Artigo de opinión de Serxio González
SI SABARIZ, Randulfe y Castro, los tres mosqueteros de Pontecesures, hubiesen negociado un acuerdo y llegado con él a la sesión de investidura, el número uno del PSOE tendría un problema con el partido que le vino a llamar a casa, pero absoluta legitimidad para articular una alternativa al BNG de Angueira. Lo que hizo ayer, sin embargo, convierte su acción política en pura y simple escoria. En Cesures funciona un ego desmedido, el de la nueva alcaldesa, que no tiene empacho en aferrar el bastón de mando pese a los magros 205 votos que cosechó en las urnas. Funciona también un PP irresponsable, consagrado a desplazar al Bloque a cualquier precio. A ellos, no obstante, nada los ataba más allá de su propia conciencia. Lo de Sabariz es de otro mundo. Pudo salir honradamente del paso votándose a sí mismo o absteniéndose, pero prefirió arrastrar al pozo negro su credibilidad y comprometer la de las siglas que lo cobijaron temerariamente. No hay aquí proyectos, sólo ambición, rencor y obsesiones patológicas. Bonitas herramientas de gobierno, compañeiros.
:: La Voz de Galicia :: Ed. Arousa