José Castaño, con la gaita, y Suso Alonso con otros instrumentos sorprenden a los peregrinos, que aplauden sus notas
La ruta portuguesa del Camino de Santiago tiene a su paso por Padrón algunos de los tramos más hermosos, los más distantes a la vía nacional, que permiten caminar por zonas verdes y cruzar núcleos rehabilitados. El Camino es bello a la vista, pero también al oído en Padrón, donde se puede caminar escuchando la música tradicional de la gaita gallega combinada con otra más clásica del chelo, el acordeón, la guitarra e incluso el ukelele.
La música de estos instrumentos suena cada día, de ocho de la mañana a once, a su paso por el lugar de Vilar de A Escravitude, en la parroquia de Cruces, donde un vecino del aldea, Suso Alonso, de 56 años y natural de Zamora, y otro de Urdilde, en Rois, José Castaño, de 77 años, deleitan con sus notas a los peregrinos.
Empezaron a tocar juntos hace unos meses, frente a una carballeira del lugar. Suso Alonso es pianista y profesor particular de música y José Castaño, jubilado, pertenece al grupo Os Sentenarios. Vestidos para la ocasión, cada día reciben con su música a los cientos de peregrinos que pasan por este punto, a veinte kilómetros de Santiago. «Por aquí pasa un río de xente», dice José Castaño sobre el paso continuo de caminantes que no esconden la sorpresa y la alegría por escuchar la música, que se oye en toda la aldea. «Empezamos ás oito da mañá para non molestar a ninguén», explica Suso Alonso.
Si, por un momento, dejan de tocar y pasan peregrinos, estos les piden que sigan tocando, como ocurrió el otro día con una caminante asturiana. Otra, además, al cesar la música les preguntó «¿se les acabó el aire?». Además de los aplausos, ánimos con palabras como «bravo, bravo» y alguna que otra moneda, los peregrinos incluso se atreven con unos pases de baile tradicional gallego y, casi siempre, no siguen el camino sin sacar unas fotografías e incluso hacer vídeos, sin contar que ellos mismos quieren salir en la imagen acompañados de los músicos.
«Non sei a cantos países irán esas fotografías», dice en broma José Castaño. «A xente máis amable non pode ser e non sabes como lles gusta que toquemos», añade el vecino de Rois, quien reconoce que a él también le gusta hacerlo. «Disfruto moito tocando para os peregrinos, senón non o faría», afirma José Castaño quien anda con tres libros con partituras para no repetir pieza.
Dado que el paso de peregrinos es continuo, los músicos poco pueden parar de tocar los instrumentos. «Eu aguanto moito; hai moito pulmón, senón non aguantaba tanto tempo tocando a gaita», asegura el vecino de Rois, a lo que su compañero añade que «tamén ten boa técnica e iso fai que se canse menos». José Castaño corresponde con palabras de admiración hacia Suso Alonso, de quien dice que es «un músico de categoría».
A los halagos de los peregrinos por animarles el camino, los músicos les responden «buen camino». En principio, seguirán con su música hasta acabar la temporada alta del Camino y de buen tiempo y de hecho, los días de lluvia ya no acuden al lugar, según José Castaño que cuenta que empezó a tocar la gaita hace cerca de treinta años. La que maneja actualmente tiene piezas el taller de Seivane y revela que «valeron os seus cartos, pero non me arrepinto porque dá gusto tocar con boa ferramenta».
Les consta que hay otro músico no muy lejos de ellos, en el tramo de O Faramello, en el municipio limítrofe de Rois, así que belleza para la vista y el oído en la última etapa el Camino Portugués.
La Voz de Galicia