Uno de los ejemplares falleció. El que apareció en las Torres do Oeste tuvo mejor suerte gracias a un operativo en el que participaron los bomberos y protección civil.
Que los delfines se dejen ver por la ría de Arousa es algo habitual.
Lo que es del todo improbable es encontrarlos río arriba, en aguas del
Ulla. Ocurrió esta tarde en Catoira y en Pontecesures,
y no fueron los únicos. Se localizaron otros ejemplares desorientados
en las proximidades de Vilagarcía y de Boiro, uno de los cuales
falleció. En la Coordinadora para o estudo dos mamíferos mariños (Cemma)
siguieron muy de cerca este episodio, al que todavía no le encuentran
explicación. Alguna razón propició que los animales entraran en la ría,
perdieran el rumbo y cogieran caminos distintos, según explica el
portavoz Alfredo López.
A la caída del sol, algunos ejemplares
permanecían varados, a la espera de la pleamar, y otros lograron salir a
flote, aunque con destino incierto. Es el caso del delfín que apareció
en Catoira. Una mujer que estaba paseando por las proximidades de las
Torres de Oeste lo vio varado en las marismas y enseguida se puso en
marcha un dispositivo de rescate en el que participaron los Bombeiros do
Salnés, Protección Civil de Catoira y efectivos municipales. Incluso el
alcalde, Xan Castaño, se trasladó al lugar para supervisar el operativo
antes de acudir al Concello a recibir a los Reyes Magos.
Siguiendo el asesoramiento del Cemma, los bomberos se pusieron manos a la obra para mantener con vida al animal, que presentaba heridas y parecía exhausto, y trasladarlo después, en camión, a la playa fluvial, donde el delfín pudo alcanzar aguas más profundas. La operación fue un éxito pero, para sorpresa de los presentes, el cetáceo volvió río arriba, hacia Padrón, en vez de dirigirse hacia el mar. Ojalá que encuentre el buen camino.
El médico Alfonso Solar Boga cumplirá 42 años como rey Melchor en la cabalgata de Padrón.
Este es un reportaje no apto para leer los niños porque desvela uno
de los grandes secretos de la tradicional Cabalgata de Reyes de Padrón:
la identidad de una de sus majestades. En cambio, sí es de lectura
recomendable para padres, tíos y hasta abuelos que, seguramente de
pequeños, la noche del 5 de enero le dieron un beso al Rey Melchor y,
más concretamente, a Alfonso Solar Boga. El prestigioso médico de 62
años, afincado profesionalmente en A Coruña pero natural de Padrón, a
donde regresa cada fin de semana, cumplirá hoy 42 años vistiendo las
ropas del Rey Melchor, solo interrumpidos durante dos Navidades en las
que no se celebró la cita a causa de las inundaciones.
Hablar con Alfonso Solar de su papel como Rey
Melchor es hacerlo de la historia de la cabalgata de Padrón, pero
también de sus gentes y de su amor declarado a la villa: «Soy muy
afortunado. Puedo presumir de que se me acerquen abuelos que vinieron a
junto de mí de niños, en las primeras cabalgatas, y eso hay que
valorarlo como una suerte». «Nadie le ha dado tantos besos a los vecinos
del pueblo que uno quiere y eso es un privilegio».
Son algunas de
las confesiones que hace Alfonso Solar cuando mira hacia atrás y habla
de sus vivencias en la cabalgata, que se remontan a 1978. Todo empezó de
una manera un tanto peculiar, cuando varios jóvenes unidos por el
hockey, como Masito Beiró Martínez, José Ángel González Piñeiro, Jesús
Fraiz Calvo, Ramón Garea Rodríguez, y Totono y Cleto Barreiro Sorribas,
se plantearon celebrar la cabalgata de Reyes, que en Padrón no había
desde que quedara sin pagar el alquiler de las ropas de otra cita
anterior. Los jóvenes no tenían dinero pero en su ingenuidad pensaron
que tampoco costaría tanto celebrarla: sería cuestión de hacer unos
trajes y comprar unos caramelos. La idea cogió fuerza y hablaron con el
Concello pero el entonces alcalde, Eduardo Otero, les recordó que había
una deuda pendiente y que había que pagarla antes de que el Ayuntamiento
se pudiera implicar en la organización. El grupo lo valoró como
«injusto», pero siguió adelante, limitando la cabalgata a A Matanza,
Extramundi y Rois.
