As vítimas xeradas pola Guerra Civil e os 40 anos seguintes de ditadura franquista terán o seu recoñecemento o vindeiro 14 de abril en Padrón. Por vez primeira a vila conmemorará o Día da Memoria Democrática, un evento que “busca concienciar á veciñanza sobre as profundas feridas que a sociedade sufriu durante a Guerra Civil e os corenta anos de ditadura e as súas consecuencias”, explican dende o consistorio.
A cita cobra máis relevancia ao ter en conta o papel tráxico que desempeñou o municipio dende o ano 1937 ata o 1939, xa que nestas datas situose un campo de concentración nos terreos da antiga azucreira de Iria Flavia. Contabilízase que arredor de 3.000 persoas estiveron prisioneiras neste recinto como vítimas do franquismo, chegando por ferrocarril e mar dende Vilagarcía de Arousa.
Segundo a previsión, o acto desenvolverase a partir das 17.00 horas no Xardn Botánico-Artístico. O evento contará coa intervención do alcalde da vila, o socialista Anxo Arca, xunto coa participación da banda municipal de Padrón e o dúo de acordeóns Ad Libitum. Ademais, levarase a cabo a plantación dunha árbore da memoria no recinto como mensaxe de “vida e esperanza nun futuro mellor”.
En 2019, un equipo de arqueólogos realizaba un extraordinario descubrimiento en un yacimiento en Zambia: la estructura de madera más antigua jamás encontrada. Datar estas piezas de madera no fue sencillo, teniendo que emplear una técnica para medir la radiactividad natural de los minerales que la cubrían, para determinar cuándo había estado expuesta a la luz solar por última vez. Así fue como dataron la estructura en 476.000 años. Si tenemos en cuenta que los primeros fósiles de Homo Sapiens datan de hace 300.000 años, este descubrimiento sugiere que una especie más antigua comenzó a utilizar herramientas mucho antes de lo que se creía, usándolas para dar forma y unir dos grandes troncos formando una estructura que, probablemente, componía los cimientos de una vivienda. Desde tiempos muy remotos, la madera es y ha sido vital para nuestra civilización, ya que nos ha permitido resolver múltiples necesidades, desde darnos abrigo, a permitirnos construir vehculos u obtener energía. Por este motivo la industria maderera es clave para cualquier país y por eso, hace más de un siglo, un hombre decidió crear una industria que no existía en Galicia y que revolucionaría el sector. Aquel hombre era Manuel García Cambón y su sueño se llamaba Financiera Maderera SA, FINSA.
Momento del descubrimiento de las maderas en Zambia.
Manuel nacía en Santa Baia de Logrosa, una parroquia del municipio coruñés de Negreira, y era el segundo de siete hermanos. Debido a las dificultades propias de la época, Manuel permaneció poco tiempo formándose en la escuela y con 14 años comienza a trabajar, sin sueldo, como aprendiz de carpintero con un vecino.
Un año después conseguía su primer empleo junto a un trabajador de origen portugués, con el que se dedicó a recorrer los montes cercanos serrando madera, hasta que cumplió 21 años, momento en que se casa con Sara Baliña Pérez, hija del propietario de un pequeño aserradero que se dedicaba a trabajar la madera que le llevaban los vecinos.
Manuel, con el permiso de su suegro, comenzó a introducir mejoras en el negocio y a adquirir nueva maquinaria para poder introducirse en el mercado y dejar de trabajar de manera intermitente dependiendo de encargos esporádicos.
Como el sector le gustaba y además se le daba bien decidió, en 1931, crear una nueva sociedad junto a un médico de Negreira: Rubira y García Cambón, SL, un aserradero en Portanxil, Ames, donde comenzaron a producir tablas y tablillas, muy demandadas para fabricar cajas. El negocio funcionaba maravillosamente bien, ya que fabricaban productos con mayor valor añadido que sus competidores y habían implementado medidas que permitían el ahorro en costes y el aumento en los márgenes. Además, Manuel tenía una visión única para calcular con gran exactitud los metros cúbicos de madera que tenía que pagar a la hora de comprar el material.
Estado actual en ruinas del aserradero de Portanxil.
Su crecimiento era tan grande que fue necesaria la construcción de un segundo aserradero en la zona de Negreira y siguieron ampliándolos hasta cinco.
