El Obradoiro de Empleo Ulla-Umia VII llegó a su fin. El Auditorio de Moraña acogió ayer el acto de clausura, al que asistieron el alcalde valgués, José María Bello Maneiro; su homólogo morañés, Sito Gómez, y el delegado de la Xunta, Agustín Reguera.
Este proyecto, la séptima edición que comparten los ayuntamientos de Valga y Moraña, formó durante un año a veinte personas desempleadas en las especialidades de carpintería y forestales. Los alcaldes agradecieron a los aprendices su implicación y los animaron a insertarse en el mercado laboral.
Asimismo, durante el periodo formativo, realizaron obras como el acondicionamiento de varias zonas verdes y espacios de ocio de Valga o la colocación de pérgolas y un columpio en la Mina Mercedes, en Valga; o labores de limpieza y acondicionamiento de las sendas de A Bouza, la Albergueríak la Barosela, y el entorno de la piscina municipal, en Moraña; entre otros.
Además de los políticos, también intervino, en nombre de los alumnos, Vanesa López, que destacó que “durante o último ano aprendemos a ser mellores profesionais, a valorar os nosos montes e a natureza (en el caso de los aprendices de forestales) e a traballar en equipo”.
El ribeirense Manuel Reinaldo fundó en 1995 Conservas Lou en Castiñeiras
«Fue un maestro para todos, nunca tuvo secretos para nadie y siempre intentó ayudar a todo el mundo». Estas son algunas de las frases más repetidas al hablar de Manuel Reinaldo Loureiro Pérez (Ribeira, 1943), el empresario que puso en marcha Conservas y Ahumados Lou en la parroquia de Castiñeiras y vio como este «pequeño taller», como él lo llamaba, comenzó a ser pionero en muchos mercados, como en la venta de ortigas en lata.
Aunque su relación con el mundo de las conservas le venía de familia, porque un bisabuelo suyo había levantado en 1880 una fábrica salazonera que él compraría más tarde, Manuel Reinaldo Loureiro no desembarcaría en el sector hasta que casi rondar los 50 años. Estudió Químicas y trabajó primero en una factoría de Nestlé en Suiza para luego hacerlo en los altos hornos de Vizcaya hasta que cerraron. Regresó a su Castiñeiras natal y puso el ojo en las viejas ruinas que habían pertenecido a su familia, y con ayuda de un vecino que era bastante manitas en 1995 se propuso relanzar el negocio. Y vaya si lo hizo.
Comenzó elaborando semiconservas de pescados, y más tarde se atrevió a innovar con ortigas, algas, boquerón, anchoa, salmón, castañas asadas en almíbar, ostras, erizo, truchas, pez espada o caballa y sardinilla ahumada que comercializó con las marcas delicatesen Don Reinaldo y Lou Terra.
Tras 31 años en el sector y sin un relevo en su familia, en el verano del 2021 dejaba la empresa en manos de las emprendedoras Ana y Marta Escurís Pérez, que continúan con el negocio.
Loureiro falleció hoy ayer los 80 años y sus restos mortales serán velados hoy, entre las 16.00 y las 20.00 horas en el tanatorio de Pompas Fúnebres en Xarás, donde a continuación tendrá lugar su incineración en la más estrictas intimidad.
José Castaño, con la gaita, y Suso Alonso con otros instrumentos sorprenden a los peregrinos, que aplauden sus notas
La ruta portuguesa del Camino de Santiago tiene a su paso por Padrón algunos de los tramos más hermosos, los más distantes a la vía nacional, que permiten caminar por zonas verdes y cruzar núcleos rehabilitados. El Camino es bello a la vista, pero también al oído en Padrón, donde se puede caminar escuchando la música tradicional de la gaita gallega combinada con otra más clásica del chelo, el acordeón, la guitarra e incluso el ukelele.
La música de estos instrumentos suena cada día, de ocho de la mañana a once, a su paso por el lugar de Vilar de A Escravitude, en la parroquia de Cruces, donde un vecino del aldea, Suso Alonso, de 56 años y natural de Zamora, y otro de Urdilde, en Rois, José Castaño, de 77 años, deleitan con sus notas a los peregrinos.
Empezaron a tocar juntos hace unos meses, frente a una carballeira del lugar. Suso Alonso es pianista y profesor particular de música y José Castaño, jubilado, pertenece al grupo Os Sentenarios. Vestidos para la ocasión, cada día reciben con su música a los cientos de peregrinos que pasan por este punto, a veinte kilómetros de Santiago. «Por aquí pasa un río de xente», dice José Castaño sobre el paso continuo de caminantes que no esconden la sorpresa y la alegría por escuchar la música, que se oye en toda la aldea. «Empezamos ás oito da mañá para non molestar a ninguén», explica Suso Alonso.