Los trajes de los Reyes los consiguió Masito
Beiró por el trabajo de su padre en la Nestlé; las pelucas eran de
carnaval y las barbas, de estropajo. Ese año, fueron: Gaspar, Mon Garea,
Baltasar, Totono Sorribas, y Melchor, Alfonso Solar. Esa primera
cabalgata, que es el germen de la actual, fue un éxito, pero no gustó en
Padrón, donde según recuerda Alfonso, «nos dieron palos por todas
partes, hasta en el periódico, pese a que éramos buenos chicos».
Rescatados del Sar
A
partir de ese año empezaron a organizarse, a recaudar fondos yendo
puerta por puerta y poco a poco se fueron sumando otros organizadores,
como las amas de casa, entre las que Solar menciona a Mary Lago,
Conchela López, Elena Palén y Angelines Parra. Poco a poco, Padrón
empezó a tener «cabalgatas mejores» porque la gente respondía y los
promotores quisieron dar un salto cualitativo para mejorar la llegada de
los Reyes Magos a la villa.
Si en los primeros tiempos los Magos llegaban a
Padrón en tren, hubo dos años (1981 y 1993) que lo quisieron hacer en
barca por el río Sar, pero en una ocasión «calculamos mal las mareas y
nos tuvieron que rescatar y sacar del río en el colo», recuerda Alfonso
Solar. Para mejorar aún más la llegada, en 1982 se les ocurrió que
podían hacerlo en helicóptero y se fueron a la Diputación de A Coruña a
solicitar uno. El entonces presidente del organismo provincial, Enrique
Marfany, se lo concedió de forma sorprendente pero, una vez llegado el
día, el Rey Gaspar vomitó nada más bajar del helicóptero y poner un pie
en el campo de fútbol. No obstante, esa llegada «fue lo máximo; ya no se
podía superar», dice Solar. También se les ocurrió que la cabalgata
podía empezar por la mañana, con la lectura de un pregón, que en 1983
leyó Pepe Domingo Castaño, y hasta fueron a hablar con el arzobispo
Ángel Suquía para pedirle apoyo económico.
Todo ello hasta que el Concello echó mano de la
organización hace más de veinte años, con la animadora cultural Cruz
Taboada al frente, de modo que cada 5 de enero es un «día sagrado» para
Solar, que tiene una cita ineludible con los niños de Padrón y comarca.
«Cada año me pasan muchas cosas por la cabeza y me trae muchos
recuerdos. Desde que empecé, pasó el tiempo suficiente como para echar
de menos a muchas caras en los balcones de la villa, a través de los que
puedes ver el paso de la vida. Falta gente en ellos pero hay otra
nueva».
A todos estos entrañables recuerdos, el médico
añade la única pega que le pone a su condición de Rey Melchor: su hija
casi no recuerda ninguna cabalgata de Padrón ya que se la llevaba su
mujer Begoña a ver la de Vilagarcía. «Para mi hija, ese día yo siempre
estaba de guardia».
«Me gusta ver el 5 de enero el paso del tiempo en mi tierra»
«Mis
primeros recuerdos de la Cabalgata de Reyes en Padrón se remontan a los
años 1962-1964: organizada por la Delegación de Juventudes, salía a
caballo (uno de Picusa, otro de Tejidos Ramos y el tercero de la
Ferretería Francisco García) desde las instalaciones de Fenosa,
precedidos por la banda municipal y escoltados por pajes con antorchas
que recorrían las calles de Padrón para dirigirse al Ayuntamiento»,
recuerda Alfonso Solar, responsable de la unidad de Gastroenterología
Pediátrica del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera (Chuac) y que
este año recibió la medalla de oro y brillantes del Colegio Oficial de
Médicos de A Coruña en reconocimiento a su trayectoria profesional y los
valores que transmite durante su ejercicio.
Como compañeros de cabalgata, Solar recuerda que
le acompañaron durante muchos años Ramón, funcionario del Ayuntamiento
jubilado; Eugenio Iglesias Catoira, y últimamente Arturo Reboyras. El
médico padronés insiste en que «es un privilegio» vestir las ropas del
Rey Melchor cada 5 de enero y recuerda que todo empezó hace más de
cuarenta años, «una noche de verano en la que se reunió un grupo de
chavales que tenía muchas ganas de hacer cosas por el pueblo».