Con la Guerra Civil, la empresa no se vio afectada, ya que sus aserraderos fueron militarizados por el ejército golpista para abastecer al bando sublevado. A su fin, debido a que la demanda de madera no paraba de crecer en un país que necesitaba ser reconstruido, el negocio tampoco se resintió, llegando a constituirse una empresa naviera con dos pequeños mercantes, que comunicaban el puerto de Vilagarcía de Arousa con el resto de España
Mientras los negocios marchaban bien, una cantidad considerable de los beneficios que estaban obteniendo se dedicaron a la compra de unos terrenos en Pontecesures, un lugar que tenía buenas comunicaciones y que estaba rodeado de bosques de pinos de extraordinaria calidad.
En 1944, Rubira abandona la empresa y Manuel se hace con sus acciones. La compañía ya contaba en aquel momento con dos almacenes y tres fábricas, pero si quería crecer más, tendría que crear una nueva sociedad con mayor capital, que fundaría el 12 de junio de 1946, y a la que llamó Financiera Maderera SA, más conocida por sus siglas: FINSA.
Publicidad de FINSA.
Esta denominación tenía todo el sentido, ya que era una sociedad especializada en adelantar dinero a los propietarios de montes que querían plantar sus árboles para madera. Debido a que estos tardan entre 15 y 20 años en poder ser cortados, los dueños de los bosques se pasaban media vida esperando y sin ver ni un euro. Lo que hacía FINSA era, mediante planes de financiación anuales, adelantarles el dinero cuando plantaban los árboles, con la única condición de que FINSA se quedaría con la madera cuando ya se pudieran cortar.
Durante la década de 1950, Manuel decide tomar medidas para mejorar y modernizar la producción, cerrando las fábricas más antiguas y concentrando la actividad en las más vanguardistas y pensó que era el momento de construir una nueva fábrica en los terrenos de Pontecesures. Además, inició un proceso de apertura al exterior, ampliando su mercado a países como Israel, Marruecos o Irak, puesto que el europeo, que a priori podría parecer más “sencillo”, estaba completamente saturado y con una gran competencia.
La fábrica de Pontecesures en 1955.
En la década de 1960, llegó la crisis, pero Manuel no se quedó con los brazos cruzados. Creía que, para sobrevivir, había que dar una vuelta de tuerca a sus productos para que fueran de mayor calidad y con mayor valor añadido, así que viajó por Europa para buscar nuevas técnicas e ideas. En varias industrias madereras descubrió que se empleaban los subproductos de la propia actividad transformadora, considerados residuos por muchos, para elaborar tableros de aglomerado, así que volvió a Galicia con la idea de implementarla en FINSA.
Por ese motivo realizó una ampliación de capital, la sede social se trasladó a Santiago y amplió la fábrica de Pontecesures, con la intención de fabricar en masa esos nuevos tableros que había visto por Europa, unos tableros de 3 capas con una calidad muy superior a todo lo que fabricaba la competencia y que comenzó a comercializarse bajo la marca comercial “Fimapán”.
La fábrica de Pontecesures en 2009.
Su nuevo producto fue un rotundo éxito, ya que era ampliamente demandado en una España que estaba en pleno desarrollo en el sector de la construcción que, con su gran crecimiento necesitaba tableros como el suyo, convirtiendo a la empresa en el buque insignia de la fabricación de tablero de aglomerado.
Tablero ”Fimapán”.
El negocio creía a tal ritmo que, en 1969, se ponía en marcha la factoría de Formarís, en los alrededores de Santiago de Compostela, una ubicación con magníficas comunicaciones para abastecerse de materia prima y donde se podrían realizar futuras ampliaciones. Manuel incorporó a sus dos hijos en la fábrica e instaló, entre otras muchas innovaciones, un aserradero automático, una nueva línea de fabricación de tableros y una instalación para plastificarlos, lo que hacían de esta, la fábrica la más vanguardista de España y una de las más innovadoras de toda Europa.
Instalaciones de FINSA.
