Abarrote total en el Auditorio de Ferreirós para ver en escena a las “estrellas” de Valga.

Jóvenes del municipio se animaron a cantar en directo y a interpretar varios temas.

La expectación que generó entre los vecinos de Valga el Festival de Verano que se celebró el fin de semana fue enorme. Más de seiscientas personas se dieron cita en el Auditorio de Ferreirós, que registró un aforo propio de las grandes ocasiones, con las butacas completas y e incluso gente de pie que no quiso perderse las exhibiciones de las ??estrellas? valguesas. Jóvenes del localidad se animaron a coger el micrófono y cantaron en directo temas conocidos por todos y, también en el apartado musical, los integrantes de la Escola Municipal de Música hicieron sonar sus instrumentos arrancando los aplausos del público.
Uno de los momentos estelares llegó con la salida al escenario de la joven Zoe Santos, que ofreció una exhibición de gimnasia rítmica. A sus doce años de edad es ya toda una veterana en el mundo del espectáculo. Compite desde los seis años en bailes de salón y desde los 11 en gimnasia, disciplinas en las que acumula diversos premios. A finales de mes participará, con la cinta, en el Campeonato de España que se celebrará en Zaragoza y en Valga ofreció algunas pinceladas de su valía artística. Su actuación fue espectacular, demostrando tener una flexibilidad impresionante y dejando a los asistentes con ganas de más. Como también lo hizo Silvia, profesora de la actividad extraescolar de bailes, que ofreció una exhibición de lo más lograda. Después fue el turno de sus alumnos, que escenificaron varias coreografías, como un cha-cha-cha, un vals o el Tango Llorón, tema del ??Patito Feo? que corrió a cargo de los más pequeños.

Teatro > Alrededor de tres horas se prolongó el espectáculo en el Auditorio Municipal, entre las siete de la tarde y las diez de la noche, un tiempo en el que el público no pudo quitar el ojo de un escenario por el que también pasaron los miembros de la Escola de Teatro de Valga. Pusieron en escena dos piezas y ambas causaron agrado entre el respetable. Primero fue el turno de los niños que forman parte de la agrupación, que representaron la obra ??O Zapateiro de Valga?, que tuvo como protagonista a un zapatero prodigioso al que no faltó la ayuda de un grupo de simpáticos y trabajadores duendecillos.

Su testigo lo recogieron, minutos más tarde, los mayores con el espectáculo ??A familia sempre unida?, en el que las disputas entre parientes estuvieron al orden del día. ¿El motivo? Uno muy recurrente y que suele estar detrás de muchos de los conflictos familiares en la realidad: la herencia de un hombre que parece tener las horas contadas. Su parentela trataba de rifarse el patrimonio del anciano, aunque, al final, parece que fue el moribundo el más listo de todos y sus familiares se quedaron con las ganas.

En definitiva, no faltó de nada en una de las tardes más festivas de los últimos meses en Valga, desde música hasta teatro, pasando por distintos ritmos para bailar y gimnasia. El público no tuvo motivo para la decepción ya que el programa fue de lo más completo y muchos ya aguardan una cita similar para volver a disfrutar del talento que esconden algunos de los vecinos de la localidad del Ulla. Este mismo mes tendrán ocasión de asistir a otras actividades culturales y lúdicas que se desarrollarán en el Auditorio, como el festival para conmemorar el 25 aniversario del colegio Xesús Ferro Couselo, que tendrá lugar el sábado, o un concierto de los integrantes más jóvenes de la Banda de Música, que está programado para el día 28.

DIARIO DE AROUSA, 16/06/10

El guardia civil que disparó a Mari Luz Posse dice que no sabía lo que hacía por encontrarse borracho.

Reconoce que fue él quien apretó el gatillo cuando la mujer se encontraba en el cuartel de la Guardia Civil de Cambados para denunciarlo por maltrato

