Os traballos contan cun orzamento de 48.703’25 euros, financiados a través do Plan Extraordinario de Infraestruturas Deportivas da Deputación Provincial
A segunda tenente de alcalde, Carmen Gómez, acompañada pola arquitecta municipal, achegouse esta mañá ao pavillón municipal de Baño para comprobar como se están a desenvolver as obras de acondicionamento da pista polideportiva.
Os traballos contan cun orzamento de 48.703’25 euros, financiados a través do Plan Extraordinario de Infraestruturas Deportivas da Deputación Provincial. As actuacións inclúen a preparación da superficie da pista a base de lixado e pasteado, a colocación do novo pavimento, e o trazado das liñas de xogo co pintura de poliuretano. Marcaranse campos para a realización de diferentes deportes coma o fútbol sala, balonmán, voleibol, tenis ou baloncesto. A empresa adxudicataria é Sport Equipalia.
O material elixido para a nova pista é o linóleo acústico, de 4 centímetros de espesor e con tratamento antiestático. Este material destaca pola súa resistencia e versatilidade, sendo un dos máis indicados para instalacións nas que se realizan unha gran varidade de actividades. Este é o caso do pavillón de Baño, unha infraestrutura municipal de 1.500 metros cadrados (repartidos entre a propia pista, os vestiarios e as gradas) na que se practícan fútbol sala, baloncesto, tenis, patinaxe, judo…, entre outras disciplinas. Ademais tamén complementa as instalacións do colexio Baño-Xanza, situado nas inmediacións.
O estado no que se atopaba a pista era de deterioro, debido principalmente ao uso e ao paso do tempo. Por iso, o goberno local proxectou a súa renovación, substituíndo o vello chan de formigón pintado por este novo pavimento de linóleo que garanta a boa realización de todas as actividades e seguridade dos usuarios, para así seguir avanzando no obxectivo de ofrecer instalacións de calidade e no fomento da práctica deportiva.
A canteira do Club Karate Valga desprazouse o pasado sábado ao pavillón de Santa Isabel, en Santiago, para disputar o Campionato Galego da súa arte marcial. Unha cita que concluíu cun sobresaínte balance para o equipo do Baixo Ulla, cun total de cinco podios no seu haber na modalidade de kumite —combate—.
Daniela Vázquez, no cadro de competición de menos de 32 quilogramos alevín e Leo Otero, no de menos de 30 quilos infantil, colgáronse cadansúa medallas de prata. Lope Cascallar, en menos de 28 quilogramos alevín, Martín Gómez, en menos de 34 quilos da mesma categoría, e Matilda Alonso, en menos de 52 quilos xuvenil, fixéronse pola súa banda co bronce. Os cinco acudirán agora ás probas de selección da Federación Galega para o Campionato de España.
El alcalde de Vilanova carga contra los socialistas por pretender «cargarse el geodestino Mar de Santiago» y vuelve a hablar de odio y de tránsfugas. Marta Giráldez recuerda que la decisión de impugnar el acuerdo de la Xunta fue avalado por todos los alcaldes, incluidos los del PP
El 27 de octubre de 2022 el Consello de la Xunta aprobó el mapa de geodestinos de Galicia creando uno nuevo: Mar de Santiago, conformado por los concellos de Valga, Catoira, Pontecesures y Vilanova. Este acuerdo implicaba excluir a Vilanova del geodestino correspondiente a su comarca natural, O Salnés, partiendo así por la mitad este territorio a efectos de promoción turística. Aquella decisión no fue casual. Nació de las desavenencias que mantenía el alcalde vilanovés, Gonzalo Durán, con una mancomunidad que entonces estaba presidida por la socialista Marta Giráldez. Durán quería apartarse de la casa común de O Salnés y la Xunta le dio amparo mediante la creación de un geodestino compartido con los municipios ribereños del Ulla e inspirado en la tradición jacobea de la Traslatio.
