La
Xefatura Territorial de la Consellería de Industria en A Coruña ya
tiene fechas para las expropiaciones previstas a petición de Red
Eléctrica de España de cara a llevar 23,4 kilómetros de tendido
eléctrico entre Lousame y Mazaricos, pero afectando sobre todo a
municipios como el xalleiro, Outes o Negreira. En total, los titulares
de más de mil parcelas afectadas serán convocados el próximo mes en sus
ayuntamientos.
El
motivo es evacuar la energía de los parques eólicos del entorno, en un
proyecto que también abarca la provincia de Pontevedra (otros 16,8
kilómetros de cableado sobre parte de Cuntis, Caldas de Reis, A Estrada,
Valga y Pontecesures). En cuanto a las características técnicas de la
actuación, se trata de una línea de alta tensión trifásica con dos
conductores por fase, en configuración de doble circuito (DC), a 220 kV
de tensión nominal, de 27.687 metros de longitud, en conductor tipo
AL/AW CONDOR, tendida en veintiuna alineaciones sobre torres metálicas
de celosía enclavadas en zapatas de hormigón. Respecto a la capacidad
térmica de transporte, en verano será de 788 MVA/circuito y en invierno
de de 881,9 MVA/circuito, con origen en posición de línea instalada en
la mencionada subestación Lousame –y final en posición de línea
instalada– en la de Mazaricos.
El proyecto, de cualquier modo, ya lo anticipó Red Eléctrica Española en 2006, al iniciar su periodo de consultas para incluir cables aéreos, de forma que el nuevo eje permitiría aumentar la potencia a 220 kV, “lo que se traduce en una mayor capacidad para la instalación de nueva energía eólica en el oeste de la provincia de A Coruña debido a que el límite máximo de potencia eólica que viene determinado por el criterio de potencia de cortocircuito” se había sobrepasado.
Los servicios ferroviarios se redujeron durante el estado de alarma y ahora cabe la posibilidad de que ya no se restablezcan – De diez al día en cada sentido podrían pasar a solo cuatro.
Un tren, a su paso por el centro de Pontecesures.
Preocupación e indignación. Es lo que sienten los vecinos de localidades como Pontecesures, Catoira y Padrón ante la posibilidad de que se vea notablemente reducido el número de servicios ferroviarios que se prestan en ellas.
Ya
se hizo, por cuestiones obvias, durante el estado de alarma propiciado
por el coronavirus. Pero ahora parece que ya nunca volverá a ser lo
mismo. Todo indica que de diez servicios diarios se pasará a solo
cuatro, lo cual limita considerablemente las posibilidades de
desplazamiento en el territorio del Ullán.
Esta
hipótesis, y la preocupación existente al respecto, ya son de
conocimiento del presidente de la Xunta y los líderes de todos los
grupos políticos con representación parlamentaria. Al igual que son
conscientes de ello los alcaldes de Catoira, Alberto García; Pontecesures, Juan Manuel Vidal Seage; y Padrón, Antonio Fernández Angueira.
Lógicamente, las quejas de los vecinos también han sido puestas en conocimiento de Renfe
y del Gobierno de España, con la esperanza de que se mantengan
operativos el mayor número de trenes de cercanías posible y se garantice
que seguirán deteniéndose, al menos como hicieron hasta la pandemia, en
los apeaderos del Baixo Ulla.
El
temor radica en que a partir de ahora “en lugar de tener diez, solo
vamos a contar en Catoira, Padrón y Pontecesures con cuatro servicios en
cada sentido, eliminándose, por ejemplo, los trenes de primera hora de
la mañana”, de tal forma que los más madrugadores “partirán sobre las
11.00 horas”. Asimismo, el último, procedente de Santiago, “saldrá antes
de las 20.00 horas de la capital gallega”.
Así
lo explican los denunciantes de la situación, abanderados siempre por
Luis Sabariz, exconcejal pontecesureño y exmiembro de la plataforma en
defensa del tren de proximidad.
Consideran
que el citado recorte, y más aún si se produce en horarios considerados
“esenciales”, resulta del todo “inconcebible” , pues advierten de que
“va a impedir el uso del ferrocarril a trabajadores, estudiantes
universitarios, pacientes de hospitales y un largo etcétera de
usuarios”.
Ni que decir tiene,
argumentan los defensores del tren de cercanías que piden la
implicación de todos los partidos políticos en esta causa, que reducir
la frecuencia de los trenes “va a afectar muy negativamente a la
actividad económica de toda la zona”.
Por
si fuera poco, “los trenes regionales en todo el eje A Coruña-Vigo se
quedan solo en cuatro, suprimiéndose los que salían desde Santiago, A
Coruña, Vilagarcía y Pontevedra, lo cual supone un golpe definitivo a las cercanías ferroviarias o trenes de proximidad”.
En resumen, que “nunca se puso en marcha en Galicia
un servicio de cercanías como tal, pero es que ahora los pocos tramos
que tenemos con algo parecido se pretenden eliminar”, explica Sabariz a
los representantes políticos y a Renfe.
Todo
esto le lleva a decir que “resulta descorazonador que se aproveche una
tragedia sanitaria para acometer un recorte tan brutal y se tomen este
tipo de decisiones en contra del medio de transporte más ecológico,
económico y seguro”.
Por
cierto, que la amenaza que pesa sobre la presencia del tren y su
vinculación con el Ullán sigue latente a pesar de que el balance oficial
de Renfe referido a 2019 deja patente la existencia de una gran
cantidad de pasajeros en la línea Vigo-A Coruña, con una muy importante actividad en sus estaciones, donde el número total de subidas y bajadas fue de 102.647.
