A la caza del cerdo perdido en Os Martores.
Protección Civil de Valga rescató ayer un gorrino que llevaba días merodeando por las fincas; un vecino se ofreció a adoptarlo
Los lugareños de Os Martores, en la parroquia de Valga, no las tenían todas consigo. Que un cerdo sin dueño se les apareciese junto a la verja de la finca podría interpretarse casi con un regalo caído del cielo. Pero hoy en día, con las vacas locas y las gallinas con gripe, no está la cosa como para fiarse ni de un inocente animal que, además, presentaba algunas heridas en las piernas. Ante el temor de que estuviese enfermo, los vecinos decidieron avisar al 112, que pronto encomendó tan extraña misión a la agrupación local de Protección Civil.
El presidente de la agrupación, José Manuel Otero, con algunos voluntarios, se dio una vuelta por la zona en la tarde del lunes. Los vecinos lo pusieron al tanto de los pormenores; al parecer, el cerdo llevaba una semana por los alrededores, y no sabían de dónde venía, aunque es de suponer que o bien lo habían soltado o se había escapado de una granja, porque llevaba en la oreja un precinto.
El primer rastreo resultó infructuoso, por lo que uno de los voluntarios, que además es cazador, decidió ir a su casa a buscar uno de los perros de rastreo de jabalí. Y se ve que el can, de nombre Shin-Chan, estaba bien entrenado, porque a los cinco minutos de ponerse a ello, dio con el cerdo, que estaba tan tranquilo acostado en unas zarzas. Pero entre unas cosas y otras habían pasado tres horas, se había hecho de noche y los voluntarios carecían de ayuda y medios para recoger el cerdo. Además, ante la sospecha de que pudiese estar enfermo, prefirieron que antes lo viera un veterinario. «Decidimos volver ao día seguinte, xa que de alí non ía marchar, que xa levaba unha semana polo mesmo sitio».
Y así fue. A primera hora de la tarde de ayer volvieron dos voluntarios con un remolque y acompañados del veterinario. Cuando llegaron, ya uno de los vecinos tenía localizado al cerdo, que obedientemente lo siguió para facilitar las tareas del veterinario. Tras una primera observación se pudo constatar que el gorrino no presentaba ningún problema grave de salud, y que las heridas en una de las extremidades, que fácilmente se la pudo hacer entre las zarzas y las corredoiras, se podían curar con un tratamiento.
Adopción
Así que, descartada la enfermedad, los voluntarios se llevaron al animal en su remolque hasta la base de Protección Civil. «Estamos aquí agardando a que chegue un veciño que dixo que o quería levar». Y si en las próximas horas no lo reclama nadie de los alrededores, el bicho será adoptado por tan espabilado espontáneo, que con el tiempo y la medicación pertinente, podrá disfrutar de la pata del gorrino y del resto de su fisonomía, que ya se sabe que del cerdo, se aprovecha todo.
LA VOZ DE GALICIA, 09/04/08
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