Uno de los objetivos es aprovechar los productos perecederos antes de que se pierdan.
La crisis no ha tenido clemencia con los vecinos de Pontecesures. Bien lo saben en el Concello, a cuya puerta llama un número ingente de familias en quiebra. Es ese rosario de voces desesperadas lo que ha empujado al gobierno local a buscar soluciones, a explorar fórmulas que les permitan atender a todos los damnificados por la crisis económica. Así, además de continuar con su colaboración con Amigos de Galicia, el ayuntamiento se ha lanzado a la calle y ha enviado a supermercados, farmacias y droguerías una carta en la que «se apela á solidaridade destes negocios para tentar solucionar as dificultades económicas que están a pasar as familias».
Roque Araújo, el concejal socialista que se encarga del área de Servizos Sociais, ha sido el encargado de entregar en mano muchas de esas cartas. Y asegura que la respuesta de los locales está siendo, de entrada, «moi positiva». La intención del ayuntamiento es firmar un convenio de colaboración con cada local, a fin de «poñer negro sobre blanco» la solidaridad de estos establecimientos. ¿Qué se espera de ellos? Inicialmente, que haga una pequeña rebaja en el precio de los lotes que el Concello compra en ocasiones para familias en apuros. Y que incluyen desde alimentos hasta productos de higiene. Pero esta no es la única fórmula de colaborar. «Hai moitos camiños distintos. Por exemplo, se teñen produtos a piques de caducar, que nolos dean porque nós sempre atopamos a forma de canalizalos hacia xente que os precise», explicaba ayer Roque Araújo.
El concejal del gobierno tripartito señaló ayer que la iniciativa adoptada en Pontecesures no es única: en A Illa hace aproximadamente un año se puso en marcha un proyecto similar. De él habla Lola Folgar, la concejala de Servizos Sociais. «O sistema está funcionando moi ben», indica. En el caso de A Illa, los trabajadores sociales del Concello, «en función do que precise unha determinada familia», hacen un pedido al supermercado Froiz, el que se ha adherido a la iniciativa. Y los beneficiarios de la ayuda reciben el pedido en su casa, como cualquier otro cliente.
Sin que se vea
«Gústanos esta fórmula porque é moi discreta», explicaba ayer Lola Folgar, quien también quiso destacar la buena voluntad mostrada tanto por el supermercado como por la farmacia, que «se puxo en contacto con nós para botar unha man á xente que ten problemas para mercar os medicamentos».
Tanto en A Illa como en Pontecesures, a través de este tipo de programas se pretende «facer máis cos mesmos medios, chegar a canta máis xente cuns recursos moi limitados», según argumentaba ayer Roque Araújo. Y es que en estos tiempos, toda solidaridad es poca.
La Voz de Galicia