Si, por un momento, dejan de tocar y pasan peregrinos, estos les piden que sigan tocando, como ocurrió el otro día con una caminante asturiana. Otra, además, al cesar la música les preguntó «¿se les acabó el aire?». Además de los aplausos, ánimos con palabras como «bravo, bravo» y alguna que otra moneda, los peregrinos incluso se atreven con unos pases de baile tradicional gallego y, casi siempre, no siguen el camino sin sacar unas fotografías e incluso hacer vídeos, sin contar que ellos mismos quieren salir en la imagen acompañados de los músicos.
«Non sei a cantos países irán esas fotografías», dice en broma José Castaño. «A xente máis amable non pode ser e non sabes como lles gusta que toquemos», añade el vecino de Rois, quien reconoce que a él también le gusta hacerlo. «Disfruto moito tocando para os peregrinos, senón non o faría», afirma José Castaño quien anda con tres libros con partituras para no repetir pieza.
Dado que el paso de peregrinos es continuo, los músicos poco pueden parar de tocar los instrumentos. «Eu aguanto moito; hai moito pulmón, senón non aguantaba tanto tempo tocando a gaita», asegura el vecino de Rois, a lo que su compañero añade que «tamén ten boa técnica e iso fai que se canse menos». José Castaño corresponde con palabras de admiración hacia Suso Alonso, de quien dice que es «un músico de categoría».
A los halagos de los peregrinos por animarles el camino, los músicos les responden «buen camino». En principio, seguirán con su música hasta acabar la temporada alta del Camino y de buen tiempo y de hecho, los días de lluvia ya no acuden al lugar, según José Castaño que cuenta que empezó a tocar la gaita hace cerca de treinta años. La que maneja actualmente tiene piezas el taller de Seivane y revela que «valeron os seus cartos, pero non me arrepinto porque dá gusto tocar con boa ferramenta».
Les consta que hay otro músico no muy lejos de ellos, en el tramo de O Faramello, en el municipio limítrofe de Rois, así que belleza para la vista y el oído en la última etapa el Camino Portugués.
Un grupo de niños, de entre 8 y 15 años, participaron en los últimos días en el Aula Cemit en un taller de experimentación tecnológica del programa Girl Steam, con el que la Agencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia (Amtega) y el Colexio Profesional de Ingeniería Técnica en Informática quieren fomentar las vocaciones tecnocienfíticas entre la juventud.
Así, con la ayuda de André Adrio, formador de Amtega, los participantes aprendieron nociones básicas sobre el funcionamiento de las placas micro bit y su programación y echaron mano de la creatividad para desarrollar sus propios proyectos de robótica.
Construyeron pieza a pieza los robots, los decoraron y escribieron el código de programación que les da las órdenes sobre las acciones a realizar, en este caso seguir las líneas de un circuito.
Con programas como este, la red Cemit trata de impulsar actividades lúdico-formativas de inmersión tecnológica que acerquen a los más nuevos a las nuevas tendencias tecnológicas desde edades tempranas, para despertar su interés por profesiones del ámbito de las TIC.
Una jornada de actividades que llenaron de animación el centro de la villa
Padrón ya está de fiesta. Las actividades de la Pascua arrancaron con dos campeonatos, el XXXV Raid Cabalar, que partió a primera hora de la mañana desde el Santiaguiño para recorrer montes de Padrón, Rois y Dodro; y el gallego de ajedrez, que vuelve a convertir el Hotel Scala en el centro neurálgico de este deporte en Galicia hasta el día 31.
Fuera del programa festivo, la villa rosaliana desbordó actividad y animación este sábado con el último de los eventos organizados por el Concello, a través de la Concellería de Igualdade y el CIM, con motivo del Día Internacional da Muller, el mercado Voces Delas, que tuvo una extraordinaria respuesta por parte de los vecinos y muchos visitantes, según el balance de la jornada, consistente en puestos de venta de productos de artesanía y de proximidad, talleres y música.
La concejala de Muller, Mariló Saco, leyó el manifiesto institucional, en el que incidió en la «chamada á acción para empoderar ás mulleres de todas as idades e en todos os ámbitos da vida», porque solo «con valentía e traballando xuntas poderase lograr un mundo máis inclusivo e equitativo». También intervino Chus Iglesias, de la Asociación Paluso; y Alba, de la oenegé Aphoteca.
Fueron muchas las mujeres que, en un recorrido de puestos desde la rúa Longa hasta la Praza da Igualdade, mostraron su creatividad y su talento. La música y el baile acompañaron también el mercado, así como los talleres para romper con los roles de género y de danza.
