Menos mal que los Reyes existen.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

Hubo un tiempo en el que las bicicletas se alquilaban. Ahora se vuelve a hacer, pero con el objetivo de contribuir a una vida más saludable. Pedirle una a los Reyes Magos aún es la ilusión de cientos de niños y niñas. Y de adolescentes. Este clásico regalo no ha perdido encanto, porque si lo esencial es que tenga dos ruedas y un manillar, y dos ruedines complementarios si se trata de la primera que manejan los más pequeños, sus majestades de Oriente tienen un amplio muestrario en el que elegir cuando los demandantes no se lo han especificado en sus cartas. Las hay hasta pintadas con dibujos de princesitas, de color rosa o turquesa, con o sin cestillo delantero… Si el regalo es para avezados ciclistas, los modelos no se paran en colores y adornos sino en que tengan marchas, que sean de cros o de ciclismo, ligerísimas de aluminio o las más pesadas todoterreno. Los cascos son un complemento indispensable que también han dejado este año los Reyes a ciclistas y aficionados al monopatín, porque se trata de hacer piruetas con el menor riesgo posible. La fría mañana de ayer no impidió a la feliz chavalada salir a la calle a probar sus máquinas, desde bicis a monopatines pasando por los también clásicos patines.
La perplejidad de los más pequeños, de los que aún no saben muy bien de qué va esto del día de Reyes, devuelve a los adultos a su infancia. Se aferran a un peluche como a un salvavidas. Miran con nerviosismo el puzle de madera, el muñeco parlante que les hace incomprensibles preguntas o la enorme caja llena de cacharritos. Y cuando la hermanita mayor se calma un poco, agotada por la ansiedad con que abrió paquete tras paquete, surgen algunas preguntas coma la inevitable «¿por qué me trajo tantas cosas que no le pedí en la carta?» O, «¿Cómo subieron los camellos, si no caben en el ascensor?» Se olvidan de que los Reyes son magos y de que la lógica de sus precoces cabecitas no funciona con ellos. Algunos papás aún esperan el regalo que su hijo pidió para ellos en una de sus cartas, en la que nunca llegó al buzón. Puede que no se portaran tan bien como cabía esperar. También para los adultos. Dicen los expertos que la crisis afectó a los Reyes, que este año se contuvieron un poco a la hora de hacer regalos. Fueron un poco más prácticos, sobre todo con los adultos, que se levantaron casi con tanta ilusión como los niños para mirar si les dejaron algo al lado de sus zapatos. «¿Has sido bueno papá?»

Columna «Patio de Vecinos». LA VOZ DE GALICIA, 07/01/09


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