Susana Fernandes, churrera de Pontecesures: «Los churros no tienen más secreto que la calidad de la harina y el aceite».
El mercadillo de Vilagarcía no sería el mismo sin ese tentador olor a churros que invade todo el recinto del casco antiguo y que empuja a los clientes hasta el puesto que atiende Susana Fernandes, de la churrería La Cesureña. Mientras habla no para de freír y despachar churrros. «No sé ni cuantos vendo (reconoce). Ya perdí la cuenta».
-¿Cuántos años llevan viniendo?
-A Vilagarcía unos quince años, pero vamos también a Padrón, A Estrada y Caldas. Somos ambulantes y vamos a los mercadillos. Es una tradición familiar, somos churreros y pulpeiros desde mi tatarabuela.
-El churro nunca pasa de moda.
-Nunca, los hay de crema y de chocolate, pero el que se vende es el de toda la vida. En Vilagarcía la gente nos dice que como los nuestros no hay ninguno. Y no tienen más secreto que la calidad de la harina y del aceite, que tiene que ser bueno.
-A cuánto está la docena.
-A dos euros. Cuando fue del euro la gente protestó un poco, porque subieron treinte céntimos. Pero también es verdad que luego no volvimos a subirlos más.
-¿Cuántos vende en una mañana?
-No tengo ni idea, no puedo llevar la cuenta. Seguro que lo sabe después mi padre en casa. En Vilagarcía no hay queja, se vende bastante bien. Pero siempre es mejor el verano, en invierno escasea la venta, y eso que parece que el churro apetece más con mal tiempo.
Entrevista a Susana Fernandes Jamardo. «A pie de calle». LAVOZ DE GALICIA, 20/02/08
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