A los gorrinos de Valga les llegó su hora.
Tras unos cuatro meses de crianza en un cubierto habilitado en la Escuela Taller, a los cerdos de Valga les llegó su particular San Martín, que no es otro que la recreación de la matanza tradicional que se celebrará en Cordeiro. Los gorrinos, dos, tienen las horas contadas. Uno más que otro, porque morirá este mismo viernes de un tiro, como obliga la normativa. Su carne hará las delicias de los estómagos de todos cuantos acudan el día 9 de marzo a la fiesta en A Candieira. Zorza, callos y cocido completarán un menú en el que tampoco faltarán las filloas. Cinco euros es el precio a pagar por quienes quieran degustar estos manjares, que tienen de plazo hasta este sábado, día 2, para anotarse en la Casa Consistorial o en el Auditorio Municipal.
Y como prolegómeno de la comida, la recuperación de las tradiciones que antaño rodeaban a la matanza del cerdo, comenzando por la propia muerte del animal. Será el segundo de los gorrinos criados por el Concello, que tendrá unos días más de vida que su compañero. En A Candieira, donde se instalará una carpa que cobije a los asistentes, vecinos e integrantes de varios colectivos del municipio recrearán la matanza. Darán muerte al animal, lo quemarán con paja (que junto con la resina era lo que se utilizaba antiguamente en lugar de los actuales sopletes) y lo abrirán para vaciarlo. Su carne será vendida o subastada entre quienes quieran adquirirla, mediante una fórmula que todavía está estudiando la secretaria municipal, explica la concejala de Cultura, Mari Carmen Castiñeiras.
Crianza
Ella, junto a otros trabajadores del Concello, se encargó de alimentar y cuidar a los dos cerdos desde que fueron adquiridos allá por el mes de noviembre, cuando apenas llegaban a los cincuenta kilos de peso. Se les habilitó un cubierto en el recinto de la Escuela Taller y, durante todo este tiempo, fueron alimentados con verduras, mondaduras de patatas y otros desperdicios. Nada de pienso, todo alimentos naturales con los que han crecido de lo lindo. Rondan ahora los 120 kilos cada ejemplar. ??Están bonitos, ben de peso?, confirma la concejala valguesa.
Con esta fiesta en torno a la matanza del cerdo, el Concello de Valga continúa con su trabajo en pro de la recuperación de las tradiciones y del patrimonio inmaterial, una senda que la administración local comenzó hace años con actividades como la sementeira, la recogida, la malla o la molienda del trigo. El carácter intergeneracional de estas citas permitió que las nuevas generaciones de valgueses pudieran conocer de mano de los mayores de la villa cómo se trabajaba la tierra cuando la maquinaria todavía no había ganado espacio en la agricultura.
DIARIO DE AROUSA, 26/02/13
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