El municipio, en el límite norte de Pontevedra, con apenas 80 años de independencia fue en su día un destacado puerto histórico.
Cuentan que su nombre puede venir del término latino censuris, por ser el lugar donde se hacían los empadronamientos en la época de los romanos.
Pontecesures, que nació commo Ayuntamiento hace casi 83 años, es hoy una de las localidades más dinámicas de la llamada comarca del Ullán. Considerado como el antiguo puerto exterior de Iria, su vida fluye con el río Ulla, que cerca de aquí desemboca en el atlántico, y como una encrucijada en el Camino a Santiago. Pese a ser el segundo muncipio más pequeño en extensión de Galicia, Pontecesures, tierra de valeiros y de cerámica, esconde pequeños tesoros nada más atravesar el puente del Ulla, una auténtica joya con diez arcos sobre el cauce.
El pintoresco barrio de Monte de Porto, la morada de los marineros, donjde habitan reliquias arquitectónicas de un tal Conde de 1683, merece una pausada visita. Otro de los tesoros es el llamado Alfolí, un edificio barroco del siglo XVIII, que fue almacén y testigo de la importancia del municipio en la época al ser el único puerto habilitado para la descarga de sal desde 1467. La capilla románica de San Xulián, que mando construir el obispo Xelmirez, los cruceros de Porto (en la plaza de los Valeiros) y de Carreiras se suman a otros atractivos del entorno como los miradores de O Galiñeiro y Pino Manso.
Pontecesures, cuna del genial Borobó, ya comienza a oler en estos días de primavera a una de sus reinas indiscutibles. la lamprea, cita ineludible con celebraciones como la del Carmen o la subida Xacobea.
TIERRAS DE SANTIAGO. 31/03/09