Pobres expectativas porque el río baja con escaso caudal.

La lamprea necesita orientarse por las corrientes de agua dulce que desembocan en la ría y el Atlántico. De este modo remonta el río para desovar, y es durante ese desplazamiento cuando los valeiros y los titulares de las pesqueiras las capturan en sus redes. Lo que sucede es que el Ulla tiene actualmente «un reducido caudal, casi como si fuera verano», lo cual significa que «habrá poca lamprea», pronostican los valeiros consultados. A la espera de acontecimientos, ya que todo puede cambiar si se mantienen las lluvias y se eleva el caudal del río, los pescadores creen que «habrá que empezar muy poco a poco e ir de menos a más, como en la anterior campaña», desarrollada entre los pasados meses de enero y abril.

«Ya pagamos las tasas y hemos recibido los permisos, por lo que el día 5 realizaremos el precintado de las nasas y podremos empezar, pero no todos largaremos al comienzo», explican algunos valeiros.

Faro de Vigo

Los pescadores de Rianxo, Carril y Pontecesures empiezan el día 5.

Los pescadores de lamprea desde embarcación que emplean las conocidas nasas butrón para la captura del primitivo pez, pueden iniciar su actividad el día 5 de enero. Van a participar una veintena de embarcaciones, de las cuales prácticamente una docena pertenecen a la cofradía de Carril. Aunque en realidad solo hay dos con base en este puerto vilagarciano, ya que las demás pertenecen a Pontecesures, donde la «dama del Ulla» es la reina del río. Junto a ellos van a participar marineros a bordo de embarcaciones llegadas desde Rianxo, y todos, como es habitual, van a largar sus nasas entre las fachadas fluviales pontecesureña y padronesa.

Faro de Vigo

El hombre de confianza de Pontecesures.

José Trasande está a punto de despedirse de la barra del Tele Bar, el local que ha regentado toda una vida.

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Día de ruta de la matanza. Además de los callos, el Tele Bar ofreció costilla y unas empanadillas de pinchos que sabían a gloria.

A Pili, la mujer de Pepe, los callos le salen de rechupete. Los cocina el fin de semana, y el Tele Bar se llena de familias ansiosas de hundir la cuchara en la sabrosa salsa. A la gente, nos cuenta José Trasande desde detrás de la barra, le encanta la tapa. «Moita xente ten pedido a receita para facelos na casa, e sempre se lle dá sen problema… Pero fíxate. Os que a levan, volven e din que os callos non saben igual que os do Tele Bar. Será o cariño ou a man da cociñeira», sentencia este hombre, veterano de la hostelería cesureña y un personaje destacado de la vida en esta pequeña localidad.

A fin de cuentas, Pepe lleva cuarenta años regentando el local situado en la Plazuela. Cuando decidió abandonar su trabajo en Nestlè y adentrarse en el mundo de la hostelería, escogió un local ruinoso del que solo conservó una cosa: el nombre. «Pensamos en chamarlle doutra maneira, pero total todo o mundo ía seguir dicíndolle Tele Bar, porque fora o primeiro bar de Cesures que puxera televisión, así que lle quedou». ?l, que se metió detrás de la barra «por vocación», fue haciendo cambiar su establecimiento al ritmo de los tiempos. En los ochenta, por ejemplo, colocó en la parte de atrás de local, en un lugar apartado de miradas indiscretas, unos sofás. «Foi un éxito. Ás cinco da tarde xa había parellas que viñan coller sitio». Cuando arrancó el negocio, «moito marisco temos cociñado aquí para despois repartir». Y cuando en Pontecesures se hizo fuerte la movida, «faciamos bocadillos e hamburguesas ata as seis da mañá. A esa hora xa parabamos porque ao día seguinte había que volver a abrir». Las noches de fin de año, recuerda, se prolongaban hasta casi el mediodía del día 1 de enero, convertidas en un ir y venir de churros y chocolates. Pepe recuerda aquellos tiempos. «Ata o ano 2000, Pontecesures desbordaba ambiente. Aquí chegou a haber cinco estancos, casas de comidas, e entrando desde a rotonda, todo eran negocios». Luego, el pueblo inició un lento declive que el achaca, sin dudarlo, a la reordenación del tráfico en el eje principal. «Quen condenou a Cesures foi á dirección única». ?l ha expuesto su tesis, una y otra vez, a los sucesivos gobiernos. «¿Que traballo lles custará probar e cambiar o sentido [de circulación] destas rúas. Penso que iso sería bo, e non custaría cartos». Pepe se alporiza un poco cuando habla de este tema. Y no se muerde la lengua ante los actuales inquilinos del consistorio. «Igual berro un pouco con eles, pero non por mal. Coñézoos de toda a vida, ¡se se criaron aquí!», dice haciendo un gesto que abarca la Plazuela.

En medio de los niños que crecieron en ese entorno, los cuatro hijos de Pepe y Pilar. Y ahora, sus seis nietos. También Pepe ha crecido, embarcándose en un sinfín de actividades. Fue presidente de la asociación de comerciantes y, durante muchos años, pilar inquebrantable de las comisiones de fiestas. «Todos temos que demostrar a nosa valía e, se podemos, botar unha man». Y él decidió sacar tiempo no se sabe de dónde para «ir pedir porta a porta» para animar las celebraciones cesureñas y organizar saraos capaces de competir hasta con la Pascua de Padrón. Por eso, el Tele Bar no falló cuando se organizó la ruta de la lamprea. «Agotamos todo o que tiñamos: as delicias de lamprea, a empanada, a lamprea á bordelesa». Ahora se han sumado a la ruta de tapas de la matanza, aunque quizás con menos entusiasmo «porque non é algo que sexa moi tradicional por aquí».

