El fuego llegó cerca de las casas de Monte de Porto, pero no llegó a afectar a las viviendas, y las labores de extinción se prolongaron durante casi tres horas.
La noche de San Xoán transcurrió de forma tranquila
en la comarca. El fuego no se desmadró en ningún punto ni constan a esta
hora incidencias importantes, con la única excepción de Pontecesures, donde las llamas asolaron la zona de Monte de Porto.
El fuego afectó a una superficie de monte bajo y se acercó a las casas,
pero se atajó a tiempo y no llegó a alcanzar a ninguna edificación. Se
desconoce si esta incendio tuvo su origen en alguna hoguera de San Xoán o
se originó por otros motivos. Las alarmas saltaron a las 3.30 horas y las labores de extinción se prolongaron hasta las 6,
aproximadamente. Intervinieron el GES de Padrón, Protección Civil de
Valga, la policía de Pontecesures y efectivos contraincendios de la
Xunta.
Protección Civil de Valga también tuvo que actuar para apagar un pequeño fuego que afectó al interior de una rotonda de la carretera de Campaña.
Este termino fue acuñado por el escritor Raimundo García, Borobó,
y define a los gallegos de primera generación que vivimos en la
Comunidad de Madrid. Somos tantos, algo más de 80.000, como habitantes
tiene la ciudad de Pontevedra. Podríamos ser una capital de provincia
gallega.
En Madrid existen asociaciones gallegas que agrupan a
profesionales, a médicos, abogados, empresarios y periodistas, asociados
con su único vínculo común que no es otro que la galleguidad. Llevamos a
Galicia como santo y seña, como compromiso, y nuestra estancia en la
capital de España la consideramos siempre como provisional; aunque
llevemos varias décadas viviendo en ella, mantenemos un permanente
billete de vuelta, aunque sea para que la tierra nos acoja tras el viaje
definitivo. Vivimos, allí donde habitamos, como gallegos, que es más
que un signo de identidad, más que un estado de ánimo, más que una
cultura del comportamiento.
Y cada año, cuando llegan los meses del verano
regresamos a nuestra aldea, a nuestra ciudad; volvemos, como las
golondrinas, al lugar donde nacimos.
Muchos de nosotros
tenemos una vivienda alternativa en nuestros pueblos de origen,
enraizando el afecto con lo nuestro. Alrededor de un 30 % poseemos una
casa, un piso, una vivienda al fin, en algún lugar de Galicia.
Consideramos que no existe diferencia alguna entre los dos lugares, Madrid y Galicia, donde transcurre nuestra vida.
La
comunidad uniprovincial de Madrid tiene siete millones de habitantes,
Galicia alrededor de 2,5 millones, y cuatro provincias. Madrid ha sido
duramente castigada por el coronavirus, con miles de muertos y
contagiados, la comunidad gallega tuvo una incidencia menor en el número
de víctimas e infectados. Galicia está casi libre del virus, Madrid lo
está combatiendo eficazmente.
Y no debe haber ese temor primario a «los madrileños» a los madrigallegos, cuando volvamos con el verano, porque no transportamos ningún virus. El covid no esta fuera, está dentro, el virus divide a los gallegos del interior y a los de fuera. Somos los mismos, los que llevamos el abrazo y esperamos la aperta; los de siempre que únicamente estamos infectados de nostalgia, de morriña y de saudade, con el mismo sentidiño del que hacemos gala. Somos los madrigallegos.
Manolo llevaba alrededor de tres meses sin poder
disfrutar en todo su esplendor de su paseo diario. Vive en Pontecesures,
pero le gusta hacer sus rutas más allá del puente que une su pueblo con
Padrón y eso estaba prohibido por el dichoso virus. Apenas trescientos
metros de separación, pero toda una eternidad en los últimos meses para
tantos habitantes fronterizos. Una eternidad intocable, porque el estado
de alarma prohibía cualquier incursión en territorio ajeno. Hasta ayer.
Ayer, a media mañana, ya caminaba Manolo a la vera del río en
Pontecesures. A buen ritmo y con la clara intención de cruzar el puente y
cambiar de provincia, porque las rutas de la zona de Padrón son muy
interesantes, según contaba. La mañana, desde luego, acompañaba.
