La Diputación de Pontevedra aprobó, en la última reunión de la Xunta de Goberno, dos nuevas obras a ejecutar en el municipio de Pontecesures dentro del Plan de Infraestructuras para el período 2009-2011, impulsado para tratar de amortiguar los efectos de la crisis económica. Una de las actuaciones, que cuenta con un presupuesto de 83.516 euros, consiste en la dotación del servicio de saneamiento en la Rúa Patifas y en la calle Otero Acevedo. El proyecto consiste en la ampliación de las aceras en ambos viales, así como la instalación de las redes de agua y alcantarillado, bocas de riego y canalización subterránea del alumbrado público. Con la instalación del nuevo alumbrado público en estas dos calles, obra que fue aprobada hace unos días también por la Diputación por importe de 36.038 euros, ??se completa el acondicionamiento y humanización de estas zonas, que forman una parte importante del centro de la localidad?, indica el teniente alcalde y portavoz del PP, Rafael Randufe.
Otra de las actuaciones que recibieron el visto bueno de la Xunta de Goberno de la Diputación Provincial fue el acondicionamiento del entorno del cruceiro xacobeo instalado en la calle José Novo Nuñez. Se colocará en la zona nuevo alumbrado y pavimentación en piedra. También incluye el proyecto la mejora del Camiño dos Acevedos, con la instalación de mobiliario urbano y pavimentación con drenajes en la pista de Fonte da Toxa, explica Randulfe, que incide en que ambas actuaciones estarán financiadas al cien por cien por la administración provincial.
Según las previsiones que maneja Rafael Randulfe, la Diputación llevará la próxima semana a la Xunta de Goberno la única obra del plan anticrisis que queda pendiente de aprobar en Pontecesures: el acondicionamiento de la pista y la fuente de Fontaíña por importe de 61.380 euros.
DIARIO DE AROUSA, 26/02/10
Pontecesures es un pequeño municipio del norte de la provincia de Pontevedra que ejemplificó perfectamente el bum de la construcción de los años de bonanza. Situado en un cruce de caminos entre Santiago, Vilagarcía y Caldas, y con el suelo más barato que sus vecinos, presentaba las características perfectas para convertirse en una suerte de ciudad dormitorio. En el año 2006 tenía la tasa de natalidad más alta de la zona (hoy ronda los 3.200 habitantes) y el Concello no paraba de dar licencias para edificar. Ese año se construían 109 viviendas y el PXOM todavía dejaba margen para construir 700 más. Pero llegó la crisis del ladrillo. Según los datos del Colegio de Arquitectos, en Pontecesures no se visó ni un solo proyecto para vivienda durante el 2009.