten que calar».

La Voz de Galicia

Sabor de la matanza en Cesures.

En Pontecesures trabajan sin pausa para que este viernes, en la inauguración de la ruta de tapas elaboradas con productos de la matanza, todo salga a pedir de boca. La iniciativa se traducirá en que, durante todo el fin de semana, 18 establecimientos de la localidad servirán tapas muy otoñales. Cada una de esas raciones costarán dos euros. Y quien pruebe cinco de ellas entrará en el sorteo de una magnífica cesta en la que no faltarán ni los chorizos, ni la cachucha. Como la matanza manda.

La Voz de Galicia

La padronesa Carmen Tarrío, la peixeira más veterana de la plaza de Vilagarcía, repasa la crisis del mercado.

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Lleva más de medio siglo vendiendo pescado fresco a los vilagarcianos. Así que Carmen Tarrío sabe de lo que habla cuando habla de la plaza de abastos, de sus idas y venidas, de sus subidas y -sobre todo- de sus bajadas. Porque la plaza, dice, languidece sin remedio. Olvidémonos por un momento de los martes y los sábados, esos días mágicos en los que el mercado ambulante llena los pasillos de carros y clientes. Si entramos en la plaza un miércoles, uno cualquiera, desde detrás de los puestos todos los ojos se girarán hacia nosotros, tal es la escasez de movimiento.

«Estes son días mortos», confiesa Carmen. Habla con ese gesto de resignación de quien mira al futuro con la sensación «de que non pinta moi bonito». Y eso que en su larga historia como peixeira ha visto de todo. Ha pasado muchos trabajos y ha tenido mucho frío en los sucesivos emplazamientos en los que le ha tocado acomodarse. Ahora, la plaza luce mejor que nunca, con mesados de aluminio e higiénicas instalaciones. Sin embargo, de poco sirven todas esas mejoras los miércoles. Esos días «cada vez valen menos», confiesa Carmen.

Es tan cativo el negocio, que el número de puestos ocupados por el pescado se puede contar con los dedos de una mano. «Sendo as que somos xa nos costa traballo vender algo, se chega a vir máis xente non facíamos nada», sentencia nuestra veterana peixeira. Asegura haberse acostumbrado ya a pasar los miércoles al sol de la plaza, pero algo en su gesto algo dice que no, que esta mujer pertenece a la raza de las luchadoras, de las que no se rinden. Se le nota en la disposición con la que llama a los escasos clientes que cruzan ante su puesto, defendiendo con uñas y dientes su trabajo. Es precisamente la falta de trabajo, la culpable de la desértica estampa. «Aquí xa non queda industria. Sen industria non hai traballo, e sen traballo non hai cartiños para gastar».

Dejamos a Carmen atendiendo a dos jóvenes que visitan la plaza casi por casualidad. Son de Padrón, y tienen la suerte de que una pescantina pare su furgoneta delante de la puerta de su casa. Pero hoy, de visita en la capital Arousana, han decidido detenerse en el viejo mercado para comprar un poco de pescado fresco. «Prefiro collelo na praza que no supermercado. Aquí xa se ve que a calidade é diferente, que todo é produto de garantía. E, de paso, axudamos a esta xente que está a aguantar dos negocios», explica una de las jóvenes clientas. Carmen, que limpia con diligencia el pescado que le han pedido, asiente. Como asentirían todas sus compañeras si estuviesen escuchando.

El milagro de la resistencia

En la plaza, los miércoles, mandan mujeres de edad madura. Veteranas que, como Pilar, rivalizan con Carmen en ser «la más antigua» de la plaza. Ella frisa también el medio siglo de trayectoria. Y ella ve, también, como desde hace unos años, la plaza se ha vaciado. «Solo se salvan los martes y los sábados». ¿Y cómo se sobrevive?, preguntamos. Pilar pone cara de quien es capaz de hacer milagros. «Pois entre semana traemos menos produto. Menos cantidade e menos variedade». Esa queda para el fin de semana, cuando la plaza se convierte en un festival en el que mandan los colores de los mariscos y los pescados la ría.

