Salva a una perra que fue arrojada con las patas atadas al río Sar en Padrón.
La rescató un joven que paseaba por la zona y se queda con el animal
Mario Agrasar Piñeiro junto a «Lila» en uno de sus ya habituales paseo por A Pobra.
Lila es una perra mestiza de pastor alemán de menos de un año que acaba de salvarse de morir ahogada en el río Sar a su paso por Padrón, donde apareció con las cuatro patas atadas con una cuerda. El animal se recupera en A Pobra do Caramiñal, en la casa de su salvador, Mario Agrasar Salegui, de 21 años.
Sobre la una de la tarde del miércoles pasado, este joven paseaba a caballo por unas pistas paralelas al río Sar en la villa y en el último puente, antes del paseo fluvial de la desembocadura, se paró y avistó en la orilla del río un animal que, en principio, le pareció un «raposo» y que estaba intentando salir del agua. Tenía el cuerpo en el agua y la cabeza en la orilla.
Se acercó y vio que se trataba de una perra que estaba con las cuatro patas atadas. Se apresuró a sacarla del agua y a quitarle las ataduras. La llevó al veterinario, donde no le apreciaron lesiones importantes, aparte de las fuertes marcas dejadas por las cuerdas y una importante desnutrición. Tras comprobar que no tenía microchip, aunque sí una pequeña placa con el nombre Lila, la llevó a su casa, donde actualmente se recupera.
El vecino de A Pobra se puso en contacto con la asociación de defensa de los derechos de los animales Vox Ánima, con sede en A Pobra, que en su momento denunció la aparición en los últimos meses de otros perros atados de la misma forma en playas de Rianxo, Boiro y Ribeira. Ahora, la asociación denunció el caso de Lila en el Seprona.
Preocupación
Desde Vox Ánima muestran su «preocupación» por lo que califican de «costumbre» que parece que «se está extendiendo», ya que es el cuarto caso de animales en dicho estado o, quizás, «incluso el quinto si contamos un dogo aparecido en Aguiño, pero en avanzado estado de descomposición lo que impedía asegurar que estuviese atado, aunque presentaba marcas de ataduras en sus patas».
Mario Agrasar, que ayer ya paseaba por las calles de A Pobra con la perra, tiene previsto quedarse con el animal para «coidala ao máximo posible», después de todo lo que le pasó. Se queda con ella y le deja el mismo nombre. ?l lo tiene claro: la persona que la dejó allí quería que se ahogara, por la forma en la que estaba depositada la perra a la espera de que subiera la marea y porque, según dice, era imposible verla a menos que «te pararas na ponte e miraras a propósito abaixo, para o río». Dado que se trata de un animal joven, Vox Ánima apunta la posibilidad de que el dueño de la perra de deshiciera de ella porque «non lle servía para o traballo que quería».
Salvada de ese negro destino, Lila encontró en el joven Mario a su mejor amigo.
La Voz de Galicia
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