Pero si hay que hacerlo, se hace. Todo sea por echar un cabo. Pepe piensa seguir así, fiel a ese principio, hasta que llegue la hora de la jubilación. Será «pronto, pronto». ¿Y a qué dedicará el tiempo libre este hostelero vocacional? Asegura que a disfrutar de su familia, que es su tesoro más preciado. Y a viajar. No muy lejos, la verdad: «O primeiro que quero facer é coñecer Galicia». Cuando salga de detrás de la barra, Pepe se llevará con él las confidencias de varias generaciones de cesureños. Están a buen recaudo. «Un camareiro ten que ter algo de psicólogo. Ten que escoitar moito. E, sobre todo, ten que calar».

La Voz de Galicia

Tapas en Cesures.

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Al calor del éxito alcanzado con la ruta de tapas de lamprea, el Concello de Pontecesures ha logrado embarcar a 18 establecimientos de la localidad en una nueva aventura gastronómica. Es la «Ruta da Matanza» que entre hoy el domingo se desarrollará en la villa, y que dará la oportunidad de probar, por dos euros, recetas construidas con los productos del cerdo. El menú será tan amplio y variado como la imaginación de los cocineros. Así que prepárense para construir una sinfonía culinaria en la que caben desde el lacón trufado que se servirá en A Redonda, hasta la brocheta con guarnición de verduras de Víctor García, pasando por la lasaña de lacón, la pizza de morro, los rollitos de carne rebozados en verduras, los estofados de costilla, y los maridajes de distintos tipos de carne con setas. Por haber, habrá hasta empanada de cocido. Quienes prueben cinco de estas recetas entrarán en el sorteo de cestas llenas de productos típicos de la matanza: desde los chorizos a la imprescindible cachucha.

La Voz de Galicia

Denuncian que el paseo de Pontecesures «se cae a pedazos».

Los vecinos se quejan de suciedad, farolas rotas y zonas verdes con maleza -Consideran que se perjudica la imagen del pueblo

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Una de las farolas destrozadas en la zona portuaria de Pontecesures.

El malestar vecinal va en aumento en Pontecesures a causa del deficiente estado en que se encuentra el paseo marítimo, y en general toda la fachada fluvial. Los ciudadanos alertan de un «abandono» que consideran tan preocupante que la situación les lleva a decir que «el paseo se cae a pedazos».

El que fuera concejal independiente y socialista en la localidad, Luis Ángel Sabariz Rolán, también se pronunció ayer a este respecto para indicar que «es un viejo problema y una situación que denuncié en repetidas ocasiones durante los últimos años».

Confirma el propio edil que «ahora las cosas están peor que nunca porque Portos de Galicia y el tripartito de Pontecesures no hacen absolutamente nada al respecto».

El exconcejal alude de manera especial, porque lo considera «un verdadero problema», a la deficiente iluminación del entorno, y todo porque «hay numerosas farolas destrozadas sin que nadie se preocupe de arreglarlas». A estas quejas, que hablan de luminarias rotas, báculos oxidados y demás, se suman las de numerosos pontecesureños que, a través de las redes sociales o puestos en contacto con FARO, reclaman «una urgente actuación» en la zona.

Consideran que «se proyecta una muy mala imagen de nuestro pueblo» y advierten de que muy pronto comenzará la campaña de pesca de lamprea, «por lo que estos problemas se harán más notables y también perjudicarán a la flota».

Cabe apuntar que además de los problemas denunciados en el puerto, entre los que se incluyen «la suciedad de la zona» y zonas verdes «cubiertas de maleza», los vecinos extienden esta preocupación a otras calles de la localidad. También alertan de la «deficiente señalización e iluminación» de la rotonda que une las carreteras PO-548 y N-550, donde «en los últimos días se produjeron varios accidentes»

Faro de Vigo

De faraónico puerto fluvial a nada de nada.

Hace ya más de cinco años en Pontecesures se anunció a bombo y platillo la ejecución de un macroproyecto de reordenación, embellecimiento y transformación de la fachada litoral. Se estimaba un desembolso de unos 5 millones de euros para actuar sobre 61.000 metros cuadrados de superficie y «hermanar» todo cuanto representa el río Ulla con su actividad pesquera, el papel de la villa como Porto Xacobeo y su vertiente más industrial.

La integración de la villa en el río con tintes ecológicos, lúdicos y económicos era la clave de aquel proyecto que se consideraba ya el más importante de la historia de Pontecesures.

Un lustro después, y no se sabe si también a causa del parásito conocido como Marteilia que acabó con la producción del berberecho en el Ulla, de aquellos cantos de sirena que iban a transformar la fachada fluvial de Pontecesures ya no queda ni el recuerdo.

Y no solo se ha constatado que las campañas electorales son malas consejeras o que la crisis todo lo puede. También ha quedado patente que no solo no ha mejorado nada, sino que, como parece lógico a causa del paso de los años, la situación tiende a empeorar. Tanto es así que a estas alturas ya nadie parece dudar del declive de ese puerto por el que dicen pasó la barca con los restos del Apóstol; esa zona en la que se descarga la afamada y suculenta lamprea del Ulla; ese lugar de peregrinación marítimo-fluvial donde además practican deporte decenas de niños.

Es necesario que actúen Portos, el Concello o quien le plazca, pero algo hay que hacer ya para adecentar la zona. Ni siquiera es necesario aquel macroproyecto de 2010. Basta con lograr unas condiciones dignas.

Cosas de Roque. Manuel Méndez

Faro de Vigo