El albergue de San Antonio de Herbón reabre hoy con 30 plazas.

La Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago (AGACS) abre hoy el albergue de peregrinos San Antonio de Herbón, en Padrón, y lo hace en dependencias distintas del convento franciscano y con más plazas que en años anteriores. Para ello, desde la entidad explican que han «trabajado duro para cambiar nuestro albergue», de modo que han conseguido «integrar las antiguas celdas usadas por los monjes como dormitorios».

Así, considera que «hemos dado un paso más en el concepto de albergue tradicional», de modo que en cada una de las celdas podrán dormir solo dos peregrinos. Desde la entidad cuentan que ello «les aportará más intimidad a los peregrinos, estando juntos en el hospedaje con sus compañeros de Camino».

El albergue oferta 30 plazas, siempre atendido por hospitaleros voluntarios al no ser de pago, «sino de una ayuda o donativo voluntario». La asociación ha realizado una «inversión considerable» para adecentar las instalaciones, según explican. Habla de que «será sensacional durmir dous peregrinos nas celdas; van quedar encantados», dicen desde la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago.

Y no solo por el servicio del albergue sino también por el «entorno precioso» en el que se sitúa el convento, añaden. El albergue ofrece la posibilidad de cenar y tomar un desayuno comunitario, sin coste alguno. A cambio, el peregrino dejará su voluntad, para lo que habrá una caja para depositar los donativos anónimos.

La asociación abrió el albergue en Herbón por primera vez en el 2004, después de firmar un convenio de 20 años con la Orden Franciscana. Al principio el alojamiento estaba en un edificio exterior del convento y ahora pasa a las celdas. La entidad quiere abrir un museo sobre su historia en la zona del antiguo albergue, coincidiendo con el 25 aniversario de su fundación.

El hospedaje se desvía en torno a 2,5 kilómetros del itinerario oficial del Camino, pero está debidamente señalizado, según explican desde la entidad. Para ello, los voluntarios limpiaron y desbrozaron días atrás el camino, además de renovar la señalización para que no haya pérdida.

Además de incrementar las plazas de alojamiento en Padrón, la apertura del albergue sirve para poner en valor las instalaciones del monasterio ya que, como dicen desde la propia asociación, «estarían abandonadas se non fose por nós».

Habitualmente abre de junio a finales de octubre pero este año adelanta la apertura a abril. Además del hospedaje y disfrutar del entorno, el peregrino también puede asistir a un oficio religioso, si lo desea, en la iglesia del convento.

La Voz de Galicia

La Semana Santa Padronesa arranca este viernes con el pregón de Jorge Mira.

Por quinto año, la Semana Santa Padronesa tendrá pregón, este año a cargo del profesor de la Universidad de Santiago Jorge Mira, catedrático de Electromagnetismo de la Facultad de Física y miembro de la Real Academia Galega (RAG). Será este viernes, a partir de las ocho de la tarde en la iglesia parroquial de Padrón.

El Jueves Santo, en la procesión del Encuentro saldrá, por un lado, la imagen del Jesús Nazareno acompañada por los cofrades del Santo Entierro y, por otro, la Virgen de los Dolores, acompañada por sus cofrades. En este paso participarán los ediles de la corporación política que así lo deseen. A continuación, ese día saldrá la procesión de la Santa Cruz del Calvario.

El Viernes Santo es el día del Vía Crucis, a las once y media de la mañana; la procesión del Santo Entierro y la de la Virgen de la Soledad, a las ocho y nueve de la noche, respectivamente. Ya el sábado 15 de abril, a las nueve de la noche habrá en la iglesia la solemne vigilia de la Resurrección.

La Voz de Galicia

La cofradía padronesa del Santo Entierro conmemora sus 25 años.

Esta Semana Santa es especial para la Cofradía del Santo Entierro de Padrón, que cumple 25 años desde su fundación. Para celebrarlo, tiene programados varios actos a lo largo de este año, que comenzarán el día 1 de abril con un concierto de la Banda de Música de Padrón y la Coral Polifónica Padronesa, en la iglesia parroquial a partir de las ocho y media de la tarde. Otro de los actos previstos, en este caso para el domingo 30 de abril, es la presentación de la revista conmemorativa del cuarto siglo de esta cofradía.

