Propietarios afectados aseguran que «a perda é moi grande» y en Rois hay quien ya ensiló antes de tiempo
Entre la sequía que arrastra este verano y los continuos ataques de los jabalíes, la de este año no va a ser una buena cosecha de maíz para muchos agricultores de la comarca del Sar. Desde Padrón a Rois, sin quedar atrás Dodro, estos animales han hecho un buen recorrido para comer y tirar grandes cantidades de plantas en fincas de los tres municipios. En Rois, por ejemplo, los ataques de los jabalíes fueron tan continuos y graves que al menos dos propietarios de parcelas han decidido ensilar antes de tiempo, en algún caso hasta dos meses antes de lo habitual.
Así lo contaban ayer dos vecinos de la parroquia de Buxán, en el municipio de Rois, una de las más afectadas por los ataques de los jabalíes. Entre ellos está un vecino de la aldea de Peracoba, que hizo el último silo el pasado 12 de agosto, mucho antes de lo previsto, porque, de lo contrario, «non me deixaban nada». En su caso, los jabalíes arrasaron varias fincas por lo que dio parte de los daños, al igual que otros propietarios, pero aseguran que la indemnización es ridícula. «A perda é moi grande», cuenta esta mujer quien ya se pregunta «a ver que lle damos de comer todo o ano aos porcos».
Un vecino suyo cuenta que los ataques de los jabalíes a las fincas son selectivos una vez que, en opinión de los ambos afectados, estos animales prefieren el maíz del país y, además, aquel que está más blando, con las espigas en proceso de maduración. «Non acordamos outro ano así», añade este vecino de Buxán, en alusión a las fincas afectadas. «Non é so o millo que comen senón tamén as plantas que tiran para que coman as crías. Fan moito mal», añade la misma persona.
En Rois, la Xunta ya autorizó batidas para cazar jabalíes y la primera se celebró el pasado domingo. Entretanto, los propietarios de parcelas de maíz se las ingenian para tratar de evitar los ataques y así, por ejemplo, otra vecina de Buxán buscó un método un tanto curioso: esparcir pelo humano, que pidió en dos peluquerías, a lo largo de un extremo de la parcela. Al parecer, funciona y el olor humano repele a estos animales.
LA VOZ DE GALICIA, 31/08/10