El alto tribunal entiende que la creación de los geodestinos es una competencia exclusiva de la Xunta y, por tanto, a la mancomunidad no le corresponde impugnar ningún acuerdo en esta materia, en todo caso podrían hacerlo los concellos. «La mancomunidad pretende en este litigio la planificación de geodestino turístico mediante la eliminación del geodestino Mar de Santiago; tendría legitimación para impugnar una resolución de la Xunta relativa a la promoción del turismo en O Salnés, pero no para la definición y la creación de geodestinos», señala el fallo de la sección 3 del TSXG.
La sentencia la dio a conocer esta mañana el alcalde de Vilanova que compareció en rueda de prensa para cargar las tintas contra los socialistas en los siguientes términos: «A ver si con esto acabamos con un esperpento que lleva aguantando este ayuntamiento durante seis años. Llevo manteniendo que en el momento en que el PSOE se hizo con la mancomunidad con un voto tránsfuga y yo me opuse a aquel bochornoso espectáculo de compra de voluntades políticas, a Vilanova, como venganza, se la persiguió por defender los intereses políticos de Vilanova y que nos uniésemos a una entidad que se creó de común acuerdo con otros concellos llamada Mar de Santiago. Dentro del odio que destila la gente de izquierdas llegaron al extremo de querer cargarse el geodestino Mar de Santiago, porque el problema es que está Vilanova», señaló Durán Hermida.
El alcalde vilanovés insta a Marta Giráldez y a quienes respaldaron su política en la mancomunidad a pedir disculpas y al actual presidente David Castro, a dar carpetazo al asunto desistiendo de apelar el fallo del TSXG.
La aludida, Marta Giráldez, ya ha dicho que no va a pedir disculpas por una actuación que considera correcta. «Eu non vou pedir perdón porque actuei en beneficio dos intereses da comarca, unha decisión que en ningún caso foi unilateral senón que foi avalada por todos os alcaldes de todos os partidos políticos, entre eles o hoxe presidente da mancomunidade. Quen destila odio é a única voz discordante da comarca e estou convencida de que todos opinamos o mesmo. Outra cousa é que se lle teña medo e se cale a boca, que é o que pasa desde o partido e desde a Xunta. Para acalar a determinadas persoas se accede a determinados caprichos», indica en alusión al PP y a Gonzalo Durán.
Marta Giráldez argumenta que la sentencia no entra en el fondo del asunto «senón que di que a mancomunidade non ten lexitimación, e eu sigo pensando o mesmo: a lei dos xeodestinos é ben clara sobre como se conforma un xeodestino, no que ten que haber unha identificación xeográfica», añade la socialista. «É lamentable que a Xunta entrara ao trapo».
Cuando decimos que el mundo va mal, estamos reconociendo una realidad negativa para nuestros intereses y le atribuimos un alcance universal e indeterminado. El concepto del mal tiene una enorme amplitud polisémica que nos llevaría a espacios inaccesibles para una simple colaboración periodística. Por lo tanto, abordaremos el tema ciñéndonos a la definición del mal como una actitud negativa de comportamiento, donde entran en acción la voluntad y la conciencia. Existe, en la actualidad, una palpable relación de inmoralidades que, dada su gravedad y reiteración deberían ser más preocupantes de lo que son para nuestra sociedad actual. Uno que arrastra ya sus pasos por caminos nonagenarios creo que tiene derecho a levantar la voz y poner de manifiesto que a la velocidad que vamos y utilizando los atajos que utilizamos, no es extraño que vivamos un tanto desesperanzados.