A mayores, la entidad organizará en los próximos meses una exposición con fotografías de sus 25 años de vida, según explica el vicecofrade mayor primero, Antonio Fernández Muñiz. Asimismo, está previsto que celebre actos culturales con la iglesia parroquial de Santiago de Padrón.

Antonio Fernández explica que el número de cofrades ha ido a más con los años, de modo que en la actualidad son unos 120 entre cofrades y aspirantes. «Lo que buscamos es mejorar, independientemente de las ideas de cada uno, la cofradía y siempre en beneficio siempre del pueblo», asegura el vecino de Padrón, que recuerda que las procesiones religiosas de la parroquia atraen a mucho público a la villa.

Precisamente la cofradía y la parroquia organizan, de forma conjunta, los actos de la Semana Santa Padronesa. Arranca este viernes con la lectura del pregón. El sábado 1 de abril dará comienzo al septenario de Dolores, organizado por la cofradía del mismo nombre. La primera de las procesiones que saldrán a la calle es, precisamente, la del Viernes de Dolores, 7 de abril, organizada también por su cofradía.

El 8 de abril se celebra la misa anual de la Cofradía del Santo Entierro. El Domingo de Ramos, 9 de abril, saldrá la procesión con el paso de la Entrada de Jesús en Jerusalén, una obra del artista Camilo Seira, de Rois. El Jueves Santo se celebrará la procesión del Encuentro.

La Voz de Galicia

Las pesqueiras del Ulla tampoco pescan.

El escritor Miguel Piñeiro explica a la perfección tanto las características de las pesqueiras del Ulla como la historia que las rodea. Lo hace en su libro «Lampreas e Pesqueiras», publicado por Editorial Galaxia.

FARO DE VIGO acompañó en su trabajo nocturno a los titulares de las pesqueiras del Ulla, esas construcciones de piedra que ya usaban los romanos y se emplean para la pesca de lamprea. El resultado de las jornadas de pesca en estas trampas situadas dentro del cauce fluvial es tan pobre como el obtenido por el colectivo de valeiros, los pescadores que emplean las nasas butrón desde embarcación, a la altura de Pontecesures.
Unos y otros hablan de un año nefasto, y son muchos los que dicen no recordar una escasez de producto tan notoria como en esta ocasión.
En cualquier caso, el trabajo en las pesqueiras continúa. Es una actividad peligrosa, dado que cualquier despiste puede tener consecuencias trágicas a causa de las intensas corrientes del Ulla, pero los concesionarios no se rinden y siguen colocando sus aparejos en los sillares de piedra del mismo modo que lo hacían sus antepasados.
Quizás sea el momento de recordar cómo funcionan las pesqueiras del Ulla, y para ello nada mejor que recurrir a un experto como Miguel Piñeiro, autor del libro titulado «Lampreas e Pesqueiras», publicado por Editorial Galaxia.
A continuación se resumen algunas de las explicaciones ofrecidas por el autor:
[Hay dos métodos de captura más comunes y otros más particulares, pero se puede decir que los pescadores de cada curso han ido adaptando o heredando las técnicas en función del propio río, de su morfología, de sus obstáculos, de sus corrientes y remansos, de sus pozos, etc.

Dos métodos de pesca

Los métodos de pesca más genéricos son las redes y las pesqueiras.
Las redes y sus variantes son más propias de las zonas de estuario y desembocadura -en enero y febrero-, mientras que las pesqueiras son más propias de zonas más altas -en marzo y abril-. Es decir, la lamprea además de su propia supervivencia en el mar, debe pasar por dos barreras de pesca. La que no cae en su entrada al río, lo puede hacer más arriba o en las artes de los furtivos.
Las conocidas popularmente como pesqueiras son ingeniosas construcciones de la época romana formadas por grandes sillares de piedra. Están situadas dentro del río y se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua. Su estratégica situación provoca y faculta la captura de los peces cuando remontan el río. En la actualidad se conservan en relativo buen estado en los ríos Miño y Ulla.
Entre estas moles de piedra -lo que se llama corredor, pasillo o calle- o a ambos lados se colocan los «butrones» «copos» o «redes» donde entrarán las lampreas y de los que no podrán salir.
Hay pesqueiras que pescan hacia arriba -las del Miño- y otras hacia abajo -las del Ulla- como veremos más adelante.

