A las 9 horas de ayer un grupo de ganaderos de la zona de Lalín y Silleda se guarecía de la llovizna en la marquesina que hay junto a la entrada de Larsa, en la carretera hacia Trabanca Badiña. Tenían aire cansado, pues llevan desde el lunes pisando sus casas solo para dormir o pegarse una ducha. Los tractores con los que estuvieron protestando tanto junto a la muralla de Lugo como en Santiago permanecían aparcados en silencio a la entrada de la industria láctea vilagarciana. El conflicto lácteo llegó a la comarca arousana, con concentraciones en la capital arousana y Pontecesures.
Una panadera que estaba repartiendo con su furgoneta y que bajaba de Trabanca Badiña se detuvo unos segundos ante los ganaderos, que se guarecían de la llovizna bajo la marquesina que hay junto a la entrada de Larsa. Les preguntó si en algún momento iban a cortar el tráfico en la rotonda, uno de los principales accesos a Vilagarcía. Ellos le respondieron que no.
Dicen que no quieren causar molestias a los vecinos con piquetes ni tractores en medio de la carretera; ni siquiera tienen previsto obstaculizar a los trabajadores de las industrias lácteas, y de hecho ayer dejaron pasar con normalidad a los operarios de Larsa que entraban en el turno de mañana. Lo único que pretenden es impedir la entrada y la salida de leche de la factoría, para de ese modo protestar por los precios que están percibiendo por el litro de leche (en torno a 27 céntimos de media, según ellos) y la falta de medidas concretas que garanticen que las industrias cumplan después lo acordado.
Pero no solo hay concentración frente a Larsa, sino también frente a la Nestlé, en Pontecesures, y a la factoría de Clesa, en Caldas. La actividad de las industrias en Vilagarcía y Pontecesures se vio seriamente afectada. Los primeros tractores llegaron a Pontecesures sobre las 21,30 horas del viernes, y a Vilagarcía ya pasada la medianoche. Los ganaderos proceden de Rodeiro (que están en Pontecesures), Lalín, Silleda, Vila de Cruces o A Estrada? Y aunque poseen tractores modernos, potentes y bien equipados, un viaje desde Santiago o Lalín a Vilagarcía se hace muy pesado. «A 25 kilómetros por hora son bien dos horas de viaje», afirma Luis Cejo.
Algunos se las apañaron para dormir en las cabinas de sus tractores, y otros se turnaron para ir a descansar en sus casas, mientras otros ganaderos que se acercaron hasta Vilagarcía en coche les relevaban en esa primera madrugada de cerco a la industria láctea, un nuevo paso que los ganaderos gallegos decidieron dar el viernes en esta larga batalla que mantienen con la administración y parte del sector empresarial.
Su intención es quedarse como mínimo hasta el martes, cuando está prevista una nueva reunión en Madrid. Y entre tanto no les queda otra que armarse de paciencia e ir matando el tiempo de la mejor forma posible.
Pasadas las 9,30 horas de la mañana, varios de ellos se fueron a buscar el calor de una cafetería abierta, y tras otro relevo, sobre las 13 horas recibieron la visita del alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, y del diputado autonómico socialista, Pablo García.
Los ganaderos le pidieron al alcalde unas sillas para el tiempo que pasarán en la rotonda de Larsa, y le plantearon la posibilidad de hacer en la ciudad un reparto gratuito de leche para demostrar que, con los precios actuales, no ganan mucho menos regalándola, según uno de los afectados. Alberto Varela les respondió que «por nuestra parte no hay ningún inconveniente para que hagan ese reparto de leche», y les transmitió «nuestra solidaridad con la lucha que están emprendiendo». Asimismo, les ha ofrecido el uso de alguna instalación municipal «si quieren tener un sitio en donde descansar o darse una ducha». En Vilagarcía se han concentrado en torno a una treintena de tractores. La cifra es menor en Pontecesures, donde también han recibido la visita de la alcaldesa, la nacionalista Cecilia Tarela.
Los ganaderos están muy preocupados. Muchos ya tendrán que empezar a tirar la leche.
Faro de Vigo