El temor enraíza en Pontecesures.
Butrones, rejas burladas y puertas de bancos vencidas a golpes. En Pontecesures, los ladrones parecen dominar todas las malas artes para adueñarse de lo que no es suyo. Decir que en el Concello se han cansado de esta situación sería como afirmar que llueve sobre mojado: el gobierno que encabeza el nacionalista Álvarez Angueira ha elevado en reiteradas ocasiones sus quejas por la falta de seguridad que impera en el pueblo y que se tradujo, la pasada semana, en que el estanco de la calle San Lois fuese atracado dos veces en veinticuatro horas. En esta ocasión, la reacción municipal no se ha hecho esperar, y ayer el Ayuntamiento envió un escrito a la subdelegación del Gobierno de Pontevedra para solicitar la constitución de una junta local de seguridad que sirva para acabar con la marea de robos que comenzó hace casi un año.
Ahora hay que aguardar respuesta de Pontevedra. Y la espera se puede hacer eterna si los robos continúan al trepidante ritmo de las últimas semanas. Los vecinos están exasperados por todo lo que está ocurriendo, temiendo siempre convertirse en el próximo blanco de algún caco. La inseguridad ha llegado a tal punto, explica la concejala Cecilia Tarela, que cada vez que se funde una bombilla del alumbrado público se recibe una cascada de llamadas de personas que alertan del problema y que solicitan que la avería se arregle de forma urgente, temerosos de que la oscuridad anime a los ladrones.
El Concello intenta que las averías se corrijan de inmediato. Aunque no siempre es posible. Hace dos meses, cuando una cascada de personas alertaron de que parte de la Avenida de Arousa estaba sin luz, los operarios de la empresa que se encarga del mantenimiento del alumbrado no lograron corregir el problema antes de que llegase la noche: la avería la habían causado unos ladrones que arramplaron con unos 400 metros de cable del alumbrado público. Y más que se habrían llevado si no los hubiesen interrumpido.
Ese robo se produjo en el mismo fin de semana en el que se produjeron cuatro asaltos a cuatro viviendas de la localidad. Y no fue la única vez que coincidieron varios atracos en el tiempo. «Tivemos semanas de cinco roubos», recordaba ayer la concejala Cecilia Tarela. Sin embargo, y a la espera de que la subdelegación del Gobierno revise sus datos, en el mes de febrero el departamento de Antonio Coello calificaba de «normales» los índices de criminalidad que se registran en esta localidad del Baixo Ulla.
Pero con esa afirmación nadie comulga en Pontecesures, donde los robos son una realidad cotidiana. La preocupación aflora en las conversaciones de bar y en las redes sociales. La comparten, también, los tres grupos que conforman el gobierno local (BNG, PSOE y TeGa) y la oposición. Luis Ángel Sabariz salía a la palestra hace unas semanas reclamando que se adoptasen medidas para acabar con la inseguridad en Pontecesures.
La Voz de Galicia
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