También pescando a fondo hay diferencia entre ambos ríos; en el Miño se utilizan las «volantas» y en el Ulla los «butrones».

Las «volantas» son redes, poco o nada selectivas, que barren el río derivando aguas abajo empujadas por la corriente.
Los «butrones» -nasas cónicas o cilíndricas- son aparejos de malla y aros de hierro con un orificio de entrada -«buciño»- y sin salida. Se sitúan en el fondo del lecho por lo que son menos acaparadores que las redes.
Otra modalidad o técnica -aunque condenada a desaparecer- es la «fisga», «francada» o «tridente». Consiste en un palo o mango largo con una serie de puntas afiladas en su extremo inferior con el que se clavan las lampreas. Se puede utilizar desde embarcación o desde un puesto de pesca. La metodología de la fisga está claro que es la más primaria y poco evolucionada de cuantas se conocen ya que todos nos podemos imaginar al hombre primitivo con un palo intentando clavar un pez.

Las lampreas capturadas con esta arte tienen un valor culinario menor, pues pierden parte de su sangre, indispensable para su preparación.
Un cauce íntegramente gallego

El río Ulla es el primer cauce íntegramente gallego, entendiendo por tal que nace, recorre y desemboca en Galicia sin que medien otras administraciones.
La significación de este curso solo es comprendida por sus ribereños y conocedores. El Ulla es al Ullán lo que el Miño a Ourense y a Lugo.
La concesión para pescar lampreas en las «pesqueiras» del Ulla tiene su origen en un documento fechado en el siglo IX que en actualidad está en poder de la familia Lago de Herbón y que en su día fue interpretado por un fraile del Convento de los Franciscanos.
En 934 el monarca Ramiro II donó a la iglesia de Santiago el Condado ??commiso?? de Postmarchos, delimitado por los ríos Ulla y Tambre (Tumbo A, doc. 40, p. 110).
Era uno de los límites del coto de la iglesia de Santiago, confirmado por Alfonso VII, en 1127, desde el río Iso hasta el mar y desde el Tambre al Ulla (Tumbo A, doc. 98, p. 210).
(?) El inquieto y riguroso Xosé Lois Ladra cita la aportación de datos de Quilez (1947) sobre las pesqueiras del Ulla. En concreto hace referencia a la cesión que realizó el Monasterio de San Martiño en el año 1533 a un matrimonio. La explotación de las mismas pasó en 1580 a otro particular con la obligación de rendar varias docenas de lampreas. Curiosamente este pago habría de hacerlo efectivo en 1900, «trescientos veinte años después del acuerdo».
Desemboca el Ulla en la carismática Ría de Arousa y hermana sentimientos como demuestra el Patriarca de las Letras Galegas, Ramón Otero Pedrayo, en una carta inédita remitida a Xosé Piñeiro Ares en 1964: «Vindo do Porto dinlle ó Ulla, na ponte, as memorias que me diron para il os outros ríos de arelanza saudosa: o Douro, o Neiva, o Cávado, o Limia, o Miño, o Fragoso, o Lérez, o Umia; e seus poetas».
Mientras que el Tambre, el Umia, el propio Miño y otros ríos gallegos, tienen una presa cerca del mar, el Ulla la tiene a casi 80 km por lo que dispone de un buen tramo de río, aunque insuficiente, para ser remontado por las especies migradoras.
En 1962 la empresa Hidroeléctrica Moncabril S.A. consigue una concesión para la explotación del kilowatio en río Ulla. Se anuncia la construcción de trece presas. Posteriormente, Fenosa compra la concesión de Moncabril y a finales de la misma década levanta la antiestética ??93 m de altura- y lesiva presa de Portodemouros con 297 hm3 de capacidad.
A unos 20 km de la desembocadura, a orillas del río donde se hace notar el efecto de la marea, está Padrón, cuna de escritores, poetas, pimientos y… pesqueiras.
Julio Lloréns dice en «La pesca deportiva del salmón en Galicia» que «en el monasterio de Hervón empieza la parte fluvial propiamente dicha mientras que el «Informe del Servicio Piscícola de A Coruña» de 1945 habla de la «Ría de Padrón».
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La localización