Puede decirse, además que en Pontecesures se apearon 18.355 personas en 2018 y 19.047 en 2019; en Catoira pasaron de 21.554 a 24.355 usuarios; y en Padrón la cifra subió de 21.929 a 23.301 pasajeros.
Este termino fue acuñado por el escritor Raimundo García, Borobó,
y define a los gallegos de primera generación que vivimos en la
Comunidad de Madrid. Somos tantos, algo más de 80.000, como habitantes
tiene la ciudad de Pontevedra. Podríamos ser una capital de provincia
gallega.
En Madrid existen asociaciones gallegas que agrupan a
profesionales, a médicos, abogados, empresarios y periodistas, asociados
con su único vínculo común que no es otro que la galleguidad. Llevamos a
Galicia como santo y seña, como compromiso, y nuestra estancia en la
capital de España la consideramos siempre como provisional; aunque
llevemos varias décadas viviendo en ella, mantenemos un permanente
billete de vuelta, aunque sea para que la tierra nos acoja tras el viaje
definitivo. Vivimos, allí donde habitamos, como gallegos, que es más
que un signo de identidad, más que un estado de ánimo, más que una
cultura del comportamiento.
Y cada año, cuando llegan los meses del verano
regresamos a nuestra aldea, a nuestra ciudad; volvemos, como las
golondrinas, al lugar donde nacimos.
Muchos de nosotros
tenemos una vivienda alternativa en nuestros pueblos de origen,
enraizando el afecto con lo nuestro. Alrededor de un 30 % poseemos una
casa, un piso, una vivienda al fin, en algún lugar de Galicia.
Consideramos que no existe diferencia alguna entre los dos lugares, Madrid y Galicia, donde transcurre nuestra vida.
La
comunidad uniprovincial de Madrid tiene siete millones de habitantes,
Galicia alrededor de 2,5 millones, y cuatro provincias. Madrid ha sido
duramente castigada por el coronavirus, con miles de muertos y
contagiados, la comunidad gallega tuvo una incidencia menor en el número
de víctimas e infectados. Galicia está casi libre del virus, Madrid lo
está combatiendo eficazmente.
Y no debe haber ese temor primario a «los madrileños» a los madrigallegos, cuando volvamos con el verano, porque no transportamos ningún virus. El covid no esta fuera, está dentro, el virus divide a los gallegos del interior y a los de fuera. Somos los mismos, los que llevamos el abrazo y esperamos la aperta; los de siempre que únicamente estamos infectados de nostalgia, de morriña y de saudade, con el mismo sentidiño del que hacemos gala. Somos los madrigallegos.
A los 56 años de edad, falleció ayer en Caldas de Reis, Juan Francisco Froján Fontán, que fue secretario del PSdeG-PSOE en esta comarca y delegado provincial de Medio Ambiente en el gobierno bipartito de la Xunta de Galicia 2004/2008.
El velatorio está instalado en el Tanatorio San Roque de Caldas (Bemil), y la cremación tendrá lugar esta tarde en el Crematorio Terras de Pontevedra (San Marcos) a las 18:30 horas.
Padrón y Pontecesures, municipios limítrofes entre
las provincias de A Coruña y Pontevedra, están pendientes del
levantamiento de restricciones para que sus vecinos puedan moverse
libremente de un lado a otro del puente sobre el río Ulla, como hacen de
toda la vida. Son muchos los de Pontecesures, e incluso Valga, que se
desplazan a la capital del Sar a realizar gestiones, desde comprar en
los establecimientos comerciales locales hasta ir al banco, dentista o
notario, entre muchas otras. Y también desde Padrón se mueven al otro
lado del río para hacer compras en la localidad de Cesures.
Cuando quede sin efecto esa restricción de moverse entre provincias, sea primero o no entre municipios limítrofes, «vai ser un alivio moi grande», según opina María del Carmen Magán Pérez, vecina de 47 años de la aldea de Infesta, en Pontecesures. «Non ten ningún sentido o que está pasando», añade. «Eu podo ir a Tui, pero non podo ir a Pazos, en Padrón, que está ao lado, a ver a meu pai», lamenta.
Controles policiales
En
su caso, habitualmente se desplaza a Padrón a comprar en la plaza de
abastos y en tiendas del pueblo, pero también va al dentista y al
fisioterapeuta. «Pese a estar todo a un paso, non podo ir nin a comprar nin a ver a familiares»,
cuenta. Lo mismo le pasa y le seguirá pasando a su hermano mientras no
se levante la restricción de moverse entre provincias. Él reside en Rois
y, en todo este tiempo, no pudo ir a Cesures a ver a su madre, con la
que reside María del Carmen Magán.
«Está mal feito e será un alivio que o cambien», asegura la vecina de Pontecesures, que está deseando poder ir a Padrón sin problemas, como muchos otros vecinos.
En
su caso, también acaba de acompañar a su hijo a recoger sus
pertenencias en la residencia universitaria de A Coruña, ciudad en la
que estudia, para lo que se movió con un justificante.
La vecina también está yendo con su madre una vez al mes a una consulta médica en Santiago, pero siempre con justificante e «así vas máis tranquila»,
dice María del Carmen Magán, que recuerda que levantar la prohibición
de cambiar de provincia en municipios limítrofes será necesario para que
los jóvenes de Pontecesures y Valga que estudian en Padrón puedan
acudir mañana al instituto, en el caso de los cursos que están
autorizados.
Durante el tiempo de prohibición de cambiar de
provincia, el puente de Cesures está siendo objeto de controles
policiales, en los que se está parando a conductores y preguntándoles el
motivo del desplazamiento.
El BNG pidió en Madrid que esa limitación de movimientos se levantara ya en municipios limítrofes de distintas provincias, algo que también tiene solicitado el Concello de Padrón.