Un adelanto lo ofrece el bancal de Pescados Celia, que luce coqueto. Tras semejante bodegón marino, la peixeira, otra veterana, reconoce que se esmera a la hora de colocar sus pescados. «Pero de nada vale. Por moi bonito que poñas o escaparate… Nada de nada». «Eu vendo todo peixe da ría, de Ribeira, de Vilaxoán, de Cambados. ? bo peixe, e o bo peixe vai caro. Así que coa crise véndese menos, porque todos intentamos apañarnos como podemos», dice Celia.

Ella acude puntual a su cita con la plaza porque «xa levo moitos anos aquí, e estou a aguantar», esperando paciente hasta que llegue la hora de la jubilación. Sin embargo, las pescantinas más jóvenes se quedan en casa «porque, realmente, vir non compensa».
los problemas Las soluciones

Cara y cruz

La crisis. Sin industria, razona Carmen, no hay trabajo. Sin trabajo, no hay dinero. Y sin dinero, no se vende pescado. «A xente tira máis polos conxelados, e iso que non son moito máis baratos», apunta Pilar. Carmen culpa a esa «comodidade» que aleja a los jóvenes de la plaza.

Una cuestión difícil. No saben muy bien qué se puede hacer. Pero esperan que alguien dé con la fórmula. A fin de cuentas, ¿por qué no va a tener futuro la plaza de Vilagarcía si hay otras, como la de Vilanova, que parecen revivir poco a poco.

La Voz de Galicia

Para que no haya otra Lilia, de la que nunca más se supo.

La Academia Galega de Seguridade organizó en Valga un curso de localización de personas perdidas.

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Toda la teoría y técnica es poca cuando se trata de localizar a una persona perdida en el monte o a orillas de un río. La Academia Galega de Seguridade organiza cursos para formar a los voluntarios de Protección Civil en estas lides, y este fin de semana tocó en Valga. Hasta allí acudieron efectivos de las agrupaciones de Vilagarcía, Padrón, Moraña, A Lama, Tomiño, Val Miñor, Muros y, por supuesto, los anfitriones, con el fin de prepararse para afrontar situaciones de este tipo. Por desgracia, en Valga se han visto en esta tesitura en media docena de ocasiones en los últimos años, y los operativos no siempre terminaron con final feliz. «Temos a espiña cravada da muller que desapareceu no verán, da que non volvemos a saber», explica el presidente de la agrupación, José Manuel Otero Caamaño. Lilia Miguéns Iglesias, de 79 años, faltó de su casa en A Devesa el pasado mes e junio. Se la buscó durante tres días pero nada se encontró que diera pistas sobre su paradero. El caso está ahora en manos de la Guardia Civil.

Ayer solo se trataba de un simulacro pero nunca se sabe cuándo va a surgir la alarma. Desde este fin de semana hay 18 voluntarios un poco más duchos en este tipo de operativos; en señalizar el aterrizaje de un helicóptero, prestar los primeros auxilios, orientarse por GPS o anudar una cuerda de forma segura.

La Voz de Galicia

Padrón abre al público este fin de semana la senda fluvial.

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El paseo parte de la desembocadura del Sar y bordea el Ulla hasta A Ponte // El muelle de atraque luce nueva imagen.
Los padroneses podrán disfrutar desde este fin de semana de la ampliación de la senda fluvial que desde la desembocadura del Sar continua por el margen derecho hasta el lugar de A Ponte (cerca de la maderera Finsa). Los trabajos de recuperación de la servidumbre de paso por parte de Costas del Estado para uso y disfrute vecinal concluyeron hace unos días, así como la recuperación del muelle de atraque de A Ponte cuyo muro de sillería estaba en muy mal estado. Dicho organismo estatal confirmaba el pasado miércoles al Concello la conclusión de las obras y autorizaba su apertura al público.

El Correo Gallego

Considerable incremento del tráfico en la carretera Pontecesures-Vilagarcía.

Daba igual que fuesen autopistas que viales nacionales o comarcales. En los últimos años, el tráfico viario en las carreteras de O Salnés -como en las demás comarcas gallegas y en el resto de España- no paraba de bajar. Era la consecuencia directa de la crisis; vehículos pesados y furgonetas de trabajo que habían dejado de circular porque sus dueños habían perdido el empleo: turismos que se quedaban el fin de semana en el garaje porque sus propietarios no tenían dinero con el que llenar el depósito y muchos que, simplemente, se habían deshecho del vehículo porque no lo podían mantener o no pudieron comprarse otro cuando el primero tuvo que ir al desguace.

