El Xesús Ferro Couselo de Cordeiro busca reeditar victoria en Voz Natura.
El vigente campeón provincial ha comenzado con su plantación de huerta con las fresas, los ajos y las cebollas
El colegio Xesús Ferro Couselo de Valga, vigente ganador provincial del Voz Natura, opta a la reelección como mejor proyecto ligado a la naturaleza. Y es que las condiciones que se citan en este centro lo hacen especial y diferente a muchos otros colegios participantes. Un rápido vistazo al entorno hace presagiar que el programa acometido no es exclusivo del recinto interno. El verdor natural y lo puro del aire que rodea a los estudiantes provoca la mitad de la magia. El otro 50% lo pone la tradición organizativa.
En Valga, el equipo de plantación y limpieza está conformado por alumnos y profesores pero también por madres y familiares. Este hecho potencia la movilización interna y perfecciona las actividades. Esta implicación, una constante en los últimos años, hace que los más pequeños vean con otros ojos las labores de contacto con la tierra.
Fresas, ajos y cebollas son solo algunas de las futuras delicatessen que habrán nacido del esfuerzo del centenar de alumnos de la parroquia de Cordeiro. A pesar de las recientes lluvias, el huerto ya luce sus primeras decoraciones. Los colores de las flores evidencian que se trabaja sobre abonado, en todos los sentidos.
Más apuestas de naturaleza
Paralelamente al trabajo en la tierra, el centro educativo de Valga apuesta por el reciclaje, por el agua, por las maquetas y también por conservar las tradiciones ancestrales de Galicia.
Su estudio sobre el nivel de producción de basura reciclable arrojó un dato para la reflexión. Un colegio de un centenar de alumnos utiliza 12.000 envases desechables al año. Cuando se trata de centros con mayor alumnado, la tasa de basura se multiplica preocupantemente.
Del mismo modo, la entrada del colegio alberga la maqueta presentada el año pasado en Voz Natura en la que una vista aérea de la zona donde se circunscribe el colegio es reproducida fielmente a escala con materiales de desecho. Por si fuera poco, han instalado puntos lumínicos para impartir lecciones de orientación y geografía local.
Finalmente cabe destacar que además del carnaval, en el centro es famoso su intento de recuperación y mantenimiento de la malla tradicional. Animales, niños, padres, madres, abuelos y abuelas cooperan para que el proceso no se pierda en el tiempo ni en el olvido y de paso para que el molino de agua acabe moviendo de nuevo su piedra.
LA VOZ DE GALICIA, 22/02/09
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