La importancia e influencia de estas nuevas instalaciones era tan grande que se decidió trasladar la sede social desde Santiago a Formarís de manera permanente, donde en la actualidad todavía permanece. Pero a pesar de las mareante cifras que movía la compañía y de que muy pocas empresas gallegas, salvo algunas vinculadas al Banco Pastor, tenían tal dimensión en la década de 1970, siempre mantuvo siempre su carácter familiar.
Camión de FINSA, los más famosos de las carreteras gallegas.
A partir de esa época y, a pesar de multitud de crisis, FINSA nunca ha dejado de crecer e innovar. En la actualidad es el quinto grupo empresarial con mayor facturación y empleados de Galicia, además de ser uno de los principales actores de la madera tanto en la comunidad como en España y Europa.
Fábrica de Santiago de Compostela.
Manuel García Cambón fallecía en 1990, con 82 años. En el momento de su muerte, el sector forestal gallego producía tanta madera como Dinamarca, Grecia e Irlanda juntas y la misma que toda Italia o Gran Bretaña. Hoy, la tercera generación de la familia está al frente de este gigante que reina en España y que lidera su sector en Europa y el resto del mundo, un imperio de la madera que soñó, hace un siglo, su abuelo: FINSA.
Edificio de oficinas en la fábrica de Santiago de Compostela.
El Concello de Pontecesures celebrará hoy, 28 de agosto, un homenaje al periodista Raimundo García Domínguez “Borobó”, con motivo del veinte aniversario de su fallecimiento. Se trata de uno de sus vecinos más ilustres.
“Borobó”, que nació en Cesures en 1916, es considerado, en palabras del primer decano del Colexio de Xornalistas de Galicia, Xosé María García Palmero, “un dos grandes do xornalismo galego e non galego do século XX”.
El Concello se hace también eco de las palabras de otro periodista, Benxamín Vázquez, que aseguró sobre Raimundo García que era “un xornalista honesto, lonxe da figura do xornalismo de trincheira que consiste en espallar ruido e desinformación”.
Su labor periodística se inició en 1937, en plena guerra civil, en publicaciones militares. Finalizada esta, y tras su ingreso en un campo de concentración, retoma la profesión en Madrid, para publicaciones como “Finisterre” o “El Español”, entre otras.
Destacan desde Pontecesures su papel en el periódico compostelano “La Noche”, en el que ocupó el cargo de director a partir de 1946, dando cabida a escritores y periodistas nuevos (generación “La Noche”). Las mismas funciones ejerció en El Correo Gallego. De vuelta a Madrid, colaboró con diferentes medios de prensa y ejerció como redactor jefe de la Agencia EFE hasta su jubilación. Se trasladó a Boiro hasta su fallecimiento, en 2003. El homenaje consistirá en una ofrenda floral en el cementerio parroquial.
El incremento de los costes y los problemas en la cadena de suministros han provocado esta situación // Actualmente, el gigante maderero cuenta con una media de 3.334 trabajadores
La falta de pedidos, la crisis de suministros y la subida de los costes han llevado a Finsa, el gigante maderero con sede en la capital gallega, a llegar a un acuerdo con los sindicatos para empezar a aplicar el expediente de regulación de empleo temporal (ERTE) en sus plantas de Galicia (Santiago, Padrón, Rábade y Ourense), el cual prevé extender hasta marzo de 2023.
Tras las negociaciones de esta semana, la empresa respondió a la propuesta de los comités a última hora de la noche de este jueves, de modo que hubo acuerdo en relación a las condiciones para la plantilla, actualmente con una media de 3.334 trabajadores incluyendo los centros de Portugal, durante el ERTE.
Según informan fuentes sindicales, el pacto implica establecer dos tramos para la aplicación del ERTE, el primero de ellos hasta finales de año y con las mismas condiciones del anterior expediente de regulación temporal (90% del salario y 100% de las extras, vacaciones y plan de jubilación). El segundo tramo, del 1 de enero a marzo, se marca en función de la actividad, de modo que el salario podrá oscilar entre el 85 y el 90%. El resto de elementos (extras, vacaciones y plan de jubilación) también alcanzará el 100%. A mayores, el expediente introduce una garantía para que el salario mensual de los trabajadores siempre alcance el 90%. “No son las mejores condiciones, pero valoramos el resultado de las negociaciones porque esta es una herramienta para proteger el empleo”, resaltan las fuentes sindicales consultadas.
