Miguel Piñeiro vuelve a lucir sus dotes como pescador en Noruega.

Televisión Española (TVE) emitió el segundo capítulo del programa “Jara y Sedal” que tiene como protagonista al catoirense Miguel Piñeiro, rodado hace un par de años en Noruega.

El escritor arousano, excelente conocedor del Ulla y de las características y sistema de captura de la lamprea que habita estas aguas, volvió así a demostrar sus habilidades como pescador.

Lo hizo empleando cebos artificiales elaborados en Galicia que le permitieron capturar en el río Namsen ejemplares tan llamativos como un salmón de once kilos de peso y un metro de largo, mientras que en el Nidelva se hizo con “seis reos en menos de una hora, uno de un kilo y otro de dos”.

Este catoirense, vecino desde niño del Concello de Pontecesures –donde fue pregonero de la Festa da Lamprea–, que es también “Hijo Adoptivo” de A Pontenova, se ha convertido en un auténtico experto en pesca continental, de ahí sus colaboraciones con el programa “Jara y Sedal”.

Faro de Vigo

En O Milladoiro se van a comer las primeras lampreas del río Ulla.

En O Milladoiro se van a comer las primeras lampreas del río Ulla

Miguel Barreiro pescó los tres ejemplares de entre 1,2 y 1,4 kilos, que vendió al Mesón O Polígono.

  • Las primeras lampreas del rio Ulla llegaron ayer a Pontecesures, y ya tienen destino: O Milladoiro, en el municipio de Ames. Fue el pescador pontecesureño Miguel Barreiro el que capturó los tres primeros ejemplares que ya ha vendido al Mesón o Polígono de la localidad amiense.

“Han pesado entre 1,2 y 1,4 kilogramos y las hemos vendido a 50 euros la pieza”, explicaba a este periódico el valeiro, que considera que aunque el río va lleno de agua y hace presagiar abundancia de lamprea, “las escasas ventas, como paso el año pasado, al cerrarse restaurantes y bares por la pandemia de la COVID, nos hacen temer que no será una buena temporada”, https://90bedd49b8740108ccdc61b96fd275cf.safeframe.googlesyndication.com/safeframe/1-0-37/html/container.html

Y es que de las catorce embarcaciones de Carril y Rianxo que podían empezar a faenar el lunes la lamprea en la zona del Ulla, tan sólo cinco colocaron sus nasas de butrón en el río. “Las otras prefieren, al menos de momento, dedicarse a otras artes que son más rentables, y más adelante irán viendo como va esto”, contaba ayer Barreiro, fiel a su encuentro con la lamprea desde hace muchos años.

También son fieles sus compradores, ya que los propietarios del Mesón o Polígono de O Milladoiro siempre adquieren sus lampreas. “Si, desde hace tres o cuatro años se las compramos a él”, nos cuenta Lucho Cordo, que junto a su mujer Pili Fernández Gago regenta el Mesón. Afirma que ella, que nació y se crió en Pontecesures, cuenta con un don especial para la cocina, De familia hostelera, lleva más de un cuarto de siglo dedicada al oficio y será Pili Fernández la que cocinará las lampreas al modo más tradicional, “a la bordelesa”, esos ejemplares que han adquirido a Miguel Barreiro.

“Como tenemos que cumplir los protocolos de la pandemia, aquí en el local serán dos personas quienes la degustarán, el resto la llevarán para casa”, explica Lucho.

CAMPAÑA La campaña de la lamprea se abrió el pasado día 3 y estará operativa hasta mediados abril, En total están autorizadas este año catorce embarcaciones de la Cofradía de Carril y Rianxo, con un total de treinta y un tripulantes. También siguen faenando las pesqueiras tradicionales, aunque éstas capturan para autoconsumo.

Los valeiros han abierto la campaña con muchas dudas. La pandemia de coronavirus condiciona mucho el arranque de la temporada, debido a la situación de la hostelería y las restricciones de movilidad. Por ello, hay un elevado grado de incertidumbre entre los pescadores.

