La corrupción y Cataluña centran la atención en el belén artesanal de Valga.
Cientos de personas hacen cola para disfrutar del nacimiento más singular de Arousa.
Cuando se abrieron las puertas del belén de Valga para que el público pudiese escuchar los discursos del acto de inauguración, ya había gente que llevaba una hora esperando para coger sitio, y la cola era de más de un centenar de metros. Y es que el peculiar nacimiento artesanal y en movimiento de este municipio sigue generando una enorme expectación. Su mezcla de religión, etnografía y actualidad hace que acudan a verlo desde varios puntos de Galicia. Y como no podía ser de otra forma, todos los ojos buscaron ayer al presidente cesado de Cataluña, Carles Puigdemont, y a algunos de los protagonistas de los más sonados casos de corrupción del año.
En efecto, el fallido proceso independentista catalán y el rosario de casos de corrupción que se han ido destapando a lo largo de los últimos meses ocuparon buena parte del frontal de la primera parte del Belén. Las imágenes de Puigdemont y algunos de sus «consellers» camino de Bruselas, o de la vieja cúpula de Bankia rodeados de montañas de billetes de 500 euros en el interior de una cueva fueron algunas de las escenas más fotografiadas por los curiosos.
Y tampoco faltaron las alusiones al ambiente prebélico entre Donald Trump y Kim Yong-un, o a la grabación de la serie de televisión «Vivir sin permiso», con sendos muñecos de los actores José Coronado y Álex González.
Pero el nacimiento de Valga es mucho más que un guiño a la actualidad. Tiene preciosas imágenes en movimiento, muchas de las cuales se conservan de un año para el otro, como el telesilla de una estación de montaña, dos trenes, el pelotón de la Vuelta ciclista a España, la batalla contra los franceses de Casaldeirigo o la procesión de los lacones de Vilar.
En otros casos, las piezas articuladas recrean oficios tradicionales o actividades típicas de Valga, como es el caso de la molinera, del herrero o del pescador que echa la caña desde la orilla de un arroyo.
Hay también espacio para la crítica social, con la impresionante recreación de una aldea «gallega en venta» que se encuentra en la parte alta de una montaña.
Faro de Vigo
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