«Para un que cobra mil euros, unha multa de seiscentos era demasiado riesgo», explicaba Manolo, que afirmaba que en el puente solía haber efectivos policiales que disuadían cualquier pretensión de cambiar de provincia, por muy atractiva que fuera la propuesta. Entre el mono del paseo por el otro lado de la ría y la amenaza de la multa por saltarse el confinamiento, ganó siempre el sentido común. Al menos, en su caso. Pero ayer no estaban ya las fuerzas de seguridad vigilando el particular paso fronterizo entre provincias, porque ayer entrábamos en la fase tres, en la que esa frontera real pero a la vez imaginaria que aparece en los mapas entre Pontecesures y Padrón quedaba eliminada. «Hai que disfrutar da vida», resumía Manolo, que parecía estar encantado de la expectación que había generado su paseo y recorría una y otra vez la acera para que el cámara de TVE captara imágenes, mientras, al fondo, un perro de la banda coruñesa intentaba, sin éxito, zamparse alguno de los patos que nadaban en el Ulla. Los patos decidieron desplazarse hacia el medio del río para eludir cualquier problema. Ahí no había fase tres que valiera para el perro, que decidió volver a donde estaba su dueña. Entre tanto, Manolo seguía hablando. Su paseo soñado se alargó más tiempo de lo que esperaba.
La vecina de Rois Isabel Penedo Gaspar es historia
viva de los últimos cincuenta años de la fábrica maderera Finsa de
Padrón. En esta empresa empezó a trabajar en 1972 con 14 años y en ella
acaba de prejubilarse con 61 años, tras casi 48 de actividad laboral
reconocida. Cuando empezó, era la más joven y ahora de las que más
antigüedad tenían. Empezó cuando la fábrica se limitaba a ser un
aserradero de madera verde, en el que trabajaba su padre Urbito, con el
que coincidió hasta el año 1981.
«Daquela era o traballo que había, aínda que mulleres éramos poucas e as que había eran maiores ca min»,
cuenta. En 1981 su padre sufrió un accidente y ya no volvió a
incorporarse por lo que tuvo que adaptar los turnos a los horarios del
autobús para ir y venir del trabajo hasta que en 1985 se quitó el carné
de conducir.
En todos estos años, Isabel es consciente de que la fábrica «cambiou por completo». A nivel de instalaciones, que fueron ampliadas y modernizadas, pero también de trato, afirma. «Antes era unha fábrica máis humana; agora é máis comercial», asegura, pero aún así, añade, «quedei encantada coa empresa».
Isabel Penedo entró en la fábrica por mediación de su padre, como muchos otros en la empresa, pero sus hijos ya buscaron otros caminos laborales. En casi 50 años de actividad laboral, sus únicas bajas fueron las de maternidad porque, explica, «sempre gocei de boa saúde e espero seguir facéndoo». De este modo, ahora se dedicará a «atender a casa e a vivir un pouco a vida, que ata agora non saín de Rois, como quen di». Aún así, reconoce que «vou botar de menos a Finsa porque foi un traballo continuo de moitos anos, pero tamén porque deixo moitos compañeiros, tanto en Padrón como en Santiago, e tamén son unha persoa áxil». Pero también es consciente de que «é un descanso merecido, outra etapa da vida na que toca disfrutar», concluye.
Julio Torrado, candidato socialista por la comarca de Arousa al Parlamento de Galicia.
El proceso de solicitudes arrancará el 15 de junio, pero Julio Torrado afirma que ya se puede conocer el número potencial de beneficiarios al cruzar los datos del Instituto Nacional de Estadística con los de la Agencia Tributaria. «Ata un 7,5 por cento da poboación do Salnés e un 6,4 por cento do Ulla-Umia teñen uns ingresos declarados por debaixo de 5.000 euros ano por unidade de consumo. Esta é a medida de referencia para o IMV, que pretende cubrir, polo menos, esa contía anual para un fogar con unha persoa», explican los socialistas, que apuntan que es posible que se puedan producir algunas mínimas variaciones, pero que parece claro que hay un notable porcentaje de población que sufre dificultades económicas.
El enorme crecimiento de la cifra de trabajadores afectados por expedientes de regulación temporal de empleo en la comarca al cierre de mayo, 763, un +13,9 % respecto al mes de abril, encuentra su origen en Valga. La entrada en ERTE de las firmas que constituyen el Grupo Quitá, matriz de Extrugasa, explica esos 605 nuevos asalariados del municipio del Baixo Ulla que han pasado a percibir parte o la totalidad de su remuneración del Estado en espera de que la actividad económica recupere el pulso. No en vano, más de la mitad del volumen de negocio del principal grupo empresarial por número de empleados de la comarca se sustenta en la exportación a más de 30 países.