Las pesqueiras en activo del Ulla se localizan desde Herbón, en la zona baja, hasta Sinde, en su parte más alta; unos ocho kilómetros de curso fluvial, aunque más arriba, en el coto salmonero de Couso, hay una pesqueira deshabilitada conocida por o lampreeiro y Julio Lloréns califica a la presa de Couso como antigua pesqueira. P. Hervella cita una pesqueira a unos 65 km, aguas arriba, a pocos metros del puente de San Xusto, muy cerca de la presa de Portodemouros.
Las pesqueiras del Ulla están formadas por grandes bloques, más o menos cuadrangulares, de piedras de muy variados tamaños. Las construcciones que mejor se conservan cruzan prácticamente todo el río y soportan extremas corrientes de agua en el caudaloso Ulla invernal.
Sus dimensiones varían pero la media es de tres metros de alto por dos de lado y otros tantos de ancho. Están alineadas en perpendicular a la corriente cruzando casi todo el río menos una gran corriente central que se llama «vena» y que queda libre de trampas.
A los huecos que hay entre los bloques, en este río se les llaman «boquetes» o «pasillos» y es el lugar donde, a semejanza a las pesqueiras del Miño, se arman los artilugios de pesca.

Características

Las redes o nasas con las que se capturan las lampreas en las pesqueiras del Ulla se componen de una boca -estructura metálica o de madera, cuadrada o rectangular, que recibe el nombre de cangalla- y de la red cónica que va atada a la entrada de la trampa. La medida total del aparejo varía de de uno a dos metros.
Esta nasa tiene adosado un brazo metálico que le faculta poder realizar un movimiento vertical para introducirla y sacarla del agua.
Para izar la nasa del agua están provistas de una cadena o cuerda atada a la cangalla. Esta cadena va asegurada en o trancadoiro, la pieza de piedra o el árbol donde se engancha.
Las lampreas intentan superar la fuerza de la corriente en los pasillos de la pesqueira ya que la nasa no los tapa en su totalidad. Aquellos ejemplares que no lo consiguen caen dentro de las redes y la fuerza del agua les impide salir. Las pesqueiras del Ulla pescan, pues, aguas abajo a diferencia de las del Miño que lo hacen aguas arriba.
Para llegar a las pesqueiras del Ulla en su parte más baja, saldremos de Padrón por la carretera a Ponte Vea, subiendo el río Ulla donde va marcando el límite provincial entre A Coruña y Pontevedra.
Las pesqueiras de este curso están divididas en cuatro tramos o grupos: el primero está en Herbón, el segundo está en Carcacía-Lapido y Carcacía, el tercero está en Barcala y Sinde; el cuarto y último es Reis.
Las pesqueiras de Herbón son 5.
Las primeras se llaman As Areas (Coordenadas UTM: X 529457/Y 4731135) y tienen la subdenominación de Areas (las de la mitad del río en su orilla norte) y Traxeito (las de la otra mitad, en la orilla sur). Miden 118 m. Areas tiene 6 pescos y 5 pasillos, Traxeito tiene 9 pescos y 8 pasillos.

La explotación de esta construcción pertenece a 5 propietarios y está repartida por grupos de muros denominados Cabildo, Cuarteles, Xanza, Mitra y Cortiñas. Estos pescos fueron adquiridos por separado.
Los nombres de los pasillos o boquetes son: Mardel, Segundo, Novo, Derrubado, Larchán, Amereiro, As Maimoas -ya caída- O Pexego, a Agulla, Pexego, a Cancela, o Láparo, o Chingado, o Badal, o Pesqueiro y o Cajón.
A 700 metros, río arriba, están las segundas pesqueiras, llamadas As Bellas (C. UTM: X 530156/Y 4731252) con la subdenominación de Bellas y Ribeiro (con la misma distribución geográfica que las Pesqueiras de Areas). Miden 91 m. Bellas tiene 4 pescos y 3 pasillos, Ribera 8 pescos y 7 pasillos.
Cada pasillo tiene, a su vez, su propio nombre: o da Curcuxa, o da Francisca, o Quintón, o Pexego, a continuación está la vena central sin armar, Pexego, Virguería, o Cabalo y o Cachopo.
A 519 m está, la tercera construcción, el particular y único Canal de Herbón (C. UTM: X 530 3779/Y 4731280). Llega a los 120 m de longitud entre los dos muros y alberga 4 puestos de pesca en la orilla norte y 3 en la sur, sumando 5 pasillos en total.