Jaime Maiz Sanmartín, el guardia civil que en la madrugada del 15 al 16 de diciembre de 2007 mató de un disparo en la cabeza a su ex pareja sentimental, María Luz Posse Fernández, en el cuartel del Instituto Armado en Cambados, volvió a confesar ayer que él fue el autor del disparo que acabó con la vida de esta mujer de 43 años de edad, pero asegura que lo hizo sin ser consciente de ello debido al estado de embriaguez en el que se encontraba y a que hasta hacía relativamente poco tiempo se encontraba a tratamiento debido a una baja psíquica por depresión.
A la fiscal especializada en asuntos de violencia de género de la Audiencia Provincial de Pontevedra, Carmen Novo, le sorprendió al término del juicio con jurado popular que se inició ayer la “memoria selectiva” que demostró tener el acusado . Curiosamente tan sólo recuerda episodios de aquella noche que le benefician pero no así los que le perjudican.
Mientras que el fiscal y las acusaciones solicitan una pena de 20 años de prisión por un delito de asesinato, la defensa alega esta supuesta pérdida de la consciencia para solicitar libre absolución aplicando la eximente de embriaguez, o en todo caso, que sea condenado a una pena de cinco años por homicidio con atenuantes. La prueba de la alcoholemia que le realizaron en el propio cuartel arroja un resultado positivo de 0,86, sin embargo, la práctica totalidad de los testigos que declararon ayer (incluidos varios compañeros de Maiz) coincidieron al señalar que, aunque el acusado se encontraba algo bebido “era consciente de lo que hacía” o lo notaban con ciertos síntomas de embriaguez pero “normal”.
Para empezar, el procesado dice no recordar el momento en el que, tras encontrarse con María Luz y una amiga (Giovanna C.) en el patio de las dependencias de la Guardia Civil a donde se habían dirigido para denunciarle, subió a su vivienda en la casa cuartel, recogió su arma reglamentaria bajó y le disparó en la frente a su ex pareja desde unos cuatro metros de distancia, falleciendo en el acto. Maiz dice que no se enteró de que había disparado a María Luz hasta que escuchó la detonación: “Recuerdo el flash, mucha luz y despertar, me quedé quieto con las manos en alto”. A partir de entonces, dice que ya recuerda todo con bastante exactitud: “es como el que va borracho y le tiran un cubo de agua fría”, señaló el acusado, quien se mostró impasible durante todo el juicio.
Quien sí recordó cada detalle de lo que supuestamente sucedió aquella madrugada (“vuelvo a revivir aquella noche cada día”, dijo a los medios al término del juicio) fue la amiga de María Luz que la acompañó al cuartel de la Guardia Civil denunciar a Maiz por el acoso al que estaba sometiendo a su ex pareja.
Giovanna C. relató como acompañó a María Luz a su casa y que en el trayecto Jaime Maiz realizó varias llamadas de teléfono a la víctima que o bien rechazaron o bien le comunicaron al acusado el deseo de su ex novia de no volver a verlo. Cuando llegaron al domicilio de la víctima, María Luz y su amiga decidieron continuar hasta la casa de esta última al ver aparcado el coche del acusado. Aseguran que Maiz las continuó acosando allí y de nuevo cuando volvieron al domicilio de Mari Luz, por lo que llamaron a la Guardia Civil. En ese momento Maiz ya había vuelto al cuartel. Allí se dirigieron Mari Luz y su amiga para interponer denuncia ante la “tardanza” de la Guardia Civil en llegar al lugar de los hechos, manifestó esta testigo.
El abogado de la acusación particular mostró su sorpresa por el hecho de que una vez allí tanto la víctima como el agresor pudieran compartir un mismo espacio pese a que la mujer anunció su intención de interponer una denuncia contra su ex novio. El agente de puerta del cuartel convenció a Maiz de que se fuera para casa y a los tres minutos este bajó y disparó a María Luz en la cabeza a tan sólo unos metros de distancia. “Vi abrir la puerta y que salía, levantó el arma, le apuntó a la cabeza y yo le grité ¡Jaime! y ya está. En un principio pensé que le había dado en el estómago o algo así pero luego ya la vi la herida en la cabeza y me escapé corriendo y gritando”, relató Giovanna.
El otro testigo de los hechos fue el guardia civil que acompañaba a las dos mujeres. “Llegó por sorpresa, es algo que no te esperas y yo no estaba de frente para verlo venir, cuando alguien entra por la puerta con el arma montada no te da tiempo a hacer nada”, dijo. Tras el disparo le echó la mano a la pistola “se la bajé poco a poco, por si se le ocurría hacer un disparo más, tenía el brazo fuerte, rígido pero luego lo fue bajando poco a poco” y luego le entregó el arma: “me dijo: ya está, antes de que me arruine ella la vida ya me la arruino yo”. Este agente describió como Maiz Sanmartín se inclinó ligeramente para evitarlo en la trayectoria de tiro y así poder alcanzar a María Luz sin herirlo a él, algo que para la fiscal es señal inequívoca de que el acusado sabía lo que hacía y no estaba “tan borracho”.
Aquella noche, Maiz había estado de cena con sus compañeros al igual que la víctima. Dijo que la intentó ver porque así habían quedado tras mantener una conversación de hora y media el día anterior tras la cual parecía que podían acabar como amigos una relación finalizada hacía unos meses. Sin embargo, las amigas de María Luz dicen que la mujer no quería nada con él ya que “le tenía miedo”.
El juicio, que está rodeado de tensión ya que Maiz está en libertad debido a su error judicial que indignó a la familia de la víctima, continuará hoy con la declaración de los peritos. Por ello, el acusado llegó sin esposar y por su cuenta entre grandes medidas de seguridad.

FARO DE VIGO, 16/06/10