Rabia contenida en el adiós a María José y Javier Bello.

Consternación, desconsuelo, impotencia… Pero también rabia contenida y una sensación difícil de explicar cuando dos familias se reúnen para dar el último adiós a dos de sus seres queridos después de una muerte tan horrenda como inverosímil. Así se vivió ayer el entierro de la valguesa María José Aboy Guimarey, de 43 años, y el de su esposo y presunto homicida, Javier Bello Ferreirós, de 46.

El domingo la mujer, madre, esposa y joven valguesa perdió la vida cuando su pareja, según todos los indicios, le disparó en el pecho con una escopeta de caza antes de quitarse la vida descerrajándose un tiro en la cara, con la misma arma.

Vivieron juntos, tuvieron dos hijos juntos y se enterraron juntos, un nicho encima del otro, en el panteón familiar, a nombre de José Bello Vázquez, el padre del presunto autor del ataque machista.

Sus cuerpos llegaron al tanatorio de San Roque, en Bemil (Caldas), en la tarde del lunes. Y allí permanecieron hasta que ayer se efectuó el traslado de los restos mortales a la iglesia y el cementerio parroquial de Carracedo, donde había nacido el esposo y presunto homicida.

Tal y como figuraba en la esquela compartida que anunciaba el entierro de María José y Javier, llegaron vecinos, amigos y conocidos, además de representantes políticos, desde diferentes puntos de Caldas, Valga y otras localidades.

Fueron varios cientos de personas, quizás medio millar, las que despidieron a este matrimonio en una lluviosa y fría tarde invernal marcada por los silencios y los llantos, la tristeza y la incomprensión.

Por momentos, lo que ayer sucedía en el atrio, la iglesia y el camposanto era, simplemente, inenarrable. No es fácil afrontar una tragedia así, y menos aún cuando, a pesar de lo sucedido, los dos protagonistas de este trágico episodio son enterrados a la misma hora y en el mismo lugar, con las familias de ambos compartiendo dolor y desesperación.

Se llevaban bien entre ellos, comían juntos con frecuencia, hacían fiestas y, en definitiva, eran «una familia normal; una familia que se quería», reflexionaban los vecinos.

Prueba de ello es que el domingo, cuando se desencadenaron los terribles acontecimientos, todos esperaban en el lugar de Bronllo -en la parroquia valguesa de Setecoros- la llegada del matrimonio. Estaban esperando para almorzar en una casa situada a escasos metros de la suya, donde vive su hija.

Iban a participar en aquella reunión familiar tanto los padres de María José y de Javier como sus hijos y otros familiares. Pero ellos tardaban más de lo previsto. Y cuando fueron a buscarlos los encontraron muertos, parece que tendidos en el dormitorio en medio de un gran charco de sangre.

Aquella imagen que nunca olvidarán quienes los encontraron cambiará para siempre las vidas de estas personas; las mismas que ayer buscaban consuelo apoyándose unos en otros.

Pero no es fácil superar algo así. Especialmente en el caso de Fabián y Cintia, los hijos de la pareja. Como tampoco lo tendrán sencillo los padres de las víctimas, ya que viven todos.

«Era una familia bastante grande y no se conocían problemas entre ellos, como tampoco entre el matrimonio», reflexionaba una de las mujeres asistentes al sepelio mientras se vivían escenas de tensión entre algunas familiares de las víctimas que trataban de impedir el trabajo de los medios de comunicación.

«Quizás el más extraño era él (Javier Bello), ya que apenas hablaba con nadie», indicaban otras mujeres allí presentes.

«No era un hombre de bares y apenas saludaba a nadie por la calle, ni siquiera a los que habían vivido al lado de su casa materna desde niño», apostillaban otros asistentes al funeral mientras esperaban a que terminaran unos oficios que comenzaban con retraso, pasadas las seis y media de la tarde.

«No saludaba ni a los que tenía puerta con puerta y estaba como deprimido, quizás más desde que se quedó en paro«, se comentaba a las puertas del camposanto de Santa María de Carracedo.

Nadie puede entender lo sucedido, y mucho menos explicarlo. Nadie sabía decir ayer qué habría podido pasar por la cabeza de Javier Bello para, presuntamente, acabar con la vida de su esposa antes de suicidarse. Y desde luego nadie puede justificarlo, ni ayer ni nunca.

Lo que todos tienen claro es que hay que hacer todo lo humanamente posible para acabar con la lacra de la violencia de género. Y así lo dejaban patente tanto quienes asistieron al multitudinario entierro de la pareja residente en el Concello de Valga como aquellos que participaron en las concentraciones de repulsa frente al machismo.