Cabe recordar que el principal grupo maderero de la comunidad cerró el 2021 con una facturación de 1.119 millones en ventas, lo que suponía un 34% más que el año anterior, cuando se produjo la crisis sanitaria del covid. A pesar de las dificultades del pasado ejercicio, sus números se habían disparado, no sólo en las ventas, sino también en los beneficios, puesto que cerró el 2021 con un ebitda recurrente de 167,7 millones de euros (104 millones de euros en el 2020), mientras que el resultado de explotación se duplicó, pasando de los 52,5 millones de 2020 a los 108,4 millones el año pasado.
En todo caso, ya desde comienzos de año se apreciaban los problemas del aumento de costes, tanto en las materias primas como en la energía, así como la tensión en la cadena de suministros como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania. Todo ello ha derivado unos menores márgenes de beneficio (se cita que los costes se incrementaron en un 32%) y, por consiguiente, en la necesidad de aplicar el citado ERTE durante, al menos, seis meses.
Alertan de la falta del informe de Augas de Galicia y la lista de actividades del parque, también de un dudoso sistema de depuración y de la presencia de especies animales protegidas. Aplauden a Bello Maneiro por defender en este asunto a los valgueses, que piden ayuda al colectivo movilizado
La cuenta atrás para la construcción de un polígono industrial de 326.000 metros cuadrados en Pontecesures avanzó de golpe esta semana con el anuncio del Instituto Galego da Vivenda e Solo (IGVS) del sometimiento a exposición pública de la aprobación inicial del proyecto. Un trámite que permitirá durante un mes la presentación de alegaciones en contra por parte de cualquier interesado que lo estime necesario. Un derecho que, ya han adelantado, ejercerán las alrededor de un centenar de familias del lugar de Redondo, limítrofe con la futura área fabril, que desde hace semanas se mantienen en pie de guerra frente a la iniciativa de la Xunta respaldada por el gobierno local encabezado por Juan Manuel Vidal Seage (PP). Tras un primer acercamiento a la documentación, el colectivo ha adelantado que prepara «unas alegaciones bien fundamentadas» sobre el expediente del proyecto del que, por primera vez, disponen de información detallada tras su obligada exposición pública. Con la documentación en la mano, estas son sus principales razones para rechazar el polígono.
INUNDACIONES
Un estudio que niega los flujos de agua en el terreno catalogados por el Estado
El colectivo vecinal de Cesures en contra de la construcción del parque empresarial en la zona de Tarroeira advierte de que «el equipo redactor del proyecto pretende quitarle importancia a la existencia de agua superficial y subterránea» en el terreno sobre el que se proyecta la dotación industrial. Así, señala, Xestur, ente de promoción de suelo empresarial de la Xunta, solicitó un estudio hidrológico del terreno sobre el que se ubicará el polígono, en el que «descataloga y resta importancia a todos los flujos de agua existentes —recogidos en los registros de la Demarcación Hidrográfica Galicia-Costa— sin la confirmación de Augas de Galicia» con lo que, alertan los ciudadanos del lugar de Redondo, «no está analizado el impacto que la construcción del polígono industrial tendrá sobre las poblaciones próximas de A Charca, A Devesa y Campaña», en el municipio de Valga.
TRATAMIENTO DE RESIDUOS
Confirman la balsa filtrante como sistema de depuración
Sistema Urbano de Drenaje Sostenible (SUDS). Esta es la solución que la Xunta tiene prevista para el tratamiento de los residuos generados por las empresas que se instalen en el polígono cesureño. El mismo que ya habían encontrado los vecinos movilizados en el borrador del proyecto. Nada se sabría de quién se ocupará del control y mantenimiento de la balsa filtrante, situada en la zona verde que ocupará el costado oeste del parque empresarial, lindando con la zona médica, escolar y deportiva de Baño (Valga) y con numerosas viviendas con pozos de agua para consumo propio y plantaciones para autoconsumo. «Tenemos serias dudas de que este sistema funcione» señalan desde el colectivo cesureño.