Ayer, las cinco embarcaciones que faenaron en el Ulla pescaron un total de diez lampreas. Pese al pesimismo, en la zona lograron venderlas incluso por 50 euros, mientras que en otras áreas en las que también se pesca lamprea, como en el Miño, tan sólo se pagaron a 25 euros la pieza.

El Correo Gallego

El parón de la hostelería ensombrece el inicio de la campaña de la lamprea.

Una decena de ejemplares inauguraron la temporada de pesca en el Ulla

A estas alturas, los valeiros del Ulla -la mayoría son de Pontecesures, otros de Rianxo– han demostrado sobradamente su capacidad de resistencia. Su plasticidad para adaptarse a unas condiciones de trabajo cada vez más adversas, a unas normativas que en ocasiones se contradicen. Para ello tienen que jugar con las escasas cartas que tienen a su favor, calibrar los tiempos que pasan en cada zona de trabajo, calcular cuándo vale la pena dejar la ría y remontar el río. Este fin de semana, cinco embarcaciones decidieron estrenar la campaña de la lamprea en el río Ulla. Lanzaron los butrones y, tras dejarlos dos días en el agua, ayer por la mañana procedieron a levantarlos. En total, de su interior salieron alrededor de una decena de ejemplares, con un peso aproximado de kilo y medio por cabeza.

«Podían ser máis; foron dous días no río», explicaba tras las jornada de trabajo Miguel Barreira, miembro de la directiva de los valeiros. Aunque sus palabras suenan a queja, no lo son: él y sus compañeros saben que se les viene encima una campaña especialmente complicada. Y esta vez, la culpa no la tiene ni el río, ni el tiempo. «O río trae auga, choveu ben todo o inverno. E está frío, tira de Norte». Así que los primeros días de pesca de la lamprea deberían ser buenos. «A lamprea non fai sempre igual. Pero este ano, tendo en conta como están as cousas, debería empezar a subir antes», explica el valeiro.

En los próximos días se verá si se cumplen o no esos buenos augurios. También están los malos: la lamprea es un producto que en su mayor parte se comercializa a través de restaurantes y negocios de hostelería que han hecho de la elaboración de este misteriosos y extraño animal su bandera. Y este año, la hostelería está como está. Un virus mucho más misterioso y extraño que el pez ha puesto todo patas arriba, también los cálculos y previsiones de los valeiros. Estos, ya notaron en marzo los efectos devastadores de la pandemia. «Cando pechou todo, quedamos sen ter a quen lle vender a lamprea». Así que la campaña se interrumpió cuando estaba cogiendo color y calor.

Incertidumbre

Ahora se retoma, pero envuelta en una incertidumbre sin precedentes. Entre las limitaciones a las que está sometido el sector hostelero y una movilidad constreñida por el cierre de muchos a ayuntamientos, la situación no es nada halagüeña. «Temos que ir mirando», explican los valeiros, cuando ayer volvieron al muelle, envueltos en una gélida mañana de invierno. Volverán a salir al río a trabajar mientras el mercado no les diga lo contrario. De hecho, calculan que a lo largo de los próximos días algunos de sus compañeros que aún siguen trabajando al bou en la ría, se sumarán a ellos en el Ulla. A ver qué dispone el futuro.

La Voz de Galicia

El cierre de la hostelería desanima a los “valeiros” y solo cuatro salen a por lamprea.

La campaña arranca el lunes con participación escasa | Funcionarios de la Xunta precintan en Pontecesures las nasas de los pescadores que trabajarán en el río Ulla.

Los “valeiros” y los funcionarios de Patrimonio Natural, ayer en Pontecesures. |  // IÑAKI ABELLA

Los “valeiros” y los funcionarios de Patrimonio Natural, ayer en Pontecesures.

Los “valeiros” comienzan el lunes la campaña de la lamprea del río Ulla con muchas dudas. La pandemia de coronavirus condicionará mucho el arranque de la temporada, debido a la situación de la hostelería y las restricciones de movilidad. Por ello, hay una gran incertidumbre entre los pescadores, y ayer únicamente largaron los butrones cuatro, socios todos ellos de la cofradía de Carril.