«Me gustaría seguir participando en la cabalgata; no me preguntes cuántos años pero, si tengo salud, sí quiero porque me sigue gustando ver el paso del tiempo en mi pueblo la noche del 5 de enero», dice Solar, para quien ese día le sirve para reafirmarse, dice, «en una de las pocas convicciones que tengo: que Padrón es el mejor sitio para estar».
El Concello ha pedido ayuda a Manolo Paz para dar brillo a una de sus esculturas en la orilla del Ulla, tras 32 años «escondida».
Las obras de humanización de la fachada fluvial de Pontecesures han
supuesto un pequeño calvario para el gobierno local. Primero, por la
sucesión de permisos y autorizaciones que se debían conseguir para poder
remodelar un área que se quiere convertir en el corazón de la villa.
Segundo, porque la empresa adjudicataria atravesó por sus propias
turbulencias, y eso acabó afectando a los trabajos. «A empresa vai ser penalizada, pero o realmente importante son os retrasos que sufriu a obra»,
decía ayer el alcalde, Juan Manuel Vidal Seage. Afortunadamente, parece
que la situación se ha normalizado, y desde hace unos días las obras
marchan a su debido ritmo.
Ayer, los obreros que trabajan en este proyecto
estaban a las órdenes de un capataz tan exigente como afable. Y es que
el escultor Manolo Paz se había acercado a Pontecesures, llamado por el
Concello, para colaborar en la reubicación de una de sus esculturas.
Llevaba esta en la zona portuaria desde el año 1988, pero «pouca xente sabía que estaba aquí e de quen era», confiesa el concejal Ángel Souto.
La escultura es una enorme pieza que parece querer enmarcar el río. «Pasaba desapercibida para a xente», explica el arquitecto municipal. Y eso es lo que se quiere cambiar. Se colocará sobre una plataforma, «para que pareza que flota», según explicaba Manolo Paz. Además, se va a iluminar cuidadosamente para darle aún mayor realce durante la noche.
«É de agradecer que un concello, tantos anos despois, te chame para isto»,
explicaba el autor de la pieza, un prestigioso escultor cuyo trabajo ha
dado la vuelta al mundo desde su Cambados natal. En su momento, fue
instalada junto al río. «Diría que a descargaron, sen máis»,
relata. El entorno en el que fue ubicada entonces está en plena
transformación, y hay elementos que el tiempo ha hecho cambiar
definitivamente. Los árboles que la enmarcan, por ejemplo, han crecido
mucho. Pero eso no supone un problema para un artista empeñado en que
sus obras dialoguen con la naturaleza. «As árbores non son un problema, todo o contrario». Sus copas formarán una suerte de cúpula natural, cuyo verdor contrastará con la piedra que se extenderá ante la pieza.
Ya no debería faltar demasiado para que la reforma del entorno esté acabada. El arquitecto municipal esquiva dar una fecha de remate de las obras, pero el alcalde Vidal Seage sí lo hace. «Atrévome a dicir que ten que estar lista para a Festa da Lamprea».
Siete barcos iniciaron el jueves la temporada en el río Ulla.
Los siete barcos que el jueves lanzaron sus nasas-butrón al río Ulla pudieron confirmar ayer la sensación de que el río está en condiciones óptimas para la captura de la lamprea. «Colleriamos unha media de dez lampreas por embarcación», aseguran los valeiros. «Está claro que as lampreas queren auga, choivas e correntes», sentencian mientras hacen votos para que la cosa siga así.
Antonio Pesado Romai desciende de una saga de valeiros, marineros que viven a caballo entre el Ulla y la ría de Arousa.
Los valeiros son hombres de mar y de río. Sus embarcaciones se mueven
con soltura por la desembocadura del Ulla y por el fondo de la ría de
Arousa, siguiendo el complejo ritmo que marcan unas vedas dictadas en el
agua salada por Mar, y en agua dulce por Medio Ambiente. El pasado
jueves, muchos de ellos bautizaron la campaña de la lamprea, que se
prevé este año de abundantes capturas y calidad indiscutible. Antonio no
forma parte de ese grupo. «Esta tempada estou indo ao chopo», y ha decidido aguantar en esa pesquería antes de hacer el cambio para el río.
