El producto del río siempre es bueno, pero el recinto festivo dejaba mucho que desear
La calidad de la lamprea del Ulla es incuestionable, y eso es lo único que puede salvar una fiesta de exaltación del producto como la celebrada ayer en Pontecesures, ya que los problemas detectados fueron muchos. Y es que el lugar en el que se instalaron las mesas para saborear este manjar de la cocina tenía un firme irregular de piedras, tierra y barro, lo cual contribuía a que las propias mesas y las sillas estuvieran más sucias de lo aconsejable. Las quejas y críticas no se hicieron esperar, y eso que, al menos, la soleada mañana dominical calmaba mucho los ánimos.
También se notó menor afluencia de público que en otras ocasiones, quizás por aquello de que la organización baila con la fecha año tras año y porque esta vez no se hizo coincidir con la celebración de San Lázaro. Aún así, acudieron ciudadanos de diferentes partes de Galicia que pudieron degustar la lamprea a un precio de 10 euros la ración, además de pulpo y churrasco, en ambos casos a 8 euros. Se prepararon, en las cocinas habilitadas en la plaza de abastos, alrededor de doscientas lampreas de las que se obtuvieron del orden de 600 raciones al estilo bordelesa, cocinadas por Carmen «A Cacharela», Carmen Herbón Figueira y María del Carmen Batalla.
«La lamprea está deliciosa, pero para una fiesta con tanta fama como ésta necesitarían un sitio mejor en el que celebrarla, ya que el estado de este recinto es lamentable», indicaban José Antonio Torres y Pilar Rivadulla, vecinos de Vila de Cruces que asistían a la fiesta pontecesureña por primera vez. Cerca de ellos comía un matrimonio de Campo Lameiro: «Es la primera vez que venimos y la lamprea está buena; es una lástima que el sitio esté en tan malas condiciones», lamentaban Rogelio y Pilar.
Más críticos se mostraban José, Francisco y José «O Vienés», tres hombres de unos sesenta años desplazados desde Noia hasta Pontecesures. «Es la primera vez que venimos, porque había oído hablar de esta fiesta otros años, pero nos vamos muy disgustados, ya que esto parece lamprea ó caldeiro; no tiene sustancia y, la verdad, nos esperábamos otra cosa mejor».
Muy molestos, apostillaban que el sitio elegido tampoco es el adecuado, al menos en ese estado tan deprimente.
Aquellos que quisieran disfrutar del día de otro modo tenían la opción de visitar los puestos instalados en la primera feria del comercio local, instalados a lo largo de la calle, o dirigirse a alguno de los restaurantes de Pontecesures que, como El Olivo, están especializados en la mejor lamprea del río.
Y así transcurrió un día en el que la fiesta de la lamprea cumplía la mayoría de edad, los 18 años de celebración. Y dado que estuvo a punto de no celebrarse, ya que se acordó hacer la fiesta hace apenas un mes, ahora está por ver si habrá edición número 19 y si se llevará a cabo en las mismas condiciones o no.
FARO DE VIGO, 15/04/13