Unas convocatorias que también tuvieron lugar ayer antes, durante y después del entierro, celebradas en decenas de villas y ciudades gallegas.

Como sucedió en Vilagarcía, a instancias del colectivo feminista «O Soño de Lilith», y en Cambados, por iniciativa de la asociación «A Naiciña». En estos y en los demás casos para denunciar «una situación insostenible para las mujeres» y tratar de cambiarla «porque nuestras vidas están en peligro».

En la ciudad vilagarciana, con presencia de representantes políticos de todos los partidos, las convocantes dijeron estar en la calle porque «aunque en las filas de la derecha niegan la realidad de los feminicidios y pretenden hacernos creer que son asesinatos que se dan en cualquier género, lo cierto es que los presos por violencia machista son el tercer mayor grupo en las cárceles de España, con casi 20.000 reclusos por esta causa, frente a los 11.000 condenados por homicidios».

Y a pesar de ello «los presidentes de la Xunta y el Estado español se limitan a guardar minutos de silencio en actos institucionales el día que se producen los feminicidios».

De ahí que en «O Soño de Lilith» crean que «no se puede permitir que se insista en que las mujeres deben denunciar y tomar medidas de protección». En lugar de esto «hay que dirigir campañas a los maltratadores, violadores y asesinos, porque queremos ser libres como los hombres para poder caminar solas de noche y poder separarnos de nuestras parejas sin miedo a que nos maten».

Así, «cansadas de violencia» y de la respuesta de las instituciones frente a las agresiones, como también convencidas de que «no viviremos en una democracia mientras perdure el sistema patriarcal», el colectivo feminista vilagarciano incide en considerar la violencia machista «como un problema social y político de extrema gravedad».

En el manifiesto que se leyó durante la concentración en Vilagarcía se mostró el pesar por la muerte de María José Aboy. Y se reflexionó sobre ello diciendo que «escucharemos que no constaban denuncias previas de violencia y depositaremos parte de la culpa en la mujer que no denunció en lugar de hacerlo en las personas que compartían espacio con un asesino y no vieron el peligro ni hicieron nada por impedir lo sucedido».

Faro de Vigo

Galicia llora la muerte de la valguesa víctima de violencia de género y condena el machismo.

En Valga, Sanxenxo, Santiago, A Coruña y otros muchos rincones de Galicia se organizaron ayer emotivas concentraciones contra el machismo y se guardaron minutos de silencio por la muerte de María José Aboy Guimarey, la vecina valguesa que el domingo perdió la vida -a los 43 años- tras ser presuntamente tiroteada por su esposo, Javier Bello Ferreirós, de 46.

Muestras de dolor y consternación como las vividas en la sede de la Xunta, Ayuntamientos, plazas e institutos se repetirán hoy, pues de nuevo se convocan protestas contra la violencia de género y actos de apoyo a los familiares de las víctimas, entre ellos un hijo varón, de 23 años, y una hija, de 18.

Entierros esta tarde

Al igual que quedará patente el dolor de la sociedad gallega durante el entierro de este matrimonio que supuestamente no tenía problemas que pudieran hacer predecir un desenlace tan terrible.

Los cuerpos de ambos llegaron ayer al Tanatorio San Roque, en Bemil (Caldas), y los dos serán enterrados hoy a partir de las seis de la tarde en el mismo cementerio, el de Santa María de Carracedo, también en el municipio caldense, del que era natural el presunto homicida.

A la capilla ardiente se desplazaron muchos de los vecinos y políticos que por la mañana y de nuevo por la tarde-noche protagonizaron las diferentes concentraciones de repulsa, entre ellas la organizada por el Concello y la del colectivo feminista «O Refaixo de Carolina», que contó con la asistencia de Carmela Silva, la presidenta de la Diputación de Pontevedra.

También acudieron al tanatorio algunos de los que acudían a mediodía al pleno extraordinario celebrado en el Concello de Valga, en el que se decretaron tres días de luto oficial «en memoria de María José Aboy Guimarey y de todas las víctimas de violencia de género».

De forma consensuada entre los dos grupos que conforman la Corporación, PP y PSOE, se decidió, igualmente, suspender todas las actividades municipales previstas para estos tres días, «en señal de duelo». Al tiempo que se condenaba enérgicamente «el terrible asesinato de nuestra vecina», se ofrecía apoyo a la familia y se ponían a disposición de todas las mujeres de Valga y municipios cercanos «los recursos del Centro de Información á Muller (CIM), que ofrece asesoramiento psicológico y jurídico gratuito a las víctimas de violencia de género».

