La papeleta negra.
Hablábamos ayer un compañero de t rabajo y yo sobre las posibilidades que el sistema democrático ofrece para ejercer el voto de cabreo en ese momento en que el ciudadano puede decidir; o sea, cada cuatro años, Sopesábamos el valor del voto en blanco, y la llamada de atención que supondría para los candidatos que un importante número de ciudadanos lo ejerciese. Pero mi compañero decía que no, que el voto en blanco ni sumaba ni restaba, y que a los receptores del mensaje les era indiferente. Barajamos entonces la posibilidad de la abstención, pero claro, para alguien como yo, que todavía vivió los últimos coletazos de la dictadura, lo de no ejercer el derecho al voto es como prescindir de un helado en el desierto. Entonces yo dije que debería haber una papeleta negra, la del cabreo, la de la protesta en contra los gastos excesivos de la Xunta, contra las corruptelas del PP y los amiguismos del BNG. A él se le ocurrió otra idea, la de restar puntos, como en el carnet de conducir, aunque muchos incluso quedarían a deber. Estábamos en el trabajo, pero conversaciones similares las habrá en el bar o en el salón de cada casa, porque son muchos los cabreos pero pocos los canales de transmitirlos.
Columna «El Mirador». Susana Luaña. LA VOZ DE GALICIA, 08/02/09
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