Sabariz da la alcaldía a Maribel Castro y deja fuera al BNG

Si Pontecesures tuviera un lema ese sería el de «La vida te da sorpresas». Y es que los aconteceres políticos de la villa van de sobresalto en sobresalto. El último se produjo ayer mismo, en el Pleno de investidura, en el que salió elegida alcaldesa, contra todo pronóstico, Maribel Castro. Es la única concejala de Independientes de Pontecesures, que fue la lista menos votada en las elecciones del día 27 con 205 sufragios. Los apoyos que recibió del PSOE y el PP fueron la clave para conseguir el bastón de mando, algo que provocó un gran revuelo en el salón de Plenos. Gritos de «¡fuera, fuera!» de los simpatizantes del BNG y también de algunos socialistas, se entremezclaban con expresiones como «¡Por fin se acabó la dictadura!».

La espectación era máxima en el salón de Plenos de Pontecesures para conocer quién sería el alcalde de la villa. De los ciento cincuenta vecinos que se dieron cita en el Consistorio pocos podían imaginar que la situación política del municipio estaba a punto de dar un vuelco con la elección de Maribel Castro como regidora. La independiente obtuvo un total de seis votos (el suyo, los tres del PP y dos del PSOE), que le sirvieron para superar al nacionalista Luis Álvarez Angueira, que consiguió cinco sufragios de su grupo.

Un auténtico revuelo fue lo que provocó la elección de Castro. Gritos de «¡fuera, fuera!» comenzaron a oírse entre el público, que se preguntaba cómo era posible que los doscientos votos de IP tuviesen más valor que los ochocientos del BNG. Muchos de los improperios e insultos que se escucharon fueron dirigidos al edil socialista Luis Sabariz, al que llamaron «traidor» y al que llegó a increpar un militante de su propio partido en desacuerdo con su decisión de votar a Castro. «O PSOE está acabado» o «O BNG non se vende» fueron otras de las frases que salieron de boca de los asistentes al Pleno. La resignación y la rabia de quienes perdieron la Alcaldía se entremezcló con la alegría de los que la ganaron, que aplaudieron en nombramiento de la nueva alcaldesa y gritaron: «¡Por fin se acaba a ditadura», en referencia al mandato de Álvarez Angueira. Del otro bando replicaron: «¡A ditadura comeza agora!».

El murmullo de la sala apenas dejó a Maribel Castro iniciar su primer discurso como alcaldesa de Pontecesures, en el que dijo que «lo importante no es que gobierne uno u otro partido, sino buscar lo mejor para el pueblo». Se comprometió a «intentar dar lo mejor de mí para que esto salga bien y, si no yo seré la primera en dejarlo o que alguien me saque del asiento». La independiente es consciente de que se le presenta una legislatura muy complicada y explicó que su investidura «no es fruto de un pacto, sino que fue una sorpresa incluso para mí». Anunció su intención de comenzar a negociar, a partir de mañana, un posible gobierno tripartito formado por IP, PSOE y PP, con la elaboración de un programa conjunto. Aún así dijo que «dialogaré con todos, también con el BNG porque tenemos todavía proyectos a medias de la pasada legislatura que hay que resolver y, además, no quiero ser dictadora. Volvió la democracia», sentenció.

Explicaciones > La de Luis Sabariz era una de las explicaciones más esperadas. El socialista aseguró que «costounos moito tomar esta decisión, foi moi difícil» y se basó en una votación en la que participaron los 16 miembros de su lista electoral. De ellos catorce se mostraron a favor de apoyar a Maribel Castro, algo que Sabariz reconoce que incumple el acuerdo marco firmado entre PSOE y BNG, pero apunta que «cando o PSOE me elixiu como candidato deixamos claro que non apoiaría na investidura a Álvarez Angueira e tampouco ó PP, polo que votando ós independientes cumplín con esas directrices».

Reconoció que la cúpula de su partido trató de convencerlo hasta última hora para que se abstuviese, pero «eu teño que estar coa xente que foi comigo na lista e eles decidiron votar a Maribel». Alega también que «isto fíxeno en defensa dos valores democráticos. Non actuei por venganza, senón co corazón, porque era necesario acabar co clientelismo e o amiguismo que o Bloque Nacionalista Galego instalou no Concello».

:: Diario de Arousa :: M. Angueira