Las agujas del reloj rondaban las siete y media de la tarde de un día de fiesta. En un céntrico restaurante de Catoira, Casa Emilio, una familia celebraba el bautizo del más pequeño de la casa. Tras la opípara comida, había llegado la hora del baile. Y con él, llegó la muerte para uno de los comensales.
El fallecido tenía unos setenta años y era vecino del municipio de Pontecesures. Según relataron algunos testigos presenciales, comenzó a encontrarse mal y su estado fue empeorando a medida que pasaban los minutos. Cuando por fin llegó al restaurante la ambulancia del servicio de emergencias 112, era ya demasiado tarde. El anciano había fallecido.
Algunas de las personas que se encontraban en el restaurante indicaban que el hombre tenía una salud delicada, y que hacía poco que había salido del hospital. Ayer, su cuerpo se cansó de vivir en medio de una celebración familiar.
Aunque el deceso tuvo lugar alrededor de las siete y media de la tarde, dos horas después en el restaurante catoirense se seguía esperando la llegada del juez y el levantamiento del cadáver.
LA VOZ DE GALICIA 26/06/06