El Campo da Barca estuvo abarrotado toda la mañana durante la feria caballar
Las calles de Padrón eran ayer un hervidero de gente. Vecinos, festeiros desplazados desde otros municipios gallegos, tratantes, aficionados al mundo equino, peregrinos, músicos, feriantes… El menú tradicional del día grande de la Pascua reunió de nuevo a un crisol variopinto de personas, miles de ellas, de todas las edades y movidos por distintos intereses.
Pequeños y mayores disfrutaron por igual de la feria caballar, admirando los cientos de animales reunidos en el Campo da Barca, abarrotado durante toda la mañana. En la plaza de toros portátil, ochenta de los mejores ejemplares a nivel autonómico compitieron en los concursos morfológicos que organiza el Concello en colaboración con la Asociación Pura Raza Galega (Puraga) y en los que se repartieron 3.600 euros en premios. El semental Faruk Akhil y la yegua Mar Iris se llevaron el primer premio en la categoría de pura raza árabe. En la de cruzados, Iván y HD Cristal. Entre los de pura raza española, Quirico y Catrina Rah, además de la potra Campanila XLIX. Y en la gallega, Chocolate, Galaxia y Milla da Laxe.
Al otro lado del río Sar, miles de personas visitaban a esa hora las atracciones y el mercadillo dominical entre O Souto y el Paseo del Espolón, en una jornada de temperaturas agradables y alternancia de sol y nubes en el cielo. Las yincanas de bolas e hinchables y los coches de choque fueron parada obligada para la mayor parte de las familias. Muchos se animaron también en alguna de las tómbolas, en las que los feriantes repartieron premios a golpe de ruleta entre rimas con gancho trilladas y entonadas —o desentonadas, más de una vez— con sus voces ya roncas. A pocos metros de allí, un variado surtido de ropa, calzado, muebles, objetos de decoración y todo tipo de artículos tentaba a los asistentes. «¡Shorts a 2 euros y vestidos a 4, chicas!», ofertaba una de las vendedoras de los puestos instalados a los pies de la estatua de Rosalía de Castro que da la espalda a la iglesia parroquial de Santiago.
El olor a garrapiñada y algodón de azúcar quedó aplacado por el del churrasco asado a las puertas de las seis carpas que dieron servicio ayer en la Pascua de Padrón. A las cuatro y media de la tarde, todavía seguían sus mesas repletas con comensales alargando la sobremesa y salían de sus parrillas y ollas para cocer el pulpo las últimas raciones. También fue una buena jornada para la hostelería local, cuyos negocios estuvieron especialmente animados. Terrazas, como las de la plaza de Macías, se vieron al completo durante prácticamente todo el día. Allí tuvo lugar, además, el concierto matinal de la banda municipal, seguido por cientos de personas, mientras que los gigantes y cabezudos animaron el casco antiguo acompañados por el grupo folklórico de San Pedro de Carcacía
Ya entrada la tarde, tuvo lugar el concurso de cortes en una plaza de toros que no llegó a agotar sus localidades. Participaron en el espectáculo -cuya entrada valía 15 euros- cuatro novillos y toros de la ganadería Pedraza de Yeltes que fueron driblados, saltados y lidiados por nueve recortadores (entre los que estaba el vencedor del Campeonato de Cortes de Castilla y León, el segoviano Jorge Gómez). El público aplaudió, silbó y vitoreó las mejores fintas sobre un ruedo en el que también estuvo calentando motores la charanga Mil9 y la cantante gallega Poliana. Y, al igual que sucedió el año pasado, hubo una protesta antitaurina en el exterior. En esta ocasión, una veintena de personas coreaban «fóra maltrato das nosas festas».
Además, la feria de maquinaria agrícola, que se celebra cerca de la guardería municipal, también fue visitada por cientos de personas.
El mayor contratiempo hoy en la Pascua de Padrón fue, como ya viene siendo habitual, encontrar dónde aparcar, si bien facilitaron el rompecabezas muchos particulares que convirtieron sus fincas en leirapárkings por un módico precio -teniendo en cuenta lo complicado de encontrar una plaza libre fuera de ellos-. Por la mañana se produjo el mayor colapso en el tráfico, que se alivió de cara a la hora de comer, y la asistencia se disparó de nuevo a media tarde.
La Voz de Galicia