ACTIVIDADES INDUSTRIALES
Ni una letra sobre qué tipo de empresas se instalarán
Los vecinos que verán levantar el parque empresarial de Pontecesures a las puertas de sus viviendas no han encontrado en la documentación del proyecto referencia alguna a qué tipo de empresas irá destinado. Sí una referencia a que «se flexibiliza la oferta de suelo empresarial, con una tendencia si bien a las parcelas de gran tamaño», cuestión que choca al colectivo, por cuanto, indica, «la gran mayoría de las empresas locales son de pequeño o mediano tamaño». Además, dicen desde la plataforma vecinal: «Se confirma que las viviendas de Pontecesures son las grandes perjudicadas, puesto que se verán engullidas por un gran polígono industrial sin espacio de separación».
OTRAS ALTERNATIVAS
Grandes cantidades de suelo industrial disponibles en concellos de la comarca
«El Instituto Galego de Vivenda e Solo debería estudiar por qué existe gran cantidad de suelo industrial disponible en los polígonos de Catoira, a 9 kilómetros de Pontecesures, de Cuntis, a 12 kilómetros, pertenecientes a la misma comarca, o Rianxo, a 17 kilómetros o 15 minutos en coche», y, aún con ello, apuntan los vecinos del lugar de Redondo, pretender levantar un nuevo polígono en un terreno al que, añaden, la Xunta habría dado una puntuación de 0 en materia de condiciones geotécnicas para la construcción por el suelo no compacto y húmedo de la zona escogida.
MEDIO AMBIENTE
Cinco especies animales protegidas y zona de recuperación de una de ellas
La documentación del proyecto para la aprobación del plan del polígono de Cesures reconoce, informan los vecinos en contra, que el terreno elegido «Se incluye dentro del Plan de Recuperación de la escribenta das canaveiras—emberiza schoeniclus, una especia de pájaro—, la cual está en peligro de extinción». Además, el terreno figura dentro del Plan de Gestión del Lobo y en el entorno de implantación del polígono existen tres especies de anfibios, un pez continental y el ave mencionada «protegidas bajo normativas autonómicas y estatales». También se ignoraría la presencia de dos hábitats vegetales.
FALTA DE INFORMES OFICIALES
Augas de Galicia, Consellería de Medio Ambiente y Dirección General de Carreteras
Los vecinos exigen que Augas de Galicia redacte su informe sectorial de autorización, aún pendiente, critican que la Xunta emplease el método simplificado para la Evaluación Ambiental Estratégica del proyecto y reclaman que desde la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Transportes se estudie el impacto que el aumento de tráfico tras la apertura del polígono tendrá en la N-550.
Aplauso a Bello Maneiro por defender en este asunto a los valgueses, que piden ayuda al colectivo movilizado
«Nos alegramos de que el alcalde Bello Maneiro se haya posicionado como defensor de los intereses de los vecinos de Valga y no dude en luchar y alegar contra el proyecto». Así reaccionaron los afectados cesureños a la información con la que La Voz hacía pública la oposición del Concello de Valga a parte del plan del polígono vecino. En paralelo, el colectivo manifiesta: «Lamentamos que el tripartito que gobierna Pontecesures no tenga esas ganas de defender los intereses de sus vecinos» con ambos concellos con alcaldes del PP; partido que también dirige la Xunta, de la que confía acabe posicionándose «del lado de la lógica».
Las familias cesureñas afectadas cuentan que vecinos de Valga lindantes les han pedido reunirse con ellos preocupados por el posible agravamiento de sus problemas con las inundaciones y accidentes de tráfico con el futuro polígono.
Lleva trabajando en el mar desde que tiene uso de memoria
A Ramón Barreiro la pasión por el mar le viene en la sangre. Descendiente de una familia de larga tradición marinera, el primer recuerdo que guarda de su infancia es subido a la dorna de su padre. La curiosidad por la vela también despertó en él a una edad muy temprana. Una dorna de tope entrando en Pontecesures llamó su atención. «Recordaré esa imagen hasta el día que me muera. La vela ondeando al viento de esa embarcación, que debía de ser de las últimas que todavía surcaban la ría, se me quedó grabada», explica. Y desde entonces no paró hasta convertir esta disciplina en parte de su vida, a pesar de los «te va a salir el mar por las orejas» de su padre. Se inició en el mundillo a través de la televisión, viendo la Copa del Rey o construyendo barcos de madera en sus ratos libres. Desde hace 16 años, a lomos de su crucero, el Ziralla Primero, compite cada temporada como uno de los cruceristas más asiduos de las Rías Baixas.