Talleres y visitas guiadas en la Exposición da Camelia e do Bonsái
Padrón también celebra este fin de semana, en el Convento do Carme, la octava edición de la Exposición da Camelia e do Bonsái, organizada por el Concello y con su aforo de 34 expositores, llegados de distintos puntos de Galicia y Asturias, completo. De la calidad de esta expoferia da idea el hecho de que participan cinco galardonados con «Camelias de oro», elegidos entre los mejores expositores europeos.
Tras los talleres y demostraciones celebrados ayer, así como la entrega de galardones a los mejores expositores en las seis categorías de Terras de Iria y camelias do Sar, reticulada, japónica, híbrida y otras especies de camelia, la exposición, con entrada libre y gratuita, se abrirá hoy a las diez de la mañana, y una hora más tarde Carme Freire impartirá el curso de elaboración de conservas artesanales. José Freire guiará una visita a las 12.30 y Afonso Touceda impartirá el taller de poda a las 16.00. También destaca la muestra de bonsáis de José Freire y Luis Baliño.
Con máis de 50 anos de idade esta veciña de Pontecesures descubriu o seu talento innato para crear fermosas e realistas figuras de cerámica. En pouco tempo foi quen de dar vida a impresionantes recreacións de persoeiros, xente do cotiá e dun Belén de Nadal que chegou a estar exposto no Museo Provincial de Pontevedra
No pleno ordinario de xaneiro, a Corporación de Pontecesures acordaba render homenaxe a unha das grandes persoeiras de Pontecesures no pasado século. O vindeiro día 9, un tramo da Subida do Requeixo pasará a levar o nome de María Magariños Figueira. «A Cuca», como era coñecida, foi unha artista naif, autodidacta e improbable, porque nin ela mesma foi consciente do seu don ata superar os 50 anos de idade.
Filla de Ramón Magariños e María Figueira, María naceu o 10 de agosto de 1910. Costureira de oficio, non sería ata xa entrada a década dos 60 cando comezaría a dar vida ao seu legado infinito: a creación de figuras de barro sen cocer. Facendo uso dunha forquiña para o cabelo e dunha pequena navalla de man, o que comezou como un pasatempo acabaría por confirmarse como un brote artístico sen precedentes. En apenas uns meses creou un espectacular Belén de Nadal, que chegou a ser exposto no Museo Provincial de Pontevedra a principios dos 70. As primeiras recreacións de temática relixiosa deron paso a reproducións de persoas do cotiá, ata dar vida coas súas mans a réplicas impresionantes de Rosalía de Castro, Carlos Maside ou Félix Rodríguez de la Fuente. Así o recolle José Piñeiro Ares no seu libro Historia de Pontecesures.
A propia «Cuca» contaba a súa experiencia nunha entrevista concedida a Diario de Pontevedra en 1971. Foi nun serán do Día do Pilar cando recolleu restos de barro sobrantes da obra da nova estrada, que utilizou para moldear a súa primeira figura: «un macaco». A partires de aí, viría todo o demais. «Encántame facer isto, as horas pasan moi rápido», declaraba na devandita entrevista, na que tamén explica que as figuras do Belén «fíxenas todas nun mes porque non as podía mercar».
María Magariños tivo cinco fillos e oito netos e netas. Unha delas, Olga Vieites, explica con orgullo que o prezado tesouro artístico da súa avoa o garda a familia. «Son pezas moi delicadas, porque están feitas sen cocer, pero tanto as do Belén como moitas outras aínda as gardamos», sinala Olga. «Era unha persoa con boa formación para a época. Sempre comentaba que lle tería gustado ser mestra, pero as circunstancias eran as que eran», recoñece a súa neta, en referencia á Galicia da emigración e da dura vida do rural, na que a figura da muller alcanzaba unha importancia que non era recoñecida como tal.
A pesar do interese suscitado, María negouse a sacar rédito económico das súas creacións. «Nunca quixo vender nada e iso que ofertas tivo de sobra», asegura Olga. «Como moito, regalábaas». O polígrafo Fernando Cabeza Quiles, que pasou parte da súa nenez en Cesures, visitou o taller da «Cuca» cando contaba cuns dez anos de idade. Aínda hoxe recoñece a sorpresa que se levou ao ver as figuras. «Estaban feitas con verdadeira mestría», recorda. Sobre a súa autora, fala dunha muller «amable, humilde, loitadora e indomábel».
A proposta de dar o seu nome ao tramo da Subida do Requeixo no que se atopa a súa casa forma parte dos actos organizados polo Concello co gallo do Día da Muller. O Goberno local cesureño sinala que o feito de chamar a este espazo Rúa María Magariños Figueira recoñece «o talento e a creatividade dunha muller que deixou unha fonda pegada e un legado artístico cun valor incalculable para Pontecesures».
«A Cuca» finou en 1995, aos 84 anos. Nembargantes, preto de tres décadas despois do seu pasamento, o seu legado e o seu recordo continúan máis vivos ca nunca no seu Pontecesures natal.