Teléfono 016

La Corporación no se olvidó de hacer un llamamiento a la sociedad para que denuncie cualquier tipo de violencia de género «ante los departamentos de Servicios Sociales, el CIM, los cuerpos policiales o el teléfono contra el maltrato, el 016».

Se trata así de «evitar nuevas víctimas» y de «reafirmar el compromiso total del Concello contra la violencia machista».

En este sentido, aunque no había evidencias de violencia de género previa en el matrimonio valgués, hay que reseñar que once de las doce mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año no habían presentado denuncia.

Esto lleva a la presidenta del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, Ángeles Carmona, a decir que «la víctima tiene que saber que en España existe un sistema de recursos asistenciales, judiciales y policiales que están creados solo y exclusivamente con la intención de proteger su vida y su integridad física y psíquica».

A lo que Teresa Peramato, la fiscal ante el Tribunal Constitucional, añade que «hay que decirle a la sociedad y a las víctimas que si hay alguna manera de frenar al agresor es a través del procedimiento judicial, con medidas cautelares o con penas».

También se pronunció la vicepresidenta del Gobierno, ministra de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, Carmen Calvo, quien dijo sentir «inmensa rabia y dolor» y se mostró «desolada» tras conocer el crimen machista de Valga, ofreciendo «firmeza» para combatir esta lacra.

Abundando en ello, la Corporación condenó la muerte de María José Aboy diciendo que era «una mujer joven, con toda la vida por delante y con muchos sueños por cumplir que ya no podrá alcanzar».

Lo hizo entre lágrimas, tanto las de miembros de la Corporación como del público que asistía al pleno y después se concentraba en silencio a las puertas del consistorio, con presencia de trabajores municipales y de representantes de la Xunta y del municipio vecino de Pontecesures, con el alcalde Juan Manuel Vidal Seage a la cabeza.

En esos actos el Concello de Valga expresaba su condena al «asesinato machista» y mostraba su «absoluto rechazo a todas la formas de violencia contra las mujeres, ya sea psicológica, económica, física o sexual», pues cualquiera de ellas constituye «un atentado contra la dignidad e integridad».

Y desde la Administración local se dejaba claro, por último, que «la violencia de género no es un asunto privado, sino que se trata de un problema social que se combate con tolerancia cero frente a cualquier comportamiento machista», de ahí su intención de seguir «trabajando coordinadamente con otras instituciones y promoviendo actividades de prevención y sensibilización».

Faro de Vigo

Valga se adhiere al sistema público de gestión de biomasa que lucha contra los incendios.

El gobierno conservador de Valga impulsó en el pleno celebrado el lunes por la noche la participación activa de la localidad en el proyecto de prevención de incendios forestales mediante el establecimiento de un sistema público de gestión de biomasa que avalan la Xunta y la Federación Galega de Municipios e Provincias.

Explican en el Concello que, de este modo, será posible «identificar las parcelas en las que es obligatorio eliminar la masa forestal y retirar especies arbóreas, estableciéndose una franja de gestión de biomasa alrededor del suelo urbano, núcleos rurales, suelo urbanizable, edificios o viviendas aisladas, urbanizaciones, depósitos de residuos y parques o instalaciones industriales».

Esa franja en cuestión alcanza los 15 metros de ancho, mientras que desde ahí hasta los 50 se habilitará una segunda franja donde es preciso mantener el suelo desbrozado y sin pinos, eucaliptos ni acacias.

El alcalde, José María Bello Maneiro, criticó «que se aprueben leyes y se deje su ejecución a los Concellos, ya que no tenemos medios técnicos ni humanos suficientes». Pero aún así «la ley hay que cumplirla», indicó en relación con la prevención de incendios, advirtiendo ya de que si el Concello tiene que limpiar parcelas privadas lo hará con cargo a sus dueños.

Son solo algunos ejemplos de lo que implica la adhesión al plan encarrilado por el pleno, que también aprobó -por unanimidad- una ordenanza municipal para impulsar el uso del gallego.

Asimismo, y como se avanzaba ayer, el gobierno designó como festivos locales para 2019 el viernes 24 de junio, por tratarse de San Xoán -fiesta en Vilar- y el 16 de agosto, San Roque, con fiesta en Baño. El PSOE defendió sin éxito que fueran el 24 de junio y el 26 de julio.

El pleno también sirvió para aceptar la cesión al Museo da Historia de Valga de una colcha y un mantón. Fueron donados por Sara Barreiro.

Faro de Vigo

El lanzamiento de fuegos pirotécnicos provoca un incendio en Iria.

El motivo fueron las Fiestas de San Roque, en la parroquia de Iria Flavia.

El lanzamiento de fuegos pirotécnicos provocó un pequeño incendio en la parroquia de Iria Flavia, en el Ayuntamiento de Padrón (A Coruña).

