El despido de varios trabajadores en abril de 2008 destapó las dificultades económicas de la entidad.
El despido en abril del 2008 de varios trabajadores de la Fundación Camilo José Cela, tres de los cuales tuvieron que ser readmitidos por orden judicial, sacó a la luz pública la delicadísima e insostenible situación económica que atraviesa la entidad cultural con sede en la aldea natal del escritor, en Iria-Flavia. Tanto es así que se vio obligada a entrar en negociaciones con la Xunta para que esta la rescatara, hasta el punto de que, finalmente, el Gobierno gallego pasa a hacerse cargo de la fundación.
El resultado de esas negociaciones son los acuerdos aprobados ayer en la reunión del patronato, entre los que están el préstamo de parte del legado del escritor para su exposición pública en el complejo cultural del monte Gaiás. Entre esos fondos, sin duda, los de mayor valor son los manuscritos originales de las obras de Cela, que se exhiben en una cámara de seguridad. Ayer también acordaron cambios en el patronato y, con ello, de los cargos de la fundación, que podría pasar a estar presidida por el propio conselleiro de Cultura.
El traslado de los fondos es el precio del rescate que paga la entidad para garantizar su pervivencia, pero también lo paga y caro la villa de Padrón, cuya corporación política muestra su más absoluto rechazo a tal medida. En palabras del grupo del PP de Padrón, el traslado del legado del nobel «é o peor que lle podía pasar a Padrón neste século».
A la par de las dificultades económicas de la fundación, que el propio gerente reconoció y atribuyó a la pérdida de patrocinios privados, también trascendió, entre otros datos llamativos, la elevada nómina de Tomás Cavanna, que años atrás ya superaba los 6.000 euros. Ayer se confirmó su cese y su relevo por la hasta ahora subdirectora, Covadonga Rodríguez. El gasto en personal, que supone el 80% del presupuesto anual de la fundación, la llevó a querer prescindir de trabajadores. Ese presupuesto se situaba, hasta la pérdida de patrocinadores privados, entre los 500.000 y 550.000 euros y, según un plan de ajuste, podría reducirse a 350.000, que es al parecer lo mínimo para garantizar el funcionamiento de la fundación. También trascendió que la entidad entró en déficit en el año 2008.
Precisamente el gasto de personal fue la excusa para recortar el horario de visita a las instalaciones culturales, que en invierno permanecen cerradas los viernes por la tarde, sábados, domingos y festivos, a la par que se incrementaron los precios de entrada. Con ello las visitas cayeron, como, por ejemplo, las del Museo Ferrocarrilero John Trulock, que está cerrado en la actualidad. La fundación le ofreció al Ayuntamiento de Padrón la gestión de este museo.
LA VOZ DE GALICIA, 28/05/10
0 comentarios