Ya sabemos que ante estos comentarios saldrán los tibios de oficio, musitando su indolencia y acusándonos de pesimistas o de fracasados agoreros irresponsables. Estos son aquellos que saben de problemas pasados, por boca de otros que se los contaron, pero que no los vivieron. Y así salen a desempeñar su papel de bomberos de la historia diciendo que antes había los mismos líos en la sociedad, lo que pasa es que no se conocían, por carecer de medios suficientes de información, como ahora. Dejándonos de las encuestas mal cocinadas o de las estadísticas que beben agua informativa mal filtrada, lo que pasa es que, en aquel entonces no existía tal cúmulo de desastres sociales. No hay más que oír y ver los medios audiovisuales y la prensa escrita o de papel, de hoy, para ver cómo las agencias informativas no dan abasto al noticiario fúnebre de cada día. Las peleas callejeras, el odio y la venganza sanguinaria, “la maté porque era mía “, que dice el
tango y ejecuta el uxoricida, son gran parte de la crónica diaria. A esta trágica realidad hay que sumar una cadena interminable de sucesos delictuosos de enorme gravedad perpetradas por los ladrones de viviendas, mal llamados okupas, una lacra social que, solo, en un país sin ley, puede burlar la actuación de la justicia. Pues esto sucede en nuestra querida España, donde un gobierno Frankenstein, a falta de mayoría suficiente, legisla a base de decretos para tapar pactos y prebendas de minorías que garanticen los apoyos necesarios para mantenerse en el gobierno. Pues ya lo ven. El mal no cesa y recorre toda España. No hacen falta catástrofes como DANA en Valencia, ni erupciones de volcanes en Canarias, ni Covid-19, ni corrupción, ni sequías. El mundo va mal, España peor. Y el mal moral que no cesa. Solo nos falta rezar. ¡Ah! Lo malo es que también, en este sector, vamos mal.
Los alcaldes socialistas de Ames y Padrón y el exregidor compostelano Xosé Sánchez Bugallo se suman a una iniciativa que rechaza la expulsión de Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez.
A la relación inicial en la que sobresalía la presencia del expresidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, se han unido ahora alcaldes socialistas en activo, como los de Ames y Padrón, Blas García y Anxo Arca, respectivamente, y el exregidor compostelano y actual senador Xosé Sánchez Bugallo, aunque en las filas socialistas destaca también, entre otros militantes, el apoyo de las exdiputadas autonómicas Noa Díaz y Marina Ortega. Y de varios exconcejales que han compartido siglas con Gonzalo Muíños, Mercedes Rosón, Mila Castro y Marta Álvarez, los cuatro expedientados. Entre ellos están Francisco Candela, Luis Pasín, Begoña Rodríguez, Rosa Fernández Somoza, Marisa del Río y Manuela Fraguela, aunque también han puesto su rúbrica en ese documento exconcejales de otras formaciones, como el que fuera portavoz del PP en el anterior mandato Alejandro Sánchez-Brunete y Jorge Duarte Vázquez, exedil con Compostela Aberta. También lo ha hecho la exportavoz socialista en el vecino municipio de Teo Uxía Lemus.
Entre los representantes vecinales destacan el apoyo de la presidenta de la asociación de A Sionlla y de la Federación de Asociacións de Veciños do Rural (Ferusa), Cruz Vázquez Veiga, y el del colectivo vecinal de Fontiñas, Luis Meijide, además de Ana Belén Sabel Iglesias, miembro de la directiva de A Gracia y exconcejala del PP, al igual que Meijide.
Pese a registrar más pasajeros, Catoira ni siquiera dispone del servicio de información telemática que Renfe sí ofrece en Pontecesures
Elferrocarriles una presencia diaria y permanente en la orilla sur de la ría de Arousa desde que el 15 de septiembre de 1873 un convoy de pasajeros unió los antiguos concellos de Cornes y Carril, inaugurando la era del camino de hierro en Galicia. Con el paso del tiempo, el servicio ha ido experimentando todo tipo de avatares. La conexión con Pontevedra, que en el 2024 cumplió 125 años, la pérdida del tren regular a Madrid en 1958, su recuperación en el 2020 y la llegada del AVE, un año más tarde, son algunos de sus hitos. Aquella línea única fundada a finales del siglo XIX se dividió en el 2010, con la apertura del nuevo corredor atlántico. Conviven, desde entonces, dos trazados en la comarca. El que recorren la alta velocidad y los media distancia, rápido, con escala únicamente en Vilagarcía, y el regional, básicamente el mismo que utilizó Rosalía de Castro para ver el mar por última vez, más lento pero con paradas muy útiles en CatoirayPontecesures (y ya en la provincia de A Coruña, también en Padrón). Dos estaciones que han corrido suertes dispares, aunque están llamadas a configurar un servicio de cercanías en cuanto la luz del sentido común se abra paso en las mentes de quienes planifican el transporte público en esta esquina del viejo mundo.
