Las personas con discapacidad trabajan tres días a la semana en la huerta del convento de Herbón.
Es la primera fase de un proyecto para crear un centro especial de empleo.
Desde noviembre pasado, jóvenes con discapacidad intelectual de la comarca del Sar, cuyas familias están integradas en la asociación Amipa, trabajan una parte de la huerta del convento franciscano de Herbón, en el municipio de Padrón, en un proyecto experimental centrado en la agricultura ecológica. En grupos de cinco personas, dirigidos por el ingeniero agrícola José Ramón Pardal, tres tardes a la semana cogen la azada para trabajar la tierra como se hacía antaño, sin más ayuda que la de la naturaleza, en un lugar de Herbón que «se presta totalmente» a ello.
Gracias a un acuerdo alcanzado entre el convento franciscano y Amipa, las personas con discapacidad disponen de un terreno de 2.000 metros cuadrados al aire libre, además de un invernadero de 400 metros, aproximadamente, en el que cultivan hortalizas sin ningún tipo de apoyo químico. A día de hoy, lo que más abunda en esa huerta son pimientos de Herbón, tomates, berenjenas, brécol y cebollas.
Cada dos semanas, los martes por la tarde van al mercado de Santiago a vender sus productos, que también se pueden encontrar en la tienda que la Asociación para el Comercio Justo Panxea tiene en Compostela. Además, las familias de los discapacitados hacen sus pedidos, sin contar los peregrinos que se albergan en el convento. A través del teléfono de Amipa, 981 817 202, también se pueden hacer pedidos. No obstante, la venta de los productos no es todavía el fin último de esta experiencia piloto que ocupará un año y que está centrada, sobre todo, en la formación de las personas con discapacidad. «El proyecto es otro», señala José Ramón Pardal. Es el de fundar un Centro Especial de Empleo vinculado a la agricultura ecológica y que, de cara al futuro, permita ocupar a personas con discapacidad intelectual. Por el momento, Amipa ya visitó uno de estos centros, en Asturias, que le sirve de «referencia».
Las expectativas de estos meses de trabajo son muy buenas y alientan a seguir con el proyecto, visto el entusiasmo, las ganas y la implicación de las personas con discapacidad y el potencial de la tierra que trabajan. Son los primeros pasos hacia un Centro Especial de Empleo que ocupe a este colectivo, aunque para ello, es necesario el apoyo y ayuda de las administraciones y de otras entidades.
LA VOZ DE GALICIA, 01/08/10