O Canal

La pesqueira de O Canal, está compuesta por unos muros en forma de vértice ??una V- orientado hacia la corriente para desviar el agua a las orillas donde están las trampas pero los muros no cercenan la corriente totalmente sino que están separados por una vena central de dos metros que permite el remonte de las especies migradoras.
Hay semejanzas entre esta pesqueira, las ya citadas del Miño y algunas otras del Tambre ??como veremos- pero la construcción o el modo de pesca varían ostensiblemente.
Las del Miño tienen la V en sentido contrario de manera que los peces en su remonte llegan a los muros y tienen que desviarse hacia las orillas donde también se sitúan las redes.
Las del Tambre tienen el pico de la V hacia la corriente y sin vena central, de manera que los muros se unen totalmente en el centro del río y derivan el agua hacia las orillas donde estaban las trampas.
Las más semejantes, en formato, a esta pesqueira del Ulla son una serie de construcciones galaico-portuguesas que unen sus muros en el centro del río. Ellas son: Novo, Ribeira Velha, Brandouro da Mancela, Fumega e Fontao en Prado; Paderne y Chaviaes (con vena central) y Novas de Braço en Alvaredo; Mosqueiros en Remoaes, otras tres en Prado y Seixeira Nova en Paços. Las del Tambre son: Cornedo, Xan-Latedo, Gándara-Pouso y Dorna en Negreira.
Por tanto consideraremos a la pesqueira de O Canal como construcción mixta o híbrida y se puede decir que única en Galicia.
A 333 m, aguas arriba, están las cuartas pesqueiras llamadas Prateado, en la actualidad muy deterioradas y con un gran boquete central. Tiene 5 pescos y 4 pasillos en una orilla y 6 poios con 5 pasillos en la otra.
La quinta pesqueira y última de Herbón es A Trapa. Tiene 6 pescos y 5 pasillos a un lado y 4 pescos con 3 pasillos al otro.

Casetas de vigilancia

El segundo grupo de pesqueiras está en Carcacía con la subdenominación de Carcacía-Lapido en la orilla norte y Carcacía en la sur.
Este grupo tiene 8 construcciones.
La primera es Furado en Carcacía-Lapido y A Caseta en Carcacía, ambas con 3 pescos y 2 pasillos cada una. En todas las pesqueiras, los propietarios montan unas casetas donde pasan la noche para efectuar labores de vigilancia; suelen ser construcciones rústicas de madera y plásticos salvo la de esta pesqueira que está excavada en la roca.
La segunda es Muxena con 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía-Lapido y Furado con 2 pescos y 1 pasillo en Carcacía.
En la tercera, Carcacía-Lapido carece de construcciones mientras Lombeira en Carcacía tiene 2 pescos con 1 solo pasillo.

La cuarta es Aguadalta con 3 pescos en Carcacía-Lapido y Nova en Carcacía con otros tantos; ambas tienen 2 pasillos.
La quinta carece de construcciones en Carcacía-Lapido mientras Loureiriña tiene 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía.
La sexta es Loureira con 3 pescos y 2 pasillos en Carcacía-Lapido y 2 pescos con 1 pasillo en la pesqueira también lamada Loureira en Carcacía.
La séptima se llama A Forrica en Carcacía-Lapido con 2 pescos y 1 pasillo y Lago en Carcacía con 3 pescos y 2 pasillos.
La octava y última de esta serie se llama Carballo, teniendo 3 pescos en Carcacía-Lapido y otros 3 denominados igual en Carcacía; en ambos casos tienen 3 pasillos.
Sinde y Reis

