Unos vándalos talaron un pino y lo cruzaron sobre el vial que une Moldes y Vilarello, en Valga.
La ??noite meiga? de San Juan es para muchos sinónimo de fiesta y gamberradas. Para otros, como los efectivos de emergencias, es una noche de alerta permanente, en la que todo puede pasar. Desde la circunstancia más graciosa a la más peligrosa e irresponsable. Ambos extremos se tocaron en Valga, donde unos vándalos no tuvieron mejor idea que atentar contra la seguridad vial en la carretera que une los lugares de Moldes y Vilarello, sobre la que tiraron el tronco de un pino. Primero lo cortaron con una sierra de mano, para después atravesarlo sobre la calzada, en las inmediaciones de una curva. La fortuna quiso que los conductores que circulaban por la zona se percatasen de la presencia de este obstáculo en la carretera, ya que de lo contrario las consecuencias podrían haber sido graves. Efectivos de Protección Civil acudieron sobre las dos de la mañana a retirar el árbol.
Fueron nueve los efectivos que estuvieron de guardia hasta las cuatro de la madrugada (después se redujeron a tres), sin que se produjeran otras incidencias descacables, más allá de algunos contenedores movidos. La anécdota más graciosa se descubrió cuando ya había amanecido. Su protagonista, una pequeña oveja blanca que alguien dejó atada en la puerta del Concello. La cría, de apenas unos meses de vida, se pasó parte de la mañana resguardada en unos terrenos colindantes (junto a la réplica de la casa natal de La Bella Otero) esperando a que apareciese su dueño, a quien quizás la broma no le haya parecido tan graciosa. Protección Civil se afanó por localizar al propietario del animal e incluso Radio Valga lanzó el aviso a través de las ondas, pero hasta las dos del mediodía nadie había acudido a reclamarlo.
Contenedores desubicados y señales dañadas fueron una constante en casi todas las localidades del Ulla-Umia. Por lo general, la noche transcurrió sin demasiados sobresaltos. Las hogueras estuvieron controladas en su gran mayoría (la lluvia caída durante la tarde del lunes contribuyó a ello), si bien algunas se encencieron sin autorización. Ocurrió, por ejemplo, en Cuntis. Solo una fogata contaba con permisos y era la de Castrolandín, pero los veciños del lugar de A Casiña se aventuraron a enceder un fuego no autorizado que, sobre la una de la madrugada, motivó la intervención de guardias forestales que estaban de servicio. Estos obligaron a los vecinos a apagar las llamas, puesto que la hoguera carecía de un seguro que cubriera posibles incidentes.
Diario de Arousa
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