Pero combinar un pasatiempo como la vela con su trabajo no es tarea fácil: «Soy el único marinero que navega en su tiempo libre», explica, y cuando le pregunto cómo consigue que el mar no le sature confiesa que «al principio se me hacía duro, pero el cuerpo se acostumbra a todo».
La aventura con el Ziralla comenzó junto a su, todavía hoy, compañero de tripulación Ángel Sabuz. Tras un tiempo navegando en el crucero de su primo, Barreiro quería hacerse con su propio barco y junto a Sabuz compró un Astraea 33 Sprinter, de 10 metros.
«Los primeros años en el barco navegamos muchísimo. Dormíamos en él, íbamos a cuanta regata había y disfrutábamos de las fiestas tras cada competición», narra. Desde entonces han pasado por su cubierta más de treinta navegantes, una escuela abordo en la que, a ritmo de regata, se aprende todo lo necesario para ganar.
Barreiro siempre ha sido autodidacta. «El viento no se ve, se siente, y para aquel que está acostumbrado a tenerlo en la cara todos los días es como si lo viera», explica, aunque también ha leído un par de libros sobre trimado básico de velas.
Profesionalmente lleva más de cuarenta años en el negocio marinero -siendo niño ayudaba a su padre durante las vacaciones del colegio-, lo que le ha permitido conocer diferentes artes de pesca para abastecerse de los pescados con los que comercia: lamprea, anguila y chopo.
El primero que recuerda haber empleado es el rastro da solla, pero pronto descubriría la técnica que utiliza en la actualidad, la nasa butrón. El dominio de esta herramienta le ha llevado a presidir durante ocho años la agrupación de Valeiros de Pontecesures, el colectivo que utiliza este instrumento para la pesca de la lamprea y la anguila.
Regatas
En cuanto a la afluencia de barcos en la ría, Ramón Barreiro opina que se está recuperando poco a poco la cantidad de velas que podían llegar a verse en las regatas antes de la crisis. «En las Rías Baixas competimos más de cien barcos por regata hasta 2010. Después todo se vino abajo, aunque últimamente ha remontado bastante, sobre todo en la ría de Pontevedra».
Aunque las regatas le han proporcionado «experiencias preciosas y sensaciones muy bonitas», explica que tras 16 años ha empezado a utilizar el Ziralla a modo de crucero, dejando un poco de lado la competición..
«Un pescador se acostumbra a sentir el viento cada día, casi parece que podemos verlo»
Además del Ziralla Primero y la embarcación que utiliza para llevar a cabo su oficio de marinero, la pasión por la navegación de Ramón Barreiro lo ha llevado a probar todo tipo de embarcaciones. Siendo niño practicó remo olímpico. Llegó a proclamarse campeón gallego en el campeonato de 1977 y sexto mejor de España, pero tuvo que abandonar esta disciplina para comenzar a trabajar con catorce años, tras abandonar los estudios.
Cuando le tocó hacer el servicio militar, al estar en posesión de la libreta de navegación lo destinaron 18 meses a un barco de guerra. De su estancia allí aprendió que en el barco no hay democracia, ya que en el patrón recaen todas las responsabilidades y «retrasarse a la hora de realizar una maniobra puede ser fatal, por eso hay ocasiones en las que no se debe cuestionar una orden», explica.
Las embarcaciones que ha utilizado para su trabajo han ido cambiando con el paso de tiempo, dependiendo del arte de pesca que utilizara en cada período. Su trayectoria comenzó con la Charo, una gran embarcación de madera para la pesca de la solla, pero por sus manos han pasado dornas de tope y distintos tipos de gamelas, desde que comenzó a pescar con nasa butrón y dejó de lado los trasmaios y el rastro.
Fuera del mar
Aunque durante toda su vida buena parte de su ocio ha estado ligado al mar, Ramón Barreiro también practicó bicicleta de montaña en su tiempo libre durante algunos años, antes de tomarse en serio la competición a vela. «Me gustaba ocupar los domingos con esta disciplina para así poder desconectar del mar. Guardo muy buenos recuerdos de aquella época», explica.