La tercera serie de pesqueiras son las de Sinde y Barcala. Las de Sinde se llaman Freixeiro con 2 pescos y 1 pasillo mientras que las de Barcala se llaman Bumio y tienen 3 pescos y 2 pasillos. Bumio es la última pesqueira de la orilla sur del Ulla.
Ya por último, está el cuarto y último grupo de pesqueiras, llamadas Reis compuesto por 2 construcciones.
Las primeras son los dos pescos de Bustelo y las segundas los dos de Lampreeiro; en ambos casos tienen 1 pasillo.
Las pesqueiras de Reis están en desuso en la actualidad.
Pocos metros abajo del coto de Couso, están las pesqueiras de Bustelo, con un pasillo cada una, y en límite inferior del propio coto está la pesqueira de O Lampreeiro o Corgos con un solo hueco.
El Ulla ha cambiado con el paso de los años y a algunos de estos pasillos no les llega el agua por lo que no se pueden armar. Al hecho de que una trampa consiga ejemplares en abundancia se le denomina «que paga bien» o que «corre bien».
La normativa oficial permite la pesca desde las 8 de la tarde hasta las 8 de la mañana descansando sábados y domingos.
Las primeras en abrir la temporada son las pesqueiras de As Areas y Bellas que lo hacen de enero a marzo. Después abren las siguientes de febrero a abril.

Una barcaza en As Areas y Bellas

El sistema de levantado de copos en As Areas y Bellas es muy vistoso pues los propietarios utilizan una primitiva, arcaica, rústica y nada convencional barcaza llamada Ana María. Esta barca se construye de nuevo cada 6 o 7 años.
Los propietarios de la explotación de estas pesqueiras utilizan la barca para acercarse a los pescos, luchando con la brava corriente y poder acceder a cada uno de ellos. Tan artesanal es la barca como los propios remos pero la pericia de los tripulantes amortigua tales inconvenientes. Hay días que la corriente los lleva más de medio kilómetro aguas abajo. El éxito de la operación radica en entrar adecuadamente en la corriente. Si la operación falla, la consecuencia es el doble de trabajo y esfuerzo.
Estas pesqueiras son explotadas en la actualidad por veinte concesiones que corresponden a otras tantas personas y a sus familias.
El reparto entre los propietarios es por «quintas» de tal difícil entendimiento como explicación.
Las «partillas» son la base para el reparto entre propietarios.
Una lamprea tiene cinco quintas de propiedad. Si un propietario tiene media quinta en una trampa, quiere decir que de diez lampreas le corresponde una. Quien tenga una quinta doce -una quinta y medio cuarto- tendrá un ejemplar por cada lote de cinco lampreas y aún le queda cuarto y medio.
La mayoría de las pesqueiras de Herbón se conservan en un estado magnífico si tenemos en cuenta su antigüedad y que han soportado la furia del río y el inexorable paso del tiempo durante siglos. Y en el capítulo de agresiones, es mejor no mentar las realizadas impunemente por la mano del hombre. Hay pesqueiras que se refuerzan año tras año con cemento sin el menor rigor estético. Pero mucho más grave es el abandono total y absoluto de las distintas administraciones. Mientras Arbo en el Miño ha sabido hacer de sus pesqueiras un centro de interés turístico, las pesqueiras de Padrón están abandonadas a su suerte sin que nadie repare en que representan un patrimonio único].

Faro de Vigo

Un «hiperactivo» al que ni los santos calman.

Vende cirios y figuras religiosas y le encanta crear. Por inventar, hasta inventó una bicicleta con esquís.

A casi todo el mundo, o por lo menos a muchas personas, les gustaría tener varias vidas en una; poder llevar una existencia camaleónica para no aburrirse nunca del día a día. Pero solo algunos consiguen tal cosa. Entre los que están hechos de esa pasta, capaces de hacer tantas cosas a la vez que parece que se multiplicasen, está Joaquín Diéguez. En su caso curioso el suyo. Porque recibe él en la cerería que regenta en la calle San Román de Pontevedra, un sitio donde parece que el tiempo se detuvo en algún momento y no avanzó más. Es un negocio pequeño, con viejísimas estanterías llenas de santos y velas y olor inconfundible a cera, casi a iglesia en realidad. En ese áurea de teórica paz, uno se imagina que el tendero, que tiene puesto el abrigo tras el mostrador, será un hombre de vida tranquila y sosegada. Pero nada más lejos de la realidad. Joaquín se define como hiperactivo. Y, francamente, debe de serlo.

