La Ruta Xacobea extenúa a Meca.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

El campeón de natación recorre la Ría de Arousa y remonta el Ulla en seis horas

David Meca tuvo que ser atendido en el pantalán de Pontecesures, tras perder el conocimiento.

Llegar, llegó, pero las condiciones no fueron precisamente las mejores. Y es que desafiar las gélidas aguas gallegas en pleno invierno tiene un coste, y éste lo descubrió ayer David Meca, el veterano nadador de larga distancia y showman, que después de lograr la hazaña de recorrer a nado los más de veinte kilómetros que separan Vilagarcía de Pontecesures, tuvo que ser trasladado al Hospital Clínico de Santiago de Compostela para ser atendido de una fuerte hipotermia.
Meca, el elegido para protagonizar el primer acto de promoción del Xacobeo 2010, era consciente de la dificultad que entrañaba el reto de remontar a nado la ría de Arousa y recorrer el trayecto que realizó la barca de piedra que trasladaba al Apóstol Santiago, preparándose para ello mentalmente, y sobre todo, físicamente, al engordar cinco kilos sobre su peso normal para protegerse del frío.
Este era el principal temor que tenía el nadador antes de salir de la dársena de Vilagarcía, más incluso que el de la fuerza de las corrientes, miedo que acabó siendo premonitorio de lo que luego ocurrió. No se amilanó. Repartió besos y abrazos a autoridades y público y se zambulló en las gélidas aguas de la ría de Arousa con su eterna sonrisa en la boca. Brazada a brazada comenzó a avanzar con la corriente en contra hacia la isla de Cortegada, escollo que superó casi una hora después seguido muy de cerca por la comitiva de embarcaciones de su equipo.
Con el agua entre 10 y seis grados, el trayecto se hizo duro y se notó en los calambres que sufrió Meca en varias ocasiones. Con un equipo médico que le inyectaba antiinflamatorios, el nadador pudo ir cubriendo etapas, alguna de ellas muy dura, como el tramo de Catoira, donde la presencia de bancos de arena le obligó a nadar en zig zag y retrasó mucho su avance.
Seis horas y media dando brazadas permitieron que avistase, ya en plena noche, las luces del muelle de Pontecesures, donde le aguardaba una multitud para jalearle, entre la que se encontraba su propia madre. Escoltado por un grupo de piragüistas, Meca hizo su entrada en el muelle entre aplausos, pero a menos de cien metros, se encontró con el último escollo: una corriente de seis nudos que le impedía avanzar.
La solución tuvo que ser nadar en paralelo al muelle, superarlo y dejarse arrastrar por la misma corriente hacia el pantalán. Este último esfuerzo acabó con las pocas energías que todavía le quedaban al nadador que, totalmente exhausto, fue incapaz de subir al pantalán.
Los primeros auxilios se los prestaron un grupo de voluntarios de la Cruz Roja y sus médicos, que lo protegieron del frío con una manta térmica ante la mirada atónita de los cientos de curiosos que le esperaban.
Tras un primer reconocimiento en un centro de salud cercano, los médicos optaron por trasladarlo a Santiago, donde permanecía ingresado y monotorizado en el Hospital, aunque fuera de peligro.

FARO DE VIGO, 06/01/10


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