Campaña, la recta de la discordia.

Publicado por Luis Angel Sabariz Rolán en

CAMPAP?A

La reforma de la recta de Campaña (Valga) nació envuelta en la polémica. El conflicto no cesó ni durante la ejecución de los trabajos, ni cuando estos remataron. En el foco del conflicto queda aún el medio centenar de vecinos que llevan cinco años esperando a que la Xunta les abone el dinero de las expropiaciones. Este grupo, organizado en plataforma, ha decidido engalanar las farolas que alumbran la carretera con carteles que aluden a la deuda de la Xunta. No es esta la primera vez que deciden llevar sus protestas a los postes del alumbrado: ya han colocado pancartas en otras ocasiones, pero no les ha servido de nada. «O conselleiro de Medio Ambiente nin sequera nos quere recibir. Pedímosllo dúas veces. Somos cidadáns, temos os nosos dereitos. ¿Por que non da a cara?», dice el portavoz de los afectados, Darío Cordo.

Otras vías

Así que, mientras debaten si ir a manifestarse a Santiago, o deben recurrir al Valedor do Pobo, o si lo mejor es explorar las dos vías a la vez, estos vecinos intentan convivir con la «impotencia» que dicen sentir. «Leváronnos a terra e non nos pagaron», explican. No solo no han cobrado cantidades que suman alrededor de 577.000 euros, si no que, quien más quien menos, ha tenido que hacer frente a los gastos derivados de reponer los muros y los cierres que la mejora de la carretera se ha llevado por delante. «No ano 2008, cando cambiou o goberno da Xunta, deixaron de pagar. Esa é a única realidade», recalca Darío Cordo, quien vuelve a poner voz al colectivo al que representa para lamentar, también, «que o alcalde non presione para que se solucione isto».

Los terrenos que les fueron expropiados eran necesarios para acometer un plan de mejora de la seguridad vial que, según afirman estos vecinos, cojea por todas partes. «Eu nunca tivera problemas, e desde que fixeron á obra xa me entraron por dúas veces coches na terraza», dice la propietaria de uno de los establecimientos hosteleros que flanquean la carretera. Otros vecinos secundan sus protestas. Se quejan de la falta de pasos de peatones en todo el recorrido y de que los dos que existen están muy mal señalizados «e calquera día vai haber unha desgraza». Se lamentan, también, de que las rotondas son invisibles de noche, ya que «os focos non funcionan». Y no se olvidan de la maleza que crece allí donde el cemento y el asfalto dejan un hueco por el que asomar. «Esta obra á xente que ten negocios nesta zona non nos trouxo máis que problemas». Dos establecimientos hosteleros han visto como la actuación les recortaba las zonas de aparcamiento que tenían reservadas para sus clientes. Y en la carretera, la verdad, no abundan los lugares en los que estacionar vehículos libremente.

LA VOZ DE GALICIA, 29/03/13


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