Antes de iniciar la entrevista, hay que esperar a que Joaquín atienda. Despacha primero a una joven que busca unos cirios que se mantengan encendidos los nueve días de una novena; le pone incienso y mirra a otra clienta; saluda efusivamente al repartidor que viene a traerle un buen número de paquetes; atiende a otra persona más que busca velas para una ceremonia… y al fin queda libre. Viaja entonces a su infancia, a Pontecesures, el lugar donde todavía sigue viviendo parcialmente -a ratos lo hace también en Pontevedra-. Cuando él era un niño que dedicaba su tiempo «a matar pájaros e incluso venderlos», su padre estaba al frente de Cerería Diéguez, una factoría fundada en Pontecesures por el bisabuelo de Joaquín, que empezó a hacer velas en el siglo XIX. Joaquín, por tanto, entre pájaro y pájaro, creció rodeado de moldes de cera. Y se enamoró del oficio. «Trabajé un poco como mensajero pero luego ya me centré en la cerería», explica. Primero lo hizo en su tierra natal, a pie de fábrica. Luego, como ahora, a medio camino entre Cesures y Pontevedra. Porque resulta que su abuelo cogió el traspaso de la antigua cerería que había en la calle San Román. Su padre continuó con ella y ahora la regenta él, al igual que todo el negocio familiar. No quiere deshacerse de las estanterías de madera, ni del olor a antiguo del local. «Esto tiene que tener su esencia», sostiene.

El caso es que Joaquín se pasa buena parte del día ahí metido, entre velas y santos. Pero no le transmiten demasiada quietud las estáticas figuras. ?l es un torbellino en toda regla. Es casi imposible resumir sus actividades. Pero promete intentarlo. Empezamos hablando de su querencia por los animales. Cuenta que tuvo varios caballos. Y que le encanta la aventura. Entonces, se acuerda de cuando a lomos de un equino se metió a navegar un buen trecho del Ulla. «Fue una pasada», dice. También le apasionan los reptiles. «Tengo un reptilario bastante grande, con más de veinte animales. Tengo por ejemplo camaleones o tortugas», cuenta mientras se apura a buscar en el móvil fotos que demuestren que no habla en broma.

Está buscando imágenes del reptilario pero, mientras lo hace, aparecen otras que van narrando sus mil y una actividades, sus diferentes vidas. «Mira esta, aquí está la bicicleta que yo inventé para ir a esquiar. La probé y funciona de maravilla», explica mientras muestra una foto de un aparato que, efectivamente, es un híbrido casero de bici y esquí. Paseando por su galería de imágenes también aparece Joaquín haciendo trial, otra de sus pasiones, alguna que otra vestido de buzo y listo para hacer pesca submarina o con la autocaravana con la que le gusta irse de excursión «al lugar más raro que uno se pueda imaginar».

Ritmo frenético

Reconoce que si se sometiese a examen, posiblemente, sería un claro caso de hiperactividad clínica. Y que es muy difícil seguirle el ritmo. «La verdad es que ando muy frenético. Ahora en Pontevedra tengo un amigo que viene conmigo a entrenar en bicicleta… y siempre me pregunta si no me agoto, porque yo siempre tengo las pilas puestas», explica con energía. En ese afán suyo por no estarse quieto nunca, también le gusta experimentar con la cera, con las velas y con todo lo que incluye su negocio. Fue así cómo logró hacer una vela que apenas genera humo; cómo logró sacar aromas nuevos y velas decorativas… «Me gusta crear, este oficio tiene muchísimo de artesanía. Yo estoy todo el tiempo dándole vueltas a la cera y a los materiales, no me gusta hacer las cosas siempre igual», insiste una y otra vez. Mientras habla, vuelve a rebuscar entre sus fotos en el móvil. Y saca entonces una especie de cenador que está haciendo con restos de poda de palmeras. «¿Ves? Esto es lo mío, buscar la manera de reutilizar materiales. Esto es lo que más me gusta», indica. Joaquín sonríe viendo sus palmeras desmenuzadas cogiendo forma de cenáculo. Entonces, piensa en sus dos hijas. Recuerda los experimentos con ellas en la fábrica de velas. Y reflexiona: «Se puede ser feliz en el sitio menos previsto, ¿verdad?». Cierto.

¿De dónde procede?. Joaquín viene de una estirpe de cereros. Es la cuarta generación de una familia de Cesures dedicada a este negocio.

¿Dónde trabaja?. A medio camino entre la cerería que regenta en Pontevedra y la fábrica de Pontecesures donde se fabrican las velas y demás material.

La Voz de Galicia