Según informa la Consellería de Medio Rural en un comunicado, los agentes de la Jefatura de la Policía Autonómica de Santiago esclarecieron el incendio, en colaboración con el personal del distrito forestal IV-Barbanza.

El lanzamiento de estos fuegos se produjo con motivo de las fiestas de San Roque y afectó a una superficie rasa de 0,09 hectáreas, según señala la Xunta.

Las diligencia fueron remitidas al juzgado de instrucción de primera instancia en funciones de guardia en Padrón. En lo que va de año van 33 personas investigadas como presuntas autoras de incendios forestales.

Faro de Vigo

Lacones de hasta 115 euros que salen en procesión por Cordeiro.

Al recorrido por la parroquia le siguió la poxa de las ocho piezas que las vecinas llevaron a la cabeza.

Es aproximadamente la una del mediodía y el estómago pide refuerzos. Los hay. Patatillas, fiambre y sándwiches de verdad. De los que alimentan: el pan tiene un grosor que llama la atención de los hambrientos, pero no se ha escatimado en el relleno. «Comede, que hai que repoñer forzas», invita una señora: «Comede e bebede». Compite con Arturo Lores. Tras la jubilación de Jesús Pazos a finales del pasado octubre, el nuevo párroco de Cordeiro, Valga, ofició ayer por primera vez la misa en honor a la Candelaria. Iglesia y local de la catequesis, donde se sirvió el tentempié, se llenaron ayer a mediodía de los vecinos que salieron a primera hora en procesión: Vilar, Vilarello, Moldes, As Eiras, Outeiro, Ferreiros y Beiro fueron los lugares por los que, un año más, desfiló la comitiva que encabezaron siete mujeres con mucho equilibro y otro tanto de fuerza. Daba satisfacción mirarlas con los protagonistas del día sobre la cabeza: esos lacones que Francisco García, más conocido como Chico, mostraría después a los presentes para hacerles la boca agua y vaciarles los bolsillos. Pero, primero había primero mucho que andar.

La jornada comenzó temprano. Ayer fue festivo en Valga, pero los vecinos no dudaron en poner la alarma para acudir a la misa de las diez en Vilar. Media hora después comenzaron a caminar: Las siete mujeres, con ocho lacones a la cabeza (los dos más pequeños compartieron cesta), fueron escoltadas por tres santos: las tallas de San Antonio y San Roque volvieron a casa después de pasar poco más de una semana con San Paio, en la capilla de Vilar. Hicieron el viaje a hombros de los vecinos y acompañados del son de las gaitas: Durante el trayecto no hizo falta sacar los paraguas, que compartieron acomodo con los lacones. Un poco más de peso en la cabeza, pero seguían sin inmutarse.

Aunque el gran festín tuvo lugar en la parada final, por el camino hubo tiempo a pegar bocado. Y un trago. El Sansón ya es casi tan tradicional como esos lacones de la casa que se van con el mejor postor. También esos altares, adornados con mimosas y camelias, son parte esencial del camino mañanero: para hacer las cruces hay quienes apostaron por naranjas. Todo creatividad. El espíritu de la celebración sigue intacto a pesar del veloz paso de los años: No hay vecino que no se implique.

El momento más esperado

Ya en el campo de fiesta de Cordeiro, Chico espera su gran momento. «Ointenta euros a unha…». Lleva tanto tiempo encargándose de la poxa, que tiene que pensárselo antes de contestar: «Xuraría que van 34 anos». Tanto da. «O importante son os que veñen», ríe. Cambió las pesetas por los euros, pero el mecanismo el mismo. Ofrecidos los lacones a los santos y concluida la misa, que se prolongó con Arturo Lores un poco más de los habitual, fue la hora de alzar las manos. Y la voz. Con el barullo hubo quienes ayer tuvieron que repetir las cifras ofrecidas: «65 euros a unha…. 65 euros as tres». El primer lacón subastado se lo comerán los encargados de dar forma al Belén más conocido de la comarca.

La lluvia que perdonó durante el camino, volvió a dar un respiro para la poxa. Parecía haberse ajustado a la misa del recién llegado a Cordeiro. Chico continuó presentado los lacones, exhibiéndolos como los trofeos por los que competir. Los dos últimos fueron los más codiciados: 115 euros pagó Fernando Romero por el que supondrá un pellizco mayor para la iglesia parroquial: «Será para comer coa familia». El primero por el que pujó, quedará así para regalar. Se llevó dos piezas, pero seguro que el próximo año vendrá a por más. Ya lo dice otro vecino: «O material é bo». Como la fiesta. Así persiste.

La Voz de Galicia