Hace ya cinco años el catoirense Miguel Antonio Piñeiro Moure presentaba, junto con Editorial Galaxia, el libro titulado «Lampreas e pesqueiras», con prólogos a cargo de los cocineros Ferrán Adriá y Juan María Arzak. Esta es solo una pequeña muestra de su extenso trabajo literario en relación con el mundo de la pesca en general, y de la lamprea en particular.
Ni que decir tiene que este periodista y pescador ha prestado especial atención a las pesqueras tradicionales del Ulla, consideradas «verdaderas joyas del tiempo de los romanos (del siglo V antes de Cristo hasta el siglo II después de Cristo)» que no son más que «ingeniosas construcciones formadas por grandes sillares de piedra».
Las «pesqueiras», o mejor dicho, esas construcciones de piedra que las forman, «se sitúan dentro del río y se alinean en perpendicular o en oblicuo al curso del agua», de tal forma que «su estratégica situación provoca la captura de los peces cuando remontan el río».
En sus publicaciones, Miguel Piñeiro explica que en los pasillos que se forman «entre los bloques, llamados ‘pesqueiro’ o ‘cangalla’ se colocan los ‘copos’ o redes; de este modo, las lampreas que no consiguen remontar la fuerte corriente caen dentro de la red y la fuerza del agua les impide salir».
El periodista, escritor y pescador catoirense sostiene que «de las milenarias construcciones del Ulla, solo una de ellas, O Canal, está dispuesta en forma de vértice orientado hacia la corriente para desviar el agua a las orillas, donde están las trampas, pero con una vena central que permite el remonte».
Y aclara que «la concesión para pescar lampreas en las ‘pesqueiras’ del Ulla tiene su origen en un documento fechado en el siglo IX que en actualidad está en poder de la familia Lago de Herbón y que en su día fue interpretado por un fraile del Convento de los Franciscanos situado a escasos metros de la zona lampreeira».
Queda claro, por tanto, que hay una rica y dilatada historia detrás de esta actividad, que según el propio Piñeiro dispone de las pesqueras mejor conservadas en Areas, Vellas, O Canal, O Plateado, A Trapa y Coqueiro.
Paralelamente, al hablar de otras artes de pesca de la preciada lamprea, Piñeiro resalta que «además de las ‘pesqueiras’ el río Ulla tiene otra técnica de pesca que tradicionalmente utilizan los ‘valeiros’ de Pontecesures, como son los butrones, semejantes a los que se emplean en las pesqueras del Miño; una nasa o red de forma cilíndrica que se dispone en el fondo del río y tiene dos o tres metros de longitud, con un orificio de entrada de unos 50 centímetros y unos aros que van estrechando la cavidad interior, de forma tal que la lamprea que llega al final queda atrapada y ya no puede salir».
Una lamprea, por cierto, que «es uno de los seres más primarios y menos evolucionados del mundo animal, con la nada despreciable antigüedad de 500 millones de años», destaca el catoirense Miguel Piñeiro.
Faro de Vigo