La feria del automóvil recupera de la memoria los viejos «cacharros».
La Feira do Automóbil Antigo desató ayer muchas nostalgias. Esta iniciativa, organizada por la asociación «Mirándolle os Dentes», atrajo a Pontecesures meritorios ejemplares de coches y motocicletas que para muchos habían quedado ya en el olvido: espectaculares Cadillac
de aquellos que tantos juego dieron en el cine, pasando por una amplia gama de Mercedes y los Seat a los domésticos Dos caballos, Mini y Escarabajo.
Tuneados y por restaurar. De todo un poco se podía ver ayer en esta feria. Pero sin duda las piezas que más llamaron la atención eran dos lustrosos autocares: un Pegaso Seida matriculado en 1963 y un Setra, de 1975, sin olvidar una motocicleta BMW R-75 Guerra, con ametralladora incorporada, y un moto-carro Roa que recuperó Manuel Aspiazu.
Pero no solo había exposición. La cita de ayer era una buena ocasión para comprar y vender vehículos y accesorios, y hubo negocio. Muchos de los vehículos lucían por la tarde el cartel de vendido.
La organización se mostró satisfecha con el resultado de la iniciativa. Esta era su segunda feria, pero el año próximo habrá una tercera, que no coincidirá con la Lamprea y para la que hay ambiciosos planes. Cesures marcó la pauta en este terreno (en 1925 acogió una de las ferias de automóviles pioneras en España) y aspira a seguir siendo un referente.
LA VOZ DE GALICIA, 07/04/08
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