Faro de Vigo

La proliferación de especies invasoras en el Ulla preocupa a pescadores y mariscadores.

Un cangrejo con un ejemplar de "black bass".

Pescadores y mariscadores que operan en el Ulla, ya sea capturando anguila, lamprea o solla entre Carril y Pontecesures, o bien extrayendo almeja y berberecho en Os Lombos do Ulla, alertan nuevamente de la proliferación de especies foráneas que son una amenaza.

Se trata de especies exóticas, como se denomina a las que se establecen fuera de su rango de distribución nativo o autóctono, y de especies invasoras, que es como se las considera cuando inciden negativamente sobre la zona en la que se asientan.

Ya se advirtió de esta circunstancia en ocasiones anteriores, pero la preocupación no deja de crecer. Sobre todo ahora que, con la desescalada tras el confinamiento por el coronavirus, parece constatarse que esa amenaza foránea sigue en aumento, tal y como atestiguan los pescadores de río.

La almeja asiática ( Corbicula fluminea) y el cangrejo rojo americano ( Procambarus clarkii) son dos de esas especies que acechan a la flora y la fauna del principal aporte fluvial de la ría de Arousa.

En el primer caso, se trata de un bivalvo que empieza a colonizar el curso bajo del Ulla. Y si no hace mucho el investigador Fernando Cobo, director de la Estación de Hidrobioloxía Encoro do Con (Vilagarcía), daba cuenta de su presencia entre la playa fluvial de Vilarello (Valga) y Pontecesures, ahora los pescadores deportivos resaltan que empiezan a verse importantes poblaciones aguas arriba, muy significativas a la altura de Herbón.

En cuanto al cangrejo rojo americano, durante la pasada campaña de la lamprea los valeiros que opera en aguas de Pontecesures ya informaron de su nutrida presencia. Y ahora los pescadores deportivos recogen el testigo de las quejas y lamentaciones, tras detectar nuevos ejemplares en las últimas semanas.

Puede recordarse que la almeja asiática llegó al estuario del río Miño a finales de los años ochenta y se instaló con rapidez y facilidad en dicho cauce fluvial. Pudo haberse introducido en el Ulla cuando, hace unos años, la Xunta de Galicia acometió trabajos de regeneración de bancos marisqueros en este río arousano aportando arena extraída en el estuario del Miño.

A juicio de Fernando Cobo, aquello propició la expansión de este bivalvo asiático de agua dulce, capaz de formar densas poblaciones de individuos como las detectadas en Herbón, y capaz, también, de modificar el lecho fluvial, cubriéndolo de conchas como las detectadas por los pescadores en las últimas semanas.

El cangrejo rojo americano, también conocido como cangrejo de las marismas, es una especie oriunda del Noroeste de México y la zona central y sur de Estados Unidos que ha logrado extenderse por amplias zonas de América, África, Asia y Europa.

Por su resistencia y su impacto en los hábitats que ocupa, figura en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio de Medio Ambiente, donde se hace constar que «tolera un amplio rango de condiciones ambientales, incluyendo aguas salinas y llegando a soportar periodos temporales de desecación en los que permanece en cuevas que excava como refugio y que también utiliza cuando hace frío».

Llegado en 1974

Parece que llegó a España en 1974, cuando se introdujo en las Marismas del Guadalquivir con fines comerciales. Más tarde se destinó al comercio, el consumo local y se usó como cebo. En 1978 se localizaba ya en la Albufera de Valencia y un año después en el Delta del Ebro. En Medio Ambiente apuntan que «su expansión se ha debido, además de a las sueltas ilegales, a su capacidad de dispersión por las cuencas, llegando a recorrer hasta 3 kilómetros diarios».

Respecto a su expansión por Galicia, puede recordarse que en 2010 ya se sabía de su presencia en los ríos Xallas y Umia; mientras que cinco años después se localizaba en la laguna de una antigua cantera en Barro.

Faro de Vigo