Y eso fue así durante varios años, hasta que en el 2014 comenzó a constatarse una pequeña recuperación que parece confirmar que, al menos al borde de las carreteras, sí empiezan a asomar algunos brotes verdes. Esa ligera recuperación varía dependiendo del vial que se analice, pero en general, todos ellos soportan algo más de tráfico cada día, según se puede constatar de los mapas de aforos que publicó recientemente el Ministerio de Fomento.

Teniendo en cuenta esas estadísticas, que comparan el tráfico registrado en el 2014 con respecto al año anterior, la carretera en la que la recuperación del tráfico fue mayor es la de Vilagarcía a Pontevedra, sobre todo en el tramo que va de Baión hacia la capital de la provincia, que registró casi un 8 % más de vehículos que en el año anterior. En el otro tramo, desde Baión a Vilagarcía, el crecimiento es algo menor, pero también importante, con un 6,3 % más que en el 2013.

También aumentó considerablemente en la Autovía do Salnés. En el tramo que va desde Cambados hasta A Lanzada, el aumento de vehículos fue de un 5 % a lo largo del último año. Similar fue el incremento en el tramo siguiente que va desde la carretera de A Lanzada al centro de O Grove, un argumento a favor de quienes piden que el desdoblamiento de la autovía continúe a través de la península meca. Al menos en lo que se refiere al tráfico, los datos avalan esa tesis.

Otras carreteras registraron incrementos menores, pero en general, todas ellas fueron recuperando tráficos a medida que avanzaba el 2014. Llama la atención lo que ocurre con la antigua C-550 a su paso por la comarca. En el tramo que va desde Pontecesures a Vilagarcía, el incremento fue importante, con un aumento del 6,3 %. Sin embargo, baja considerablemente entre Vilagarcía y Cambados, donde el incremento con respecto al año anterior se reduce al 3,1 %. Posiblemente el principal motivo de esa diferencia se explique en la alternativa de la Vía do Salnés, preferida por la mayor parte de los conductores para hacer el tramo entre Vilagarcía y Cambados.

En la autopista
Caso aparte son las autopistas de peaje. Una ligera recuperación de la economía y de la actividad económica, a lo que se suma también un tímido incremento en la venta de coches provocó que incluso en los viales de pago haya aumentado ligeramente el tráfico, pero desde luego, no al mismo nivel que las carreteras convencionales. En la AP-9 a su paso por la comarca, por ejemplo, el último año subió un 0,5 % el tráfico, un porcentaje pobre sobre todo si se tiene en cuenta que llevaba varios años con caídas significativas.

Un lento pero progresivo incremento a medida que fue pasando el año
El inicio de la recuperación del tráfico en las carreteras de la comarca podría fijarse en el mes de marzo, más o menos. Porque si se compara el número de vehículos que pasaron en los primeros meses del 2014 con respecto al año 2011, todavía la cifra era superior hace cuatro años, pero a partir de ese mes, fue creciendo de forma progresiva.

En enero del 2011, por poner un ejemplo, en la estación que mide los aforos de la N-550 a su paso por Caldas, se contabilizaron 3.591 coches cada día. En el mismo período del 2014 fueron menos: 3.504, en concreto. Lo mismo pasó en febrero, con 5.428 vehículos en el 2011 y 3.637 en el 2014. Pero la comparación dio un vuelco a partir del mes siguiente, con 3.878 en marzo del 2011 y 3.929 en el mismo mes del 2014. A partir de ahí las cifras fueron aumentando mes a mes, de tal manera que el 2014 se cerró con un incremento del 0,2 % del tráfico con relación al 2013. Una cifra, con todo, muy inferior a la de otros viales de la comarca y también de otros puntos de España, que registraron incrementos más importantes.

Pese a ello, si se tiene en cuenta la N-550, el año pasado fue el primero en el que se registró un pequeño incremento después de varios ejercicios seguidos con un descenso de vehículo que empezó, precisamente, en el 2011.

La Voz de Galicia