Los edificios que las acogen, levantados en recio granito del país, permanecen cerrados desde hace largos años. Desde luego no hay taquillas en ellos, como tampoco cafeterías ni nada que se les pueda parecer. Con todo, su situación dista de ser la misma. Existe una diferencia muy notable. En el andén de Pontecesures funciona un sistema de información telemático que permite adquirir los billetes y recibir información que proporcionan teleoperadores en tiempo y conversación reales. Entre las cinco de la mañana y las once de la noche, un operario o una operaria saludan con amabilidad desde su pantalla en cuanto esta se acciona al tacto.
En Catoira, en cambio, el silencio domina las instalaciones ferroviarias. No existe nada semejante al dispositivo que sí da servicio al viajero en Pontecesures. Su única ventaja con respecto a su estación hermana es el hecho de que en ella se haya habilitado una sala de espera. Cesures carece de algo así, pero a cambio dispone de un andén bien cubierto y protegido de la lluvia, además de una marquesina en el sentido de circulación contrario al de la propia estación. Dos elementos de los que Catoira también se ha visto privada, si bien cuenta con un paso inferior que facilita el tránsito bajo las vías.
Una situación asimétrica
Esta serie de asimetrías se extienden a cuestiones tan básicas como la existencia de un horario actualizado al que echarle un ojo. En Catoira sobrevive un tablón de anuncios, pero está vacío. El de Pontecesures cuenta con un horario físico, actualizado en mayo del 2024 y algo maltrecho. Y refuerza el su función informativa con un par de códigos QR cuya lectura da acceso a la información requerida a través de un simple teléfono móvil. Quien busque algo parecido en Catoira lo hará en vano.
Llama la atención este trato desigual, a la vista de que, a lo largo de las últimas tres décadas, la estación de Catoira ha conseguido invertir su estatus como tercera estación de la comarca para rebasar a Pontecesures y situarse en segunda posición en lo que al número de pasajeros se refiere. Los datos deRenfea lo largo del tiempo indican que en 1997 la primera registró 19.820 viajeros frente a los 31.043 que contabilizó la segunda. A la espera de que se haga público el balance del 2024, la lectura del 2023 consolida un vuelco completo: en Catoira se subieron o bajaron 67.000 viajeros, mientras en Cesures lo hicieron 39.800.
Aunque el fenómeno se detectaba antes, el estallido de la pandemia disparó la utilización de Catoira como estación no solo al servicio de los usuarios de la orilla sur, sino también de quienes emplean el ferrocarril procedentes de la comarca de O Barbanza. Basta acercarse por la plaza catoirense un viernes o un domingo por la tarde para comprobar cómo los automóviles llegan y se marchan para recoger o depositar a estudiantes o trabajadores que se mueven en ferrocarril y tienen Catoira como referencia.
En ese punto estriba otra diferencia inexplicable. Cada día laborable, tres trenes lanzadera parten de Vilagarcía hacia Santiago y otros dos lo hacen en sentido contrario. Se detienen en Pontecesures y en Padrón, pero no en Catoira, por mucho que sus números, como queda claro, piden a gritos su inclusión en el servicio.
Quien albergue alguna duda puede reflexionar acerca del crecimiento que la demanda del ferrocarril ha experimentado en las tres estaciones en los 26 años que median entre 1997 y el 2023: Vilagarcía ha rebasado el millón de pasajeros con un aumento del 154 %, que en Cesures es del 28 % y en Catoira alcanza un 241 %.