Maldados, o cómo hacer de la risa una ilusión permanente.
La ‘troupe’ padronesa perfila la gala benéfica de Valga//Canjea entradas por comida solidaria
Son cachondos hasta la saciedad y derrochan humor, ingenuidad y fantasía por los cuatro costados. Los seis integrantes del grupo humorístico Maldados, nacido en una noche de San Juan de hace cinco años en la aldea de Angueira de Suso, en la parroquia de Santa María de Cruces (Padrón), han hecho del arte de arrancar carcajadas a mansalva su santo y seña. Dicen que la vida hay que tomársela con filosofía y con mucho humor, porque el mundo mirado «con seriedade é moi triste», recalca ?scar Perol, uno de los principales impulsores de esta iniciativa.
«Eu sempre lle pregunto ao público se se lembraron durante os 120 minutos da actuación da hipoteca, das débedas ou desta crise que nos desinfla. Non. Foron felices por uns intres, e ese é o mellor pago».
Sobre los Maldados, ?scar recalca: «O grupo naceu por casualidade. Empezamos na aldea, para animar as festas e a xente pediu máis. Logo invitáronnos a unha casa de Calo para entreter nun cumpreanos, de ahí pasamos a actuar nun restaurante de Rivadulla no 2007 e comenzou a nosa roda».
No saben bien qué es lo que engancha al público, pero lo cierto es que «ninguén se move do sitio ata que termina o noso espectáculo. Chegamos incluso a parar orquestras y tivemos máis dun susto ca Garda Civil». Claro que a esto hay que añadir que algunos de sus skecht tiene a la Benemérita como punto de parodia. Este año llevan a cuesta más de cuarenta actuaciones por toda la geografía gallega, cuentan con un club de fans («que nolo fixeron») integrado por más de 1.500 personas y un sinfín de amigos en Galicia y Asturias.
Lo más singular de este grupo pseudo humorístico-musical y de parodia es la gala benéfica que desde hace tres años realizan en Valga a iniciativa propia. El festival solidario, que este año se celebra el día 18 (19.30 horas), sirve de punto de partida del nuevo espectáculo: Infiel (comedia sobre los líos amorosos a través de Internet).
La entrada se canjea por alimentos no perecederos (logran más de 2.000 kilos de comida) que donan a las «monjitas da Cociña Económica de Santiago. Este é para nós o espectáculo máis emotivo. Elas están alí, en primeira fila, atentas e agradecidas. E ves a tanta xente no auditorio, cativos que traen ata sacos de patacas collido do faiado… Pónseche a pel de galiña, e sínteste ben por dentro».
EL CORREO GALLEGO, 15/12/10
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