Esa condición doble de hombres de mar y de río no supone, para Antonio, ningún problema de identidad. «Os valeiros somos mariñeiros»,
sentencia con rotundidad. «Mariñeiros», eso sí, atrapados por una doble
esfera burocrática que en ocasiones amaga con ahogarlos. Cuando la
Consellería de Medio Ambiente amplió su zona de afectación en la
desembocadura del río Ulla «acabou coas artes de pesca todas»,
abocando a la captura de los peces de río -lamprea y anguila- con nasa
butrón, y a la de la solla con el rastro. Son muy pocos los barcos que
mantienen la segunda de estas posibilidades abierta. «Haberá tres. É un traballo que vai quedar case extinguido», reflexiona Antonio, que además de veterano en el trabajo, es el presidente de la asociación que aglutina a los valeiros.
La veteranía de la que hablamos le sobra: tiene más de treinta años cotizados como trabajador del mar. «Con 12 anos xa ía traballar con meu pai. Daquela, durante as vacacións ías botar unha man»,
señala. Así que aprendió el oficio en familia, porque también sus tíos y
sus abuelos pertenecían al club de los valeiros de Pontecesures. «Daquela
no río tamén se traballaba con trasmallos… Agora todo iso cambiou,
hai normas por todos os lados, requisitos, esixencias… Cada día
complican máis vivir disto», reflexiona.
Aunque su sector se ve especialmente ahogado por la burocracia, «isto pasa en todos». «Cando
eu empecei a traballar, se querías mercar un barco non era fácil. Non
encontrabas, e os que encontrabas estaban velliños. Agora en todos os
lados hai barcos á venda. Por algo será», dice Pesado. Y eso solo se puede explicar porque cada vez hay menos interés por trabajar en el mar. Aunque no es su caso. «Teño
dous fillos, e os dous traballan comigo. Un probou un tempo en terra,
pero non se deu adaptado. Non é o mesmo traballar nunha fábrica que no
noso oficio. É moi duro, pero ten moitas vantaxes, pásanseche as horas
doutra maneira», dice. En su familia, en realidad, todo el mundo colabora con el negocio del mar y la pesca. «A miña muller tamén ten embarcado comigo, e cando toca vai vender á praza», explica. «A todos nos sobra que facer», indica risueño.
Y es que el buen humor debe ser lo último que se
pierda, junto con la esperanza. Antonio no se descabalga de la sonrisa
ni cuando habla de los atrancos que por momentos les pone la
Administración. «Hai xente á que lle parece mal que
defendas o teu traballo», explica. Porque «o das vedas está moi ben…
Pero, e as verteduras? Cando van arranxar o problema das verteduras e da
contaminación do río?», se pregunta. «Agora que está tan de moda a loita contra o plástico debían facer unha limpeza nas marxes do Ulla, porque están cheas del»,
recalca. Aunque lo peor son los efluvios contaminantes que emanan de
las redes de alcantarillado de las localidades ribereñas, o de las
empresas ubicadas en las márgenes del río. ¿Será el 2020 el año en el
que se resuelva ese problema? Habrá que verlo. Aunque a Antonio Pesados
la experiencia le dice que las cosas de palacio van despacio.
«Antes non era tan fácil atopar un barco para mercar; agora véndense en todos os portos»
«O noso traballo é duro, pero ten moitas vantaxes. Pasan as horas doutra maneira»
Las claves para pescar un pez prehistórico que levanta pasiones
En
el Ulla acaba de comenzar la temporada de capturas de la lamprea. Una
especie con una larga historia, cuya llegada a las cocinas es esperada
con ansiedad por quienes la consideran un manjar. Sobre este pez
circulan todo tipo de leyendas y rumores. Antonio, que conoce bien al
animal, confía en que este sea un buen año de capturas: el río baja con
mucho caudal y ese es uno de los síntomas de que la pesca no se debería
dar mal. «Ten habido anos de moitísima lamprea, de velas pasar coma mosquitos», dice el marinero. Aunque eso no siempre garantiza que vaya a haber muchas capturas, porque «ás veces pasan por riba das nasas».
A pesar de que el Ulla dista mucho de estar en su mejor estado de forma, el río «recuperou moitísimo» en los últimos años. A ver si se nota en el balance del final de campaña.
El PP de Valga ha pedido al PSOE local que “reflexione”. Los populares han criticado con dureza la estrategia mantenida hasta ahora por los socialistas de María Ferreirós, a quienes acusan de judicializar la vida municipal, además de “berrar, insultar e descalificar ao goberno local”. “Debería presoucparse algo máis a señora Ferrierós de que os organismos nos que goberna o seu partido axuden máis aos seus veciños en proxectos coma o CODI, o Edificio Administrativo..Tamén debería centrar o seu interese